4. Ya no puedo más

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Ella recogía sus últimas pertenencias y las guardaba con mucho cuidado en la maleta

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Ella recogía sus últimas pertenencias y las guardaba con mucho cuidado en la maleta. Se detuvo al tomar en sus manos un yukata¹ que había comprado hacía unos días. Era de un hermoso color azul, como el cielo sin nubes del verano, adornado con motivos de camelias blancas y rosadas, crisantemos de cuantiosos pétalos y plateadas mariposas. Ya se imaginaba usándolo en el Festival Gion, acompañando a Masahiro en el desfile de faroles del 10 de julio. Recogería su largo cabello con la peineta de coral dorado que él le había dado antes de ella marcharse, y que atesoraba con tesón. De seguro sonreiría al verla, y le diría que aquel adorno no surtía efecto ante tanta belleza... Sus halagos siempre la avergonzaban, y no le gustaba el no poder hallar nunca palabras para expresarle sus sentimientos. Recordaba que cuando era pequeña ella era la valiente, y él el chico más tímido de la historia. Pero ahora los papeles se habían invertido por completo. Por eso estaba trabajando en una nueva canción, dedicada tan solo a él y que nunca sacaría a la luz. Quería que tan solo Masahiro la escuchara.

— Mayumi, ¿puedo pasar?

— ¡Adelante!

En la habitación entró de pronto un fuerte aroma a lavanda que pronto cubrió cada esquina. Yahaba Sumire, su manager, colocó el ramo en un florero de porcelana china, y con pasos lentos se acercó a ella y se sentó en la esquina de la cama.

— ¿Qué pasó? ¿Ya llegó el auto para llevarnos al aeropuerto? Creí que saldríamos a Kioto a las ocho, y todavía no son las cinco.

— Mayumi, tengo que hablar contigo.

Ella paró de hacer las maletas. Un frío incómodo recorrió su columna, y sintió un gran retortijón en el estómago. Aquel tono de voz ya lo había escuchado antes, y nunca era para traerle buenas noticias. La miró fijamente, y notó cómo intentaba ocultar su rostro con el cabello castaño que le caía sobre los hombros.

— ¿Qué pasa ahora, Sumire? ¿El vuelo no podrá ser hoy?

— No...no podrá ser hoy, ni mañana tampoco. Verás, ha surgido un nuevo compromiso... En Saitama. Esas flores las ha enviado el alcalde, su hijo es un gran fan tuyo, y ha decidido organizar una gira allá...por el mes de julio.

Mayumi se sentó sobre la cama. Su cuerpo le pesaba como plomo. No podía creer lo que sucedía. Otra gira más... Quizás en otro momento sonaría tentador. Pero en ese justo instante, tan solo significaba un mes más sin ver a Masahiro. Quedó sola en la enrome y desolada habitación. El olor a lavanda ya le resultaba desagradable. Miró el teléfono y apretó los dientes. Sabía que le iba a romper el corazón, pero lo debía hacer. Tan solo rezaba porque las lágrimas no brotaran al escuchar una vez más la voz no-voz de Masahiro al otro lado del teléfono.

Colgó el teléfono antes de que ella terminase la frase, y lo lanzó con rabia al suelo

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Colgó el teléfono antes de que ella terminase la frase, y lo lanzó con rabia al suelo. Ya sabía por dónde iba aquella conversación. Pasaría otro mes lejos de ella, sin poder sentir el perfume de sus cabellos, sin poder verse en el reflejo purpúreo de sus ojos. En ese momento recordó las palabras de Junko... ¿Acaso tendría ella razón? ¿Se habría convertido su carrera en lo más importante, incluso más que él? ¿Sería que tenía otro hombre y por eso le daba lo mismo verlo o no? Intentaba negárselo. Luchaba contra el monstruo en su cabeza que le susurraba incesantemente aquellas siniestras palabras.

Golpeó la pared como si se tratara de un saco de boxeo, lanzó al suelo los libros, arrojó la lámpara de noche, el retrato... Se detuvo al mirar lo que sujetaba en sus manos temblorosas. Era una foto de él y Mayumi, tomada un año atrás, en el Festival Gion². Su mirada se perdió en aquella imagen, hasta lograr ver en el cristal del portarretratos su propio rostro, sus propios ojos dorados reflejando miedo e impotencia. Lo volvió a colocar en su lugar, y miró el desastre que había ocasionado. Sintió un fuerte ahogo a la altura del pecho, que se extendía a la garganta dificultándole respirar. Se dejó caer, sin fuerzas, sobre el suelo, y se sintió patético al ver las lágrimas que caían y mojaban sus manos. Manos llenas de heridas que empezaban a sangrar por los imprudentes golpes contra el concreto de la pared.

☀️☀️☀️☀️☀️NOTAS☀️☀️☀️☀️☀️
1. Yukata (浴衣): kimono ligero hecho de algodón, usado en el verano.
2. Festival Gion (祇園祭 lit.: Gion Matsuri): Festival celebrado en Kioto, con fecha cúspide del 17 e julio.

La quinta estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora