Hasta luego Emma

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Todos esperaban su respuesta con grandes expectativas.

Ahora Emma supo lo difícil que es rechazar a alguien en un espacio público y frente a personas que no esperan un "no" de tu parte.

Si James le hubiera pedido matrimonio en un lugar mas privado solo entre ellos quizás tendría el valor para rechazarle

Pero al ver a todos sonriendo pensando que al fin ha encontrado al hombre perfecto y la felicidad que su padre reflejaba, hacia difícil no fingir una respuesta.

— Si, si me quiero casar contigo — Responde Emma con una leve sonrisa.

Todos aplaudieron y saltaron de alegría.

James se acercó al rostro de Emma y unió sus labios con los de ella suavemente.

Esta vez, Emma no sintió nada. Nada de química, sin conexión o mariposas en el estómago.

Luego de celebraciones y aplausos, Emma sube cansada a su habitación. Por nada en el mundo hubiera imaginado lo que se iba a venir. Si hubiera sabido, ni siquiera hubiera salido de su cuarto.

Lo peor de todo es que Emma no amaba a James, pero al ver a su padre con las esperanzas en el cielo en el momento de la propuesta, no quizo decepcionarlo.

Lo único que le queda es casarse con James. Nadie sabe si en algún momento Emma cambiaría de opinión y lo puede llegar a amar.

Debido al calor que ya estaba haciendo sudar a Emma, pensó que al no poder ir a la playa, podía al menos darse un chapuzón en la piscina cerca del jardín.

Sacó un bikini rojo que combinaba perfectamente con sus labios y unas sandalias color crema.

Bajó silenciosamente las escaleras y fue  a la gran piscina con agua fría que refrescaria su cuerpo.

Emma se encontraba nadando sola sin que nadie la moleste, cosa que no tardaria mucho porque pronto iría a casarse y tendría que organizar la boda y disparates en los que no sentía  interés.

El sol empezaba a ocultarse y ya sus dedos se empezaban a arrugar pero no tenía la mínima intención de salir de la piscina.

Una silueta a lo lejos se venía venir.

Era James con una toalla colgando de su hombro.

"Ya viene este"— Dijo Emma en voz baja.

Mientras más se acercaba se veía la sonrisa en la cara de James y sus intenciones de adentrarse en la piscina también.

— Hola cariño — Le saluda James quitándose su camiseta.

Emma vio el abdomen bien marcado de James donde tenía un pequeño tatuaje por las costillas, pero específicamente algo le había llamado la atención.

El ombligo de James era extraño aunque Emma trató de no darle mucha atención  a ello.

James entró a la piscina y se acercaba cada vez más a Emma. La chica trataba de alejarse poco a poco.

Emma no podía creer que a pesar del obvio desinterés que ella le mostraba a James, el seguía insistiendo y se hacía el ciego a todas las señales que esta le daba.

Mientras se acercaba a ella, algo en los pies de James le causaba molestia. Era el collar de la madre de Emma que al parecer había caído accidentalmente en el agua.

James se abajó y lo tomó

— ¿Qué es está cosa fea? Pensé que aquí limpiaban las piscinas. — Dice mostrándole el collar a Emma

—  ¡Ese es mi collar! — Exclama — No me di cuenta cuando lo perdí.

— ¿Es tuyo? — Frunce el ceño confundido. — Si quieres mañana te puedo llevar a comprar joyas de mayor elegancia y belleza.

— Era de mi madre — El enojo se escucha en su voz — Y no gracias, creo que soy capaz de comprar mis propias joyas.

Por suerte, una de las sirvientas había llegado evitando que Emma suelte todo lo que pensaba decirle a James.

— Señorita Brown, la buscan en la entrada.

Emma encontró raro aquel llamado a esas horas del día. De igual forma agarró su toalla y salió toda mojada de la piscina para ir a la entrada.

Quedó boquiabierta al ver que Chris le esperaba desde la parte de afuera ya que no le permitían el paso. No supo que decir por unos segundos pero luego pudo reaccionar

— Chris... — Lo mira con ojos despavilados y tratando de asimilar la realidad. — Déjenlo entrar por favor.

Chris entró despacio y ambos se fueron a una esquina sin tantas personas alrededor.

— Me alegra ver que estas bien — Dice Chris admirando lo bella que se veía Emma cuando estaba mojada.

— Gracias, yo también me alegro por ti.

— Me hubiera gustado llegar en otro momento pero... — Se detiene — ¿Quien es el chico en la piscina? — Pregunta al ver la silueta de James en el fondo.

— Es... mi prometido — Enuncia Emma dirigiendo su mirada al suelo.

Algo se había roto dentro de Chris.

— ¿Te casarás con alguien a quien no amas? — Cuestiona

— ¿Que te hace pensar que no lo amo? — Frunce el ceño

— Cuando hablas sobre lo que amas tus pupilas se dilatan y pestañeas más de lo normal. — Declara al ver que Emma no actuó igual al mencionar a su prometido.

— Pues... te equivocas — Intenta mentir — Ve al punto, ¿Que haces aquí?

— Solo vine a disculparme contigo personalmente. Tenias toda la razón, no debí haber hecho lo que hice y todas las noches me doy cuenta de lo mucho que me arrepiento.

Emma quería hablar y decir lo que sentía pero por alguna razón sentía que su voz se quebraba.

— Y sé que parte del plan era enamorarte para aprovecharme de ti pero quien terminó enamorándose fui yo. — Agrega Chris

— Chris... — Trata de hablar

— Por favor, déjame terminar — Le interrumpe — Le hice caso a tu consejo y le dije a mi padre lo que realmente quiero hacer en la vida, por eso mañana me mudaré a Manchester y así no tendrás que verme nunca más.

Emma no creía lo que escuchaba. El chico que ama se mudaria lejos de su alcance y sentía la impotencia de no poder hacer nada al respecto debido a que ya estaba comprometida con otra persona.

Un impulso desde el fondo de su ser le hizo acercarse hacia Chris y darle un abrazo de despedida.

— Te deseo lo mejor Chris — Dice con sinceridad y casi al punto de llorar.

— Yo también Emma, espero que tu matrimonio resulte bien. — Se aleja de Emma y camina hacia la salida.

Emma solo se quedó de pie viendo como Chris salía de la mansión cuando en realidad quería volver hacia el y hacerlo quedarse de nuevo.

Una lagrima de tristeza cae de su ojo sabiendo lo mucho que extrañará la compañía de Chris en su vida.

Ahora Emma era quien se arrepentía de haberlo dejado ir.

Cautivado por mi herenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora