15. Al descubierto

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—¿Por qué no me lo dijiste desde el principio?

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—¿Por qué no me lo dijiste desde el principio?

—Necesitaba tener tu confianza por mis propios medios.

—¿Torturándome y manipulándome?

—Me quedaba sin opciones, Anabelle.

Me muerdo la lengua, pues la réplica atorada en mi garganta es todo menos cortés.

Termino mi desayuno, mirando hacía la fuente en el jardín y procurando no pensar en las infinitas cosas que quieren aparecer en mi cabeza.

—¿Por qué? ¿Por qué yo?

—Eres la única hasta el momento que ha soportado el cambio...después de mí.

Eso lo entendía, lo que no quedaba claro era cómo, Ashton es el ser más inestable que existe, me resulta imposible de creer que pudiera crear el híbrido perfecto.

—No eres el híbrido perfecto —expresa Cayden, haciéndome abrir los ojos y de nuevo cuidar lo que pienso—. A madre le gusta decir que yo lo soy. Tu solo eres alguien que soportó la transición de la forma adecuada y aparentemente te encaminas a controlar todas las fases de tu nuevo ser.

No encuentro mejor forma de saber justamente qué es este nuevo ser. Y entiendo a Cayden, aunque no apruebo muchas de las formas en las que llevó la situación. Es un chico abrumado por la responsabilidad y sumido en la soledad. No solo en el sentimiento de sentirse solo, sino también de ser el único que comprende lo que conlleva ser lo que es, ser diferente de todos.

Él está mirándome con una extraña expresión. Ahora que sé que como Athea, él es capaz de entrar en mi cabeza fácilmente, no será tan sencillo que logre descifrarme. Sé lo que haré y puede que vaya a equivocarme, vivo para ello.

Por primera vez creo que el camino se ha abierto a mí con claridad.

Lo miro seria y altiva, directamente a los ojos y sin intimidarme ni un poco. Imagino que hay una cortina que me protege se su embrujo y al parecer funciona porque cuando antes su mirada me parecía hipnotizante, ahora no es más que unos ojos que ruegan por que caiga.

Y si eso es lo que quiere. Es lo que le daré.

—No entiendo como no lo noté antes, tus ojos no son profundos como los del resto. Son brillantes y casi en un tono fluorescente. Vibran —río—. No estoy de acuerdo con tus métodos Cayden. Creo que hay mucho de lo que debemos hablar antes de ir a donde exactamente quieres.

Asiente pensativo y busca entrelazar nuestras manos sobre la mesa.

—En el fondo sabía que serías capaz de ver más allá.

—No es lo que estoy haciendo —apretó los labios—. Estoy dándote el beneficio de la duda porque he aprendido a conocerte. No estoy involucrándome con el trono ni aceptando nada que venga de ellos. Hago esto por nadie más que por ti.

Cold Blood✅ [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora