Querida Haru:
¿Cómo ha sido este último año para ti? Supongo que maravilloso. Me alegra que finalmente hayas conocido el amor y que estés con un chico tan especial como Shun, pues por lo que me cuentas imagino que él te debe querer mucho. Mientras, yo sigo aquí, extrañando mis días junto a ti en Ayabe, pero sin lamentarme nunca de haber venido a la capital.
Con Suzumura Wataru-senpai todo sigue casi igual. El progreso no se nota mucho, pero lo puedo ver en la forma en que me trata, en el tono de su voz, en la elección de sus palabras. Todavía no me atrevo a decirle lo que siento, pues temo que mis sentimientos no lo alcancen. Sí, tengo miedo. Seguro no esperabas escuchar esas palabras de mí, ¿no es así?
Pero no te preocupes, pronto se lo diré, quizás en San Valentín. Es solo que a pesar del progreso, desde el día de Navidad lo he notado extraño. Hace solo dos días que acabaron las vacaciones de invierno, y él ha cambiado un poco, ha retrocedido unos pasos. ¿Por qué? No lo sé, no lo comprendo. Cada vez que investigo en sus ojos de mar en tormenta, ellos no me muestran más que un vacío que no logro entender. ¿Acaso él también tiene miedo? Quizás nuestras almas se parezcan más de lo que advierto. Pero me conoces, yo nunca me doy por vencida. Quizás, cuando ya la nieve se haya derretido y el sol de abril nos reciba con sus cálidos rayos, yo al fin habré conseguido arrancarle esa sonrisa que siempre se le ahoga en los labios.
Te abrazo en la memoria,
Shiori.
Leyó una vez más la carta y la selló en el sobre. La guardó en su maleta y fue junto a él, que ya se había adelantado. Como de camino a casa quedaba la oficina de correos, era más fácil escribirle a su amiga en la escuela y de paso dejar la carta. Pensaba una y otra vez en las palabras que le había puesto. Sí, ella no se daría por vencida. A pesar de que él parecía alejarse cada día más, debía encotrar una forma de traerlo de vuelta.
Senpai, que le parece si este domingo vamos…— Yamawara-san, por favor, vete sin mí…
— ¿Qué? ¿Por qué, le sucede algo? ¿O tiene que ver conmigo…? Si quiere, no tiene por qué…
— Solo vete sin mí, por favor.
Él se detuvo y cambió de rumbo. Se dirigió con pasos presurosos al este, al otro lado de la ciudad. Ella quiso detenerlo, pero luego lo pensó bien y decidió seguir su camino, dejarlo solo. ¿Qué le habría sucedido? ¿Acaso lo había incomodado con sus palabras? Creyó que lo mejor sería pensar en eso en otro momento. Quizás él necesitaba tiempo a solas, pero… ¿Por qué? Exhaló, y el aliento frío convertido en humo se deshizo poco a poco en el aire, al igual que su corazón, poco a poco, comenzaba a doler.
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La quinta estación
Romansa(NOVELA EN EDICIÓN) Primavera, verano, otoño, invierno. Cuatro estaciones, cuatro historias. Primavera... Un amor que nace puro como el cielo... Verano... Sentimientos nublados por la distancia... Otoño... Lágrimas como lluvia al dejar ir lo que es...