Cold Blood✅ [Libro 2]

20. El despertar del ángel (Parte II)

En un principio, cuando ingresé en esa cripta, supe que yo sería la más afectada. Es poder y pureza que emanaban la piedras me golpeo incluso antes de acercarme. Apenas ponía mantenerme de pie estando ahí. Ellos notaban como hora tras hora me iba deteriorando, A todos les afectaba, pero en mucha menor medida. Oded tenía buena resistencia de aspirante, a ella fue a quien se llevaron primero, sin ningún tipo de protesta, ella solo escuchó una propuesta y decidió que estaría mejor del lado enemigo.

—Debí saber que algo no iba bien cuando Víctor apareció con Ashton y Athea. Ese fue el primer indicio de la desgracia. Simour y Rinna fueron ejecutados ante mis ojos. Solo por jurar lealtad a Arion.

Todas las miradas están puestas en mí, menos la del chico con cabello platinado, mi líder ladea la cara, su mandíbula esta tensa y tiene los puños apretados. Busco consuelo apretando la mano de Dick que se encuentra en la mía.

>>Hablaron con Athan, como miembro del concejo y no como prisionero. Fue entonces cuando la alianza comenzó.

—¿Que pasa con la chica? —cuestiona el hermano de Arion.

A penas soy capaz de escuchar, todo mi cuerpo arde tras pasar veinticuatro horas encerrada.

—Se va a morir —sé que esa debe ser Athea, es la única mujer que está con ellos—. Deberías verla, Ashton, es un reflejo de ti, apuesto a que tiemblas estando aquí dentro y por ello te refugias en ese patético traje.

—Así como el trono pide respeto y se lo damos, te exijo lo mismo, Athea —Ashton furioso se dirige hasta mí.

—A mi no me exiges nada, niño. No puedes ofenderte cuando solo digo la verdad. Los desechados como tu no tienen oportunidad de discutirle al trono y si tratamos contigo es por nuestra conveniencia, no por miedo a lo que puedas o no hacer. Si lo decidiera, aquí y ahora acabaría con todo tu teatrito de poder.

Hay burla en el tono de Athea, no puedo saber si Ashton es afectado por sus palabras, cuando intento ver su rostro está demasiado cerca. De pronto, todo lo que veo se torna borroso y un dolor crepitante se instala en mi vientre al ser pateada con fuerza sobrehumana. Termino por golpear la pared que posee barras de oro. El grito no se hace esperar, las quemaduras arden, la fuerza me abandona y apenas puedo arrastrarme lejos de las piedras que están quemándome.

Estoy desvaneciéndome cuando unos elegantes zapatos de tacón semi-bajo se detienen junto a mi cara, me encojo, pues temo ser pateada de nuevo, no lo resistiría.

En cambio, no llega un segundo ataque, solo es Athea, ella se agacha hasta estar completamente en mi campo de visión y me toma la cara clavando las uñas en la carne blanda de mis mejillas. 

—Esta sirve —informa luego de examinarme de un lado al otro.

—No, está podrida —sentencia Ashton—. Matarla es el camino, eso desiquilibrará a los seguidores de Vriklas.