II

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"Demonios internos. Son el combustible de el ser humano, todo se mueve gracias a ellos, nos sentimos llenos de satisfacción y honor cuando apaciguamos uno, nos sentimos vacíos cuando uno o más de uno está insatisfecho. Cuando no puedes detener tus emociones es que tus demonios te controlan por completo, tu mente muere mientras vé como lentamente el cuerpo escapa de su poder, se vuelve un ente, una pequeña voz en el espacio en donde anteriormente era rey, y los demonios internos se toman el tiempo de voltearse; de clavar sus ojos llenos de emociones desatadas a la mente, como una macabra despedida.

Hay muchos que han sucumbido ante ellos, muchos hombres que se han perdido en la búsqueda de el control sobre ellos. Solo hay una forma en la que los puedes suprimir por completo, ¿es que acaso no lo ves? ¿Acaso no oyes mi voz tratando de guiarte, de quitarte ese peso que recae en tus hombros? ¿Cuánto tiempo más crees que puedes ignorar mi dulce voz, mis órdenes como tu líder? ¿Como tu primarca?"

Dahlaser abre los ojos con una seña de espanto en su rostro. Su meditación es apresuradamente cortada por el mensaje que acababa de escuchar en su oído. Los demás astartes a su alrededor giran un poco la cabeza en su dirección sin abrir sus ojos, ellos no querían desconectarse de sus propias meditaciones ni cuando su Señor de el Capítulo se levantaba. Cada hermano respetaba sus propios momentos de concentración para con el Emperador y ni toda la autoridad de el universo tendría el derecho a interrumpirlos.

Espantado, Dahlaser se alejó de la sala de meditación cerrando la puerta detrás suyo con cuidado; deambuló por el pasillo sin rumbo concreto mientras los susurros volvieron

"Que es lo que no puedes entender? Hijo mío, es que acaso mi voz ha perdido su importancia en ti desde nuestra última reunión física hace tantos años. Escucha lo que te digo, presta oído a lo que te estoy advirtiendo...no puedes escapar de mi razón por mucho tiempo más y lo sabes bien. ¿Por qué si no, sigues con las meditaciones que lo único que hacen es acercarme a ustedes?
Son como hijos rebeldes pero aún con amor en su corazón, tú lo sabes bien; tú eres uno de ellos. Ansias verme ¿no? Pero aún eres tan frágil hijo mío, ¡hijo mio que inocente eres! ¡El ver tus intentos de acercarte pero no entregarte plenamente a mi es una tortura!" La voz no paraba de insinuarle lo que había tratado desde siempre: hacerlo caer a él y a los demás bajo su comando. Al tomar el control de los marines aun leales de los Portadores de la Palabra, Dahlaser nunca se imaginó lo que su "padre" estaría maquinando en su mente. Tarde o temprano iba a pasar, pero no quería que el trabajo de toda su vida, todo su sacrificio en todos estos milenios fuera en vano. No quería que  la historia imperial recordara a TODOS los marines de la XVII legión como herejes, como traicioneros.

El señor de los Sagradas Palabras tomó aire profundamente, centrándose en su nariz, en sus pulmones, en el trayecto que tomaba el aire al entrar y salir de su cuerpo. Se miró las manos en un intento de volver al presente, que su cabeza no divagara más hacia el pasado. Pero no sirvió de nada, otra memoria surgió en su cabeza.

Ahora se veía a sí mismo en Santa Terra, inclinándose ante el primarca Guilliman; no recordaba plenamente lo que le había dicho en ese momento, las palabras exactas se le escapaban de la mente, olvidadas hace mucho tiempo; pero el significado, el sentimiento de las palabras seguía ahí.
"Has salvado a muchos de tus hermanos de la herejia de mi hermano, sé muy bien que has tenido que sacrificar mucho por mantenerte firme en la obra de mi padre" - su mente le daba estas palabras a ese momento. Lo único certero era la mano de Guilliman en su hombro consolandolo - "No te preocupes, mis hermanos y yo discutimos sobre que pasaría con individuos leales a nuestro padre como tú y tantos más de legiones traidoras. Verás....estamos reconstruyendo legiones a escalas más pequeñas, yo las llamo "Capítulos". Tú ya has demostrado madera de comandante entre comandantes a través de esta guerra civil, dime ¿qué piensas de tener una legión, o capítulo para ser más exactos, enteramente dirigida por ti? Y no temas. Yo sé que honrarás el recuerdo puro de lo que fue Lorgar antes de la herejía"

El Señor llegó tambaleándose a su aposento, rápidamente se sirvió una copa de vino que usualmente usaba para reuniones políticas, no importaba si no causaba ningún desbalance en si mismo, no importaba que no lo desconectsra de este mundo....él NECESITABA alguna distracción de las visiones que aún se presentaban en su interior.
Pasaron minutos antes que se percatara que alguien estaba tocando la puerta. Se arregló el pelo lo más que pudo y se limpió la cara antes de dejar pasar a el que estaba golpeando la puerta

"¿Mi señor Dah? Traigo una noticia extraña" Arkel entró, haciendo una reverencia
"Sin tantas formalidades por ahora....dime la noticia" contestó apresuradamente Dah
"Nuestras flotas detectaron actividad de otro capítulo de marines espaciales dirigidos hacia este planeta. Señor, están pidiendo permiso para comunicar un mensaje de los Señores de Terra" el capellán mostraba la información en una pantalla a su señor
"Doy permiso para que una escolta vaya a su nave para escuchar el mensaje de primera mano" Laser se llevó una mano a la frente, acariciandola con suavidad
"Con todo respeto Señor....el permiso para hablar decía que debían reunirse con usted exactamente"
"Pues bien....avisale a el primer capitán Ramseum que se ocupe de mi escolta personal. Él sabrá a quien escoger" Dahlaser se paró de su asiento sintiéndose mucho mejor, las voces y los recuerdos habían cesado
"Me retiro si ya no soy de utilidad"
"No, espera" Dah frunció el ceño, pensando
"¿Diga mi señor?"
"¿Algún hermano ha salido de su meditación súbitamente en las últimas semanas?"
"¿A que se debe esta pregunta m-"
"Contesta" trataba de esconder su tono preocupado
"Bibliotecarios en su mayoría señor, psíquicos que dicen oír voces y salen de las salas transpirando"
"Gracias. Prohíba a los que ya han experimentado esas sensaciones hacer meditaciones de nuevo. Y si algún nuevo caso se presenta que me lo informen inmediatamente y que lo traigan a mi presencia"
"Entendido Señor"
"Bien, ahora se puede retirar" los dos marines salieron de la habitación. Antes de salir completamente de el sector de la nave destinado a los reclusiam otra vez la voz regresó débilmente

"Otros hijos entenderán antes que tú Dahlaser, es una pena" el Señor de los Sagradas Palabras no pudo evitar temblar de el terror que esa frase anunciaba

Acepta tu historia (RLFV Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora