Capítulo 6 Esencia adolescente.

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Luna P.O.V

- Un dios o una diosa no puede ser vampiro. Y en tu caso, como lo eres, se supone que no deberías poder obligar a nadie y al anular la orden que Klaus le puso a Stefan creo que sobrepasaste los límites. Ni siquiera acabo de entender cómo has podido anular la orden de Klaus y seguir con vida - explicó.

- Ella es muy poderosa - contestó Damon lamiéndome la mejilla para hacerme sonreír un poco a pesar de lo débil que estaba.

- Vigiladla esta noche - dijo mi padre para mis hermanos.

- Eso dalo por hecho - contestó Stefan cogiéndome en brazos para llevarme arriba.

Al llegar a nuestra habitación Damon corrió las sábanas y Stefan me dejó cuidadosamente en la cama.

- No puede morir, Damon - dijo Stefan preocupado por mí.

Damon estaba enfadado, probablemente se sentía impotente por no poder hacer nada por salvarme.

- Stef, no voy a morir - le aseguré sonriendo de lado por lo débil que estaba.

Ambos me quitaron la ropa hasta dejarme en ropa interior. Se tumbaron junto a mí y al cabo de unos minutos me dormí.

- Vaya, vaya. Esto se pone interesante - comentó una voz en la oscuridad. Esa voz me resultaba familiar. Como si ya la conociese de algo.

- ¿Quién eres? - pregunté.

- Me conoces pero no te acuerdas - contestó.

- Soy Hades y digamos que estás atrapada entre lo vivo y lo muerto; el otro lado divino. Siempre que mueres por otras causas que no sean kriptonita celestial te quedas atrapada aquí durante unos segundos y después vuelves otra vez a la vida olvidando todo lo relacionado conmigo - añadió apareciendo ante mí.

Era un hombre corpulento más alto que yo. Vestía la característica túnica blanca que portaban los dioses griegos, solo que la suya en vez de ser blanca era negra. Supuse que era para dar a entender que le iba la muerte y todo eso. Todos los dioses que había conocido hasta ahora eran sumamente guapos y musculosos. Pero mis hermanos lo eran más.

- Pero voy a volver a la vida, ¿no? - pregunté dándome cuenta que yo también vestía una túnica griega como él. La mía era blanca al contrario que la suya.

- Mmm..., deja que lo piense - contestó haciéndose el pensativo.

- ¡No! - respondió de inmediato.

- Ya te he dejado vivir mucho tiempo y a pesar de ello siempre me robas las almas de tus seres queridos. Ya me has engañado bastantes veces y estoy harto - se quejó.

- ¿Y no podemos llegar a un acuerdo? - seguí preguntando.

- Además no he muerto por kriptonita celestial  - añadí.

- Querida, yo soy Hades y me alimento de las almas. Si no hay almas de las que alimentarme no podré continuar siendo guapo y la belleza para un dios lo es todo - explicó.

- Por favor, haré lo que me pidas siempre y cuando no sea matar a mis seres queridos - le pedí.

- Tu padre divino es guapo, ¿no? - insinuó.

Luna Salvatore [3] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora