Capítulo 70. Ni una palabra

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- De verdad no entiendo cómo puedes tener celos de un plomero Luis -- se acerca acariciando su mejilla -- Estoy contigo no? Para que quiero a alguien más si ya te tengo

- Quién dijo que me tienes? -- finje no adorar el momento

- Yo obviamente -- juega con su corbata -- Pero si tú dices que no -- da de hombros separándose -- Pues ve y agárrate a tu secretaria -- camina a su bolso -- Yo me agarró al plomero

- Hey no! -- la sigue

- Estoy bromeando tonto -- ríe -- Pero si me tengo que ir

- A dónde -- la toma de la cintura -- Quédate conmigo un rato -- murmura

- Ahora quieres que me quedé contigo? --- ríe -- Que no ayer dijiste que estaba imposible?

- Lo dije porque estaba enojado -- le resta importancia

- Adoraría quedarme, pero tengo que resolver unas cositas -- toma su bolso

- Que cosas? -- la ve

- En la noche te cuento -- se gira dándole un beso corto -- Además tienes que recoger tu oficina -- ríe

- Bien, en la noche conversamos entonces -- suspira resignado

- Si, te amo -- sale de la oficina

- Algo está planeando -- se cruza de brazos -- Y no me gusta





Después de abandonar la constructora, Ibarra la lleva junto con Matamoros para ver cómo iban los avances de la casa, al menos ya el piso estaba limpio, las ventanas también y el olor a polvo junto con hojas secas ya no estaba, subió las escaleras para poder revisar el estado en que se encontraban las habitaciones.

Le entró algo de nostalgia al ver tan vacía la de Isabela, lo único que quedaba era una que otra decoración, peluches y fotografías, de viajes en los que fueron juntas o simplemente en las que ella estaba, eso le dolió bastante pues había criado a su sobrina cómo si en realidad fuera su hija, tenían una linda relación que ahora estaba perdida.

Escucha pasos que se acercaban a ella, seguro era Matamoros con las personas que arreglarían, además de decorar todo de nuevo, comienzan a ver que tipo de cambios le harían a la habitación, luego siguieron con las demás, decidió que el cuarto de Lucho seguiría igual que cómo en el departamento, el de Dash tendría cambios ya que ahora contaba con mucho más espacio.

Al no saber aún el sexo del bebé sólo pide que dejen una habitación lista para hacerles cambios en cualquier momento, mientras ellos se encargaban de perfeccionar los planos, ella va a su antigua habitación con Matamoros siguiendole el paso, sólo por si quería llevarse algo, además de ser su apoyo emocional.

Entrar en aquel lugar le movió muchas cosas, cómo los años que fue infeliz junto a Felipe, todas las veces que tuvo ceder para no arruinar sus planes hasta aquella noche dónde trató abusar de ella, pensar en eso sólo le dio escalofríos, recordó también cuándo secuestró a Saúl para tratar de amarrarlo a ella, además de salvarle la vida pero lo del amarre era más su prioridad.

Aquel día que la trajo a casa por estar exageradamente borracha y que terminaron en la cama, sin duda iba a deshacerse de esa cama, no por Luis sino por ella, no quería recordar todo eso al tratar de descansar, además era hora de soltar la parte mala, empezaba una nueva etapa en su vida, el pasado ya no debería de estar ahí siendo cómo una espinita que molesta. 

A medida que iba avanzando se dio cuenta que sus joyas ya no estaban, igual ya se había imaginado que no estarían, llegando al área dónde pasaba largo rato arreglandose encontró casi todas sus cosas en su lugar, de nuevo faltaban anillos, pulseras y demás, en su closet la ropa continuaba ahí colgada, con un poquito de fuerza lo empuja dejando ver aquel pasadizo.






- Estás segura que quieres entrar? -- va a ella -- No es muy pronto?

- Sólo quiero ver si hicieron algún destrozó -- entra -- Puedes venir si quieres

- La acompañare porque está muy oscuro -- va tras ella -- Luego se me cae

- Dame tu brazo entonces -- ríe bajo

- Va a conservar su santuario? -- la sostiene

- Si, así asustó a Luis con convertirlo en sapo -- prende la lámpara

- Lo vas a terminar asustando -- niega

- El no es Saúl -- ríe soltandose de su brazo -- Luis si es un hombre -- levanta algunas velas -- Es algo tosco pero tiene su lado tierno

- Dejá te ayudó -- se ofrece





Entre los dos se dedican a ordenar un poco el lugar, al estar frente a las máscaras de nuevo toma la decisión de tirarlas, le quita el polvo a las fotografías de sus padres y la de César, por fin sentía que ellos estaban en paz, eso la dejaba más tranquila, estaba tan metida en la fotografía de sus padres que no escuchó cuándo Matamoros la habló.

El tuvo que acercarse y tocar su hombro para que saliera de ese transe, sólo ahí se enteró de la hora que era, colgó las fotografías de nuevo para después salir con un poco de prisa, faltaba cómo una hora o dos para la cena pero Luis sin duda ya se encontraba en la casa, si iba a contarle todo lo que planeaba hacer era preferible que estuviera relajado y no enojado porque era tarde.

Despacharon a toda la gente pidiéndoles que vinieran mañana temprano, luego de cerrar bien la puerta fueron hasta el coche, Ibarra se había quedado dormido de tanto esperar, recibió un regaño por Matamoros obviamente, minutos después estaban estacionados frente a la entrada de la casa de Luis.






- Ni una palabra de dónde estuvimos -- advierte en lo que rodean el coche -- Le soltare la bomba en un rato

- Y yo porque se lo diría -- se queja -- No le debo explicaciones, no es mi jefe

- Pero a veces eres algo chismoso -- caminan a la puerta -- Se te pegó en París

- Y a ti no? -- se cruza de brazos

- Oyeme! Yo soy mujer, lo llevo en la sangre y me junte mucho con tu novia también -- ríe





Maratón

Perfume de mujer [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora