18.

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El llanto se apoderó de cada parte de mi, mi mundo se derrumbó por completo, comienzo a hundirme, comienzo a tener más fuerzas para acabar conmigo misma.

Odié a cada uno de esa estúpida escuela, a cada puto estudiante de mierda que le puso etiquetas a mi amigo.

Había tantas cosas que él no me había dicho, tantos secretos que se guardó para él mismo, se había vuelto alguien callado sin darnos cuenta.

Un mes desde que mis lágrimas no dejaban de salir, un mes desde que su presencia es cada vez más ausente, un mes desde que la escuela ya pasa por dos muertes. Uno tal vez lo merecía pero el otro no. Mi amigo no lo merecía.

Sus ojos bien rasgados y con brillo dejaron de esperarme en la entrada de la escuela, su linda sonrisita tímida dejo de ser observada por mis ojos, sus pequeños hoyuelitos habían desaparecido por completo.

Todo estaba empeorando cada vez más, Hyunjin ya no me habla, me ignora por completo, Félix ya me mandó a la mierda como si nada, Seungmin casi ni lo veía y las pocas veces que lo podía ver simplemente me preguntaba cómo iba con las materias pero no hablábamos del recientemente fallecido. Es como si no hubiese existido.

Chan y yo seguíamos hablando de vez en cuando, algunas veces me compañaba hasta mi departamento y hablábamos de como me sentía y varias veces acabamos abrazados llorando.

Chan me había contado como había conocido al menor y que desde ese día lo aprecio tanto cómo pudo, tanto él como yo nos arrepentimos de no haber estado cuando él nos necesitaba.

Compartimos muchas experiencia juntos, son momentos que añoraré por muchos años. Si es que sigo viva porque estoy a nada de dejarlo todo.

Mis clases de literatura acabaron dejando paso al pequeño receso de quince minutos dónde todos los estudiantes se volvían animales con tal de llegar temprano a la cafetería para comprar rápido.

Yo simplemente me dirigí hasta mi casillero para sacar los cuadernos de la siguiente asignatura.

Desde lo sucedido con Jeongin, Minseok comenzaba a hablar más seguido conmigo, se alejo de los otros dos chicos y se volvió alguien más bien solitario.

Changbin y él aún se odiaban a muerte, nunca me dijeron porqué pero la duda me está corcomiendo demasiado.

- Hola. - saludo un chico de cabellos castaños y un físico que daría miedo a la primera vista.

- Hola. - saludé dejando mis últimos cuadernos para sacar los otros - ¿que sucedió con el negro? - dije mirando su cabellera, la cual quedaba muy bien su nuevo tono de color.

- Pues, lo cambié, me aburrí del negro y quise probar algo menos rudo, según muchos eso era.

- Te queda bien. - fue lo último que dije para luego empezar a caminar en dirección al salón donde tomaría la siguiente asignatura.

El peli castaño me seguía mientras hablaba de como estuvo su día. Estuvo así hasta que llegamos a mi salón, el cual él no tenía permitido entrar por órdenes del director "ningún estudiante puede entrar a otro salón que no sea el correspondiente a su horario", esas palabras más otras reglas no les había caído del todo bien a los estudiantes pero no había otra cosa que hacer.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - asenti una vez había dejado mis libros dentro en mi asiento y salí para poder seguir hablando - ¿por qué siento que tus amigos evitan el tema de.....ya sabes?

- No lo sé, es una duda que recurre a mi la mayor parte del día, es como si Jeongin nunca hubiese existido. - el peli castaño se quedó callado por primera vez en todo el camino.

La chica de las cartas suicidas ⎯   Bang ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora