Cold Blood✅ [Libro 2]

12. Manipulación

Mi tobillo esta destrozado.

He caído con todo menos con gracia, puedo vislumbrar los raspones y magulladuras por toda mi piel. Esto se debe a que he aterrizado dando vueltas sobre una superficie cubierta de grava, si, calculé mal y en lugar de caer sobre la suave arena, me fui de llenó contra las piedras. El impacto torció mi tobillo en una posición alarmante y me hizo rodar y meter mi cara y todo mi cuerpo contra el suelo rocoso.

—Pensé que eras una especie de Keanu Reeves, versión mujer.

El vampiro latino me miraba desde arriba. Yo seguía tirada boca arriba, soportando el dolor que amenazaba con llevarme a las lágrimas. El chico se agacha, apoyándose sobre las puntas de sus pies y evalúa mi tobillo, un chillido escapa de mi y ya no puedo evitar llorar. 

Solo agradezco que hayamos quedado medio cubiertos de la vista por unos arbustos.

—Coño, eso luce mal.

—¡No me digas! —sollozo.

Por lo menos es amable al no dejarme a mi suerte al no salir corriendo. Luce un poco contrariado, hasta que mete un brazo por debajo de mis axilas y el otro debajo de mis rodillas para elevarme en volandas.

—Estamos cerca de la entrada trasera. Me vas a deber una grande porque jodidamente has arruinado mis planes de escape.

No digo nada, aunque el dolor vaya disminuyendo y pueda comprender lo que dice. ¿De dónde salió este chico? Siento que la vida quiere decirme algo y estoy siendo demasiado lenta para captarlo.

Como siempre...

Entrar fue más fácil de lo que pude imaginar, eso se debe a que en la parte trasera de la villa había solo personal humano, que, debido a la reunión, estaba teniendo un momento de descanso. Solo nos encontramos con una muy aturdida chica, cuyos ojos estaban vacíos, mirando a la nada.

Ni siquiera pareció notar cuando pasamos por delante de ella en la cocina. No pude dejar de verla, incluso luego de pasarla yo seguía mirando hacía atrás.

—Se acaban de alimentar de ella, tendrá por el resto del día ese aspecto de zombi. No debería extrañarte, llevas más tiempo aquí que yo.

Desvío la mirada al frente.

—No salgo de mi habitación —me excuso.

Tal vez solo decidí ignorar ese hecho.

No puedes salvar a todo el mundo Anabelle. A penas si puedes hacerlo contigo.

Bueno, voz en mi cabeza. Eso es cierto. Joder, es tan difícil hacerse de la vista gorda, quema en lo más profundo de mi. También soy humana, en parte. Esto es bestial, los están dañando y llevando a un punto cercano a la muerte pero que no llega a alcanzarlo del todo.

—Llegamos a sus aposentos, princesa —la voz del chico me sobresalta.

Por poco olvido que literalmente me lleva a cuestas. Él tiene razón, estamos en el piso de arriba, justo donde comienza el ala este y donde se encuentra (unas puertas más allá) mi habitación.