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Malos presentimientos































Los cuatro llegamos al hospital, yo sobre la espalda de Liam como caballito porque me había cansado de caminar tanto. Resulta que después de ver a las ratas en el túnel, el beta le llamo a Malia para ver si sabía algo sobre los Rey Rata, y como era de esperarse para mí, la coyote no nos dio ninguna respuesta.

Y después de marcharse diciendo que debía ir a París y yo gritandole que me saludara a Isaac si lo veía, decidimos que lo mejor era venir a ver a mi mamá para ver si sabía algo sobre el comportamiento de más ratas.

—Señora McCall. — La llamó Mason y sonreí al ver a mi mamá muy concentrada en unos papeles.

—¿Sí? —Volteó a vernos y sonrió. —Hola, no puede ser ¿me trajeron la cena? que lindos.

—No es la cena.

—¿No es la cena? —Preguntó de nuevo dirigiéndose a Mason que traía una bolsa blanca, mamá la abrió e hizo una mueca al ver a una rata muerta dentro de ella -Oh, definitivamente no es la cena.

—Esperábamos que pudiera revisarla. —comenzó Liam

—Y yo esperaba que alguien me trajera la cena. —Me miró y sonreí inocente.— No es momento de hacer una autopsia de rata, así que, tomen esto y váyanse de aquí. — Le sonrió a mis amigos y le dio nuevamente la bolsa.— No, fuera.

—Espera. — le quite una bolsa que Artie traía en la mano y se la dí. —Esta si es tu cena.

—Ay, muchas gracias, corazón. —Me dio una bonita sonrisa y abrió el contenido. —¡Dios! Esta hamburguesa se ve deliciosa.

—Es tu favorita.

—No le digas a tu hermano que de los dos tu eres mi favorita. —Tomó mi mejilla y la beso. —Ahora largo.

Hice un pequeño puchero y Liam y Artie terminaron jalándome para irme, pero al dar la  media vuelta, dos señores comenzaron a pelearse, mientras mi mamá llamaba a seguridad, mi mejor amigo quiso hacérsela de héroe y termino recibiendo un golpe en la cara.

Mala idea.

¡Sus jodidos colmillos y garras estaban fuera, y ni hablar de sus ojos dorados! Lo tomé del brazo y lo saqué corriendo de ahí mientras Artie y Mason le ayudaban a mamá con los señores, apreté desesperada el botón de el elevador y nos metí de inmediato cuando las puertas se abrieron.

—Oye, Liam. —Lo llamé tomando su cara.—Concéntrate en mi voz, en mi aroma, en mis latidos.

—Es difícil. —Artículo entre gruñidos e hice una mueca preocupada. —Creo que dejaste de ser mi ancla, Lizzy.

Fue difícil escuchar sus palabras, Liam seguía siendo la mía y escuchar decir eso de su boca me dolió como una apuñalada al corazón.

—Lo suponía. —murmuré tratando de ocultar el dolor de mi voz, pero mi mejor amigo me conocía demasiado bien, así que terminó dándome una mirada llena de culpa. Sacudí mi cabeza tratando de encontrar una manera para que no se descontrolara aquí mismo, entonces una idea llegó a mi cabeza. —Ya sé, piensa en alguien que te haga sonreír en Hayden, no, eso no. —Negué de inmediato al ver su cara dolida. Sacudí mi cabeza de nuevo y sonreí cuando otra idea llegó. —Piensa en un momento bonito que tengas y concéntrate en eso, cierra los ojos y piensa en ese momento como si acabará de suceder.

El beta acotó mi orden y cerró los ojos, lo miré y su respiración se iba calmando poco a poco, sus garras se escondieron al igual que sus colmillos.

𝙇𝙄𝙏𝙏𝙇𝙀 𝘼𝙇𝙋𝙃𝘼 #3 | ᵗᵉᵉⁿ ʷᵒˡᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora