XVII

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"Serán el arma a mi derecha, la guerra se llevará a cabo por su mano y por la misma todos los que se me oponen morirán. Así he hablado y así se hará: conocerán solo la guerra"
- Emperador de la humanidad

"¡Lo tenemos acorralado! No dejen que escape" el mago defensor ordenó a los servidores a través del código binario
"¿Que ha pasado? ¿Que ha hecho? ¡Por el omnissiah! ¡Nuestro Señor de la Forja! ¡¡¡¡Está....!!!! ¡Maten al asesino por lo que ha hecho!

El astarte no hacía más que destruir en su camino, ríos de sangre negra y chispas quedaban en su entorno camino hacia una nave. Entre llantos de dolor e ira se iba haciendo paso. Era un ser imparable que solo tenía el objetivo de llegar a la nave, ignoraba cualquier herida por muy grave que pareciera. Hubiera muerto en el camino si sus instintos no le hubieran ayudado a esquivar algunos disparos y usar tácticas de retirada. Entendía a la perfección el habla binario pero no decía ni una palabra aunque lo comprendía.
Solo lloraba, lloraba por lo que había hecho, por lo que su mano había hecho, el crimen que había cometido; quería estar sólo, quería que el mundo se detuviera al menos un instante para reflexionar. Para culparse, para calmarse. Pero solo veía sangre, solo veía muerte en su camino. Los cuerpos del Mechanicum empezaron a apilararse detrás suyo y muchos más vendrían a matarlo.
Tenía que moverse más rápido, tenía que matar más rápido; no había otra opción.
Y sin embargo sus manos empezaron a doler cada vez menos, empezó a sentir cada vez menos. Hasta que sus lágrimas pararon y se transformaron en una risa maniática asesina; que por el breve periodo que estuvo en ese mundo la idea de quitarle la vida a seres le gustó. Y se deleitó; el sollozo pasó a ser alegría y las lágrimas se transformaron en risas.

Aunque no sabría si decir que eran de dolor o de alegría.

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Los sistemas vuelven a la vida, yo vuelvo a la vida. Mis hermanos me llaman a la batalla que aún desconozco con quien es nuestra confrontación; los misiles que sustituyeron mis brazos y manos se mueven como si hubieran estado ahí desde siempre, de cierta forma han estado siempre a mi lado como un arma en mis manos haciendo volar por los aires a los enemigos de mi legión y cuando finalmente termine mi obra para el Emperador en carne, reemplazaron a mis extremidades. Siempre quise este capítulo desde que solicité ser el primer dreadnought a su servicio.
He cumplido esa misión desde entonces, muchas vidas han venido y pasado a mi alrededor; muchos que considere mis hermanos se fueron y otros quedaron como yo. Compartiendo el metal que nos da vida más allá de la humana. La que nos alza como verdaderas bestias para nuestros enemigos y símbolos de lealtad para nuestros pares.

La escena me hace parar un momento al salir de la cápsula; lo que más temía se convirtió en una pesadilla, tener que revivir mis días en la herejía del diez veces maldito Horus; mi corazón se encoje dentro de su cristal. Las cuencas de mis ojos hubieran lagrimeado a la escena.
No hay tiempo para reflexionar en el porqué o en las razones. Mis manos a una orden de mi cerebro disparan mis dedos al aire que impactan a los herejes y los borra de la faz de la tierra; me muevo detrás de mis hermanos cubriendo sus cabezas de lo peor que pudieran recibir del enemigo; mis lentes detectan una masa de enemigos que avanzan, más dedos salen disparados de mi mano izquierda, haciendo desaparecer a una gran cantidad de los puntos rojos en mi pantalla. Un anuncio en la pantalla descubre a un dreadnought traidor; seguro que ellos se están confiando en que me pueda destruir ¡hah! Me toman por un tonto.
"¡QUE ES ESTA BLASFEMIA!" mi enemigo grita por su parlante, siento la tierra temblar bajo mis garras
"TU DESTINO ESTA SELLADO TRAIDOR!" Contesto a todo pulmón y escucho los vítores de mis hermanos alentados por mis palabras
"¡HOY MORIRÁS!" Oí como empezó a moverse lentamente para después pasar a correr pesadamente

Acepta tu historia (RLFV Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora