Cold Blood✅ [Libro 2]

18. ¿La verdad?

Me despierto bastante desorientada, mi cuerpo es poseedor de un extraña pesadez embriagante. Estoy tentada a seguir durmiendo de no ser porque el espacio donde me encuentro acostada, a pesar de ser muy cómodo, no es una cama y es bastante pequeño. De eso me doy cuenta cuando, al intentar girarme, termino cayendo de cara en el piso.

Me siento y desperezo aun con los ojos cerrados , en serio me siento muy pesada.

—Como rompas mi sofá te voy a tomar de aperitivo Katherine.

Esa voz.

Voy abriendo los ojos despacio mientras mi visión se acostumbra a la luz blanca, estoy necesitando lentes pero puedo deducir dónde me encuentro y quién está frente a mi.

—Pareces un mafioso ahí sentado y acariciando a ese gato.

El animal maúlla en mi dirección como sabiéndose aludido en nuestra conversación.

—Tenía la esperanza de que Hades te despertara de un susto y gritaras por ayuda que quiere comerte.

Miro a Arion de hito en hito, digo, ha estado descuidando su imagen y probablemente su estado físico pero...¿Se estará volviendo loco?

—No no lo estoy —dice frustrado e intentado articular con sus manos, pero su gato lo araña impidiéndolo—. Has eso de nuevo y te dejo sin pelo.

Hades gruñe y salta de su regazo, juro que ha girado los ojos en su dirección y se pavonea hasta el espacio que queda en mis piernas al estar en posición de indio. Aprovechando su excesiva confianza lo acaricio detrás de sus orejas y el ronronea satisfecho haciéndose una pequeña bola oscura.

—Parece que te ha conquistado ya, te advierto que es un malagradecido.

—Tiene su encanto —murmuro—, igual que tú —aclaro mi garganta—... que todos ustedes quiero decir.

—¿Qué enamoraste de mí Katherine? Porque mi frío corazón no soporta más romance absurdo.

—No tienes tanta suerte Arion. Ya la tentaste al enamorar a Ana.

Al oír su nombre hace una evidente mueca de dolor. Se ve relajado y mejor que en los últimos días, parece como si ese peso que lo estaba encorvando ya no estuviese. Veo que no va a hablar sobre ella. Nos quedamos en silencio, uno un poco incómodo ya que este Vriklas y yo a penas si hemos compartido un par de palabras. Incluso antes de su intento de quitarme la memoria.

Duele un poco saber que Anabelle se marchó con la idea de que no pensaría en ella como la chica que en pocos meses se convirtió en una gran amiga. Que pensara que era lo mejor para mi. Y heme aquí.

—¿Por qué me devolviste los recuerdos Arion? ¿No era más fácil dejar todo solo entre ustedes?

Me sorprende cuando se desliza del sofá individual y adopta una posición de piernas estiradas frente a mí. Hades decide que estará mejor en sus brazos otra vez y bufo.