La chica de las cartas suicidas ⎯ Bang Chan

6.

Había terminado las clases por lo que mis padres querían que fuéramos de viaje a un lugar en especial. Corea del Sur.

Yo no entendía el motivo pero aún así apoyé la desicion que tomaron. Pues yo no deseaba ir a ese viaje porque era más especial para mis padres que para mí. Sin saber por qué.

Yo prefería pasar vacaciones en casa junto a la tecnología y comodidad de mi cama, más unas buenas pijamadas y relajamiento todo el día, sin tener que andar pensando en las diferentes tareas que debía terminar.

Deje una nota despidiendome de mi tía, ya que era como una segunda mamá, era como si ya hubiera sabido lo que pasaría en este viaje.

Acomodé las últimas cosas en la valija y decidí bajar de una vez, para desayunar bien y luego dirigirnos al aeropuerto. La típica rutina de todos, o eso supongo.

- Buenos días. - saludé mientras refregaba mis ojos con la manga de mi buzo, el cansancio gobernaba en todo mi cuerpo.

- Buenos días hija. - saludó mi madre mientras me servía un café con leche - ya tienes todo empacado, verdad? - se sentó frente a mi.

- Sip, creo que no se me olvida nada. - tomé un sorbo del café y encendí mi celular.

- ¿Cómo están mis dos mujeres? - habló mi padre adentrándose a la cocina.

- Bien. - respondimos ambas y me concentre nuevamente en el dispositivo.

- Hija, deja ese celular. - ordeno mi padre a lo que yo lo deje boca abajo sobre la mesa mientras insultaba entre dientes, siempre tan inmadura.

- Papá. - llamé su atención - ¿Qué tiene tan especial Corea? - pregunté tomando otro sorbo de café y sirviendome unas tostadas.

- Allí nos conocimos. - respondió mi madre - recuerdo que iba caminando y chocamos, desde entonces me enamore de él, fue como amor a primera vista. - dijo mientras acariciaba la nuca de mi padre, para mis ojos era una escena un tanto asquerosa e incómoda.

- Demasiado cliché lo suyo, pero bueno, subiré a terminar de guardar algunas cosas que quedaron.

Dicho eso, dejé mi tasa en el lavaplatos y subí directo a mi cuarto. No me entusiasmaba la idea pero si me parecía interesante.

Guardé unas pocas cosas más y me acosté en la cama dejando que las notificaciones entraran, pero no fueron muchas realmente.

Solo un video nuevo de mi youtuber favorito, unos mensajes y un nuevo seguidor en Instagram.

Para distraerme comencé viendo el vídeo, el cual, como de costumbre, le di like y luego pase a ver los mensajes.

Mi BFF
Aún estás en tu casa?

Loquito
Me desperté, dime qué aún no te has ido.

Mi mejor amiga tenía planeado venir a casa, tener una pijamada y al día siguiente, hoy, despedirse de mi en persona. Pero mi madre no me dejó y ahora tenía que despedirme de ella así, por llamada.

Lo mismo pasó con mi mejor amigo, una llamada de despedida y ya. Lo que me emocionaba era que cuando volviera haría pijjamadas con ambos.

Colgué la última llamada y simplemente me quedé observando un punto fijo en el piso, sin mucho sentido o noción del tiempo.

- ¿Pasó algo? - entro mi madre y pasó su mano por delante mío haciéndome reaccionar.

- Si, no es nada. - agarre felizmente la valija y bajé. Mi bipolaridad es muy notable.