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Mierda.

Más mierda.

Aún mucha más mierda.

—¡Lizzy por el amor de Dios! —Se quejó la castaña entrando a los vestidores. La miré como cachorrito al verla con los brazos de jarra y ella rodó los ojos. —¡Se supone que ya debes estar lista para entrenar!

—No grites. — Pedí llevando las manos a mis oídos. —Te escuchó a la perfección y dañas mi oído sobrenatural.

—Entiendo que estés triste porque Stiles se fue, yo también lo estoy dado el hecho de que vivía con él y lo veía 24/7. —se sentó a mi lado e hice un puchero cuando tocó mi hombro. —Pero debes de ponerte feliz de que fue para hacer lo que ama.

—Lo entiendo pero, me duele que se haya ido, Scott también va largarse y entonces voy a quedarme sola. — Dramatice y me tiré al suelo extendiendo mis brazos y piernas.

—No vas a estar sola, nos tienes a nosotros y a Liam.

—Liam esta mucho peor que yo, llorandole a Hayden como niño pequeño quien se fue de aquí a quien sabe donde. — Artie me miró con una ceja alzada ante mi protesta y bufé. — No me mires así, es muy diferente porque Stiles es como mi hermano y Hayden la novia de Liam, puede encontrar a otra.

Subí y baje mis cejas pícaramente a la beta y reí cuando vi como sus cachetes se coloraron ligeramente, me senté en el suelo y terminé por ponerme el equipo de Lacrosse que mi mejor amiga me lanzó a la cara.

Ambas salimos de los vestidores y lo primeo que vimos fue a Corey y Mason cargar a mi otro mejor amigo, rodé los ojos y pude entender lo que sentía Artie conmigo.

—Tienes razón, él esta peor. —Susurró y los tres cayeron al suelo. —¿Los dejamos aquí o nos vamos?

—Yo digo que nos vayamos.

Pase mis piernas por arriba de ellos y salimos de los pasillos y posteriormente de la escuela, puse mi casco y corrí al campo donde el resto ya entrenaba. Taclee a uno de los chalecos rojos y tomé la pelota, corrí de nuevo y el número ochenta y ocho al que reconocí como Díaz me derribo.

Me quejé en el suelo y me levante con ayuda de Nolan, un chico nuevo en el equipo y que no esta demás decir que lindo y caliente. Él pecoso me sonrió y le devolví la sonrisa embelesada, me voltee a las gradas donde Artie me miraba con una sonrisa cómplice y viré los ojos aunque ella no pudiera verme.

Liam llegó al campo haciendo una entrada triunfal deteniendo la pelota que Díaz me había robado antes de que entrara en la portería, cayo al suelo de pie después de dar algunas volteretas.

—¡Ese es mi muchacho! — Festeje viendo como este corría hasta el medio campo con la intención de anotar y era derribado por Díaz igual que yo. —Mierda. —Maldije por lo bajo cuando escuché sus gruñidos.

Liam estaba algo descontrolado desde que Hayden se fue, yo seguía siendo su ancla pero raramente la pelinegra también lo era y su conexión al ser su pareja era más fuerte que la de él y yo, eh ahí una de las razones por la que le cuesta controlarse más de la cuenta a mi mejor amigo.

—Liam no es un buen momento para que te descontroles. — Susurré cuando llegué a su lado, voltee para todos lados y mi hermano venía corriendo tocando el silbato. —¿Ya viste tus ojos?

—¿Cómo demonios voy a ver mis ojos si no hay ningún espejo?— Asentí avergonzada mientras chasqueaba mi lengua.

Tome la cara de Liam y con mis guantes tape su cara mientras le pedía en un susurró demasiado bajo, lo suficiente para que escuchara con su oído de lobo, que se concentrara en mi latido y aroma.

𝙇𝙄𝙏𝙏𝙇𝙀 𝘼𝙇𝙋𝙃𝘼 #3 | ᵗᵉᵉⁿ ʷᵒˡᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora