Epilogo

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"No existen los finales felices"

Nueve años es un lapso de tiempo que puede transcurrir de manera imperceptible, dependiendo de las situaciones que se hayan atravesado. Para Hermione Granger los últimos meses eran algunos de los más difíciles, incluso todas las luchas para llegar hasta donde estaba; no eran comparación. Prueba de ello se veía reflejado en su aspecto cansado, pálido y ojeroso. Sin olvidar el mal humor con el que algunos días tenía que lidiar.

Sus compañeros permanecían alejados de ella por miedo a sus reacciones. No podían culparla ya que conocían lo estaba sucediendo en su vida gracias a Rita Skeeter.

La castaña masajeo su sienes con movimientos firmes y profundos, sus codos se apoyaban sobre su escritorio mientras mantenía su cabeza baja. Quería llorar, gritar y lanzar cosas contra la pared para sacar toda la frustración que sentía en esos momentos. El sonido de golpes en su puerta hizo que se enderezara en su asiento y acomodara con rapidez algunos papeles.

— Adelante.

Harry asomo su cabeza con una sonrisa preocupada, una que últimamente veía a diario en cada rostro conocido. El hombre de anteojos tomo lugar frente a ella y exhalo profundamente. La morena desvió su mirada hacia el rincón más alejado de su oficina, intuía las intenciones de su amigo en su semblante.

— Hermione, ¿estás bien? — La mujer se encogió de hombros negándose a mirarle. — ¿Por qué no me lo dijiste?

El silencio se hizo presente entre ambos, al igual que la tensión empezaba a formarse en el ambiente.

— No es un tema del que me guste hablar. — Contesto, finalmente bajando su mirada. — Además,  gracias a esa despreciable mujer ya todos lo saben.

— ¡Por merlín, Hermione! Somos amigos y se supone que hay confianza entre nosotros. — Replico Harry con molestia. No tomando importancia de la rigidez en el cuerpo de su compañera decidió continuar, tenía que saber lo que estaba sucediendo. — ¿Imaginas mi sorpresa al ver el periódico de esta mañana? La palabra divorcio estaba escrita tan grande que podía verla desde el otro lado de la calle.

Las manos de la mujer se cerraron en forma de puño hasta que sus nudillos se tiñeron de color blanco.

— Tiene que haber una solución. — Dijo el Auror cruzándose de brazos.

— No Harry, creo que la separación es la única solución para este problema. — Respondió Hermione sacudiendo su cabeza. — Imagina que Fleur y yo nos quedáramos juntas, sería un infierno peleándonos día y noche, además de que los niños serian testigos de nuestro odio mutuo.

— Pero... — La voz del hombre se desvaneció al ver el semblante cansado de su amiga. — Supongo que tienes razón. ¿Fleur y el bebé están bien?

La castaña asintió con una sonrisa melancólica mientras inhalaba profundamente.

— Ellos están bien. Pero yo siento como si me hubiera caído de una escoba.

— Sabes que puedes confiar en mí, y cualquier cosa que necesites las puertas de mi hogar estarán abiertas.

— Gracias Harry. — Susurro Hermione con la mirada vidriosa. — Últimamente todo lo que me rodea está afectándome... Primero el embarazo de Fleur, después el divorcio de Ron y por ultimo mis desvelos por cumplir los antojos de mi esposa.

Una sonrisa verdadera se había dibujado en los labios de la morena antes sus últimas palabras. Por un momento el dolor en su espalda desapareció junto con su mal humor.

— ¿Puedes creer que Fleur se haya comido un sándwich de maní con kétchup y atún? — Pregunto sintiendo un estremecimiento por todo su cuerpo.

She will be lovedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora