Aunque a ella no le gustara la idea, las órdenes del doctor Kawai habían sido terminantes. Debía pasar aquel último mes de embarazo hospitalizada, pues debía estar en constante atención, y una sola enfermera en casa no bastaba. Detestaba los análisis diarios, pero los resistía. Sabía que eran por su bien y por el bien de la pequeña. Además, tenía plena confianza en aquel médico de sonrisa amable, que la había atendido y apoyado desde el instante en que decidió embarcarse en esa nueva etapa de su vida.
Por su parte, Takuro había pedido una baja temporal del trabajo para dedicarse por completo al cuidado de su esposa, y hacía lo posible por mantener la tienda en funcionamiento, pues en ese momento era la única fuente de ingresos que poseía. A pesar de que los carteles colocados por todas partes solicitando nuevos empleados aún no habían surtido efecto, mantenía la esperanza, y se alegraba de que por lo menos los tres trabajadores actuales no hubiesen renunciado. En tiempos como esos, se daba cuenta de que en realidad estaba rodeado de personas maravillosas y dispuestas a acompañarlo bajo la tormenta.
Ya había pasado la primera quincena de noviembre, y el parto estaba pronosticado para inicios del próximo mes. Ella tenía puesta la radio, y escuchaba nostálgica las canciones de finales de los 90, que la habían acompañado en su primera infancia. Él llegó algo tarde, pues una lluvia repentina lo había detenido cuando salía de la tienda. Cuando entró a la habitación inundada por el aroma de las violetas, no pudo hacer más que quedarse parado escuchando la voz suave y algo débil de Tomoe, haciendo vibrar en su garganta las primeras notas de una canción que sonó de pronto en la radio.
Ichiban ni iitai kotoba dake ienakute
kono uta wo utatte iru no ka mo shire naiElla se detuvo de pronto al percatarse de su presencia. Se quedó mirándolo con algo de sorpresa, hasta que se percató de las lágrimas que habían asomado a sus ojos.
— Creí que habíamos prometido no llorar más de tristeza.
— No es de tristeza…Ni de felicidad. Son lágrimas de nostalgia…Esa canción…
— ¿La recuerdas?
— ¿Cómo la iba a olvidar? Sonaba en la radio el día que nos conocimos. A pesar de tener tantos años… ¿No pasa de moda, verdad?
— Es una canción hermosa… Pero algo triste. Debe ser difícil no poder decir las palabras que más quieres… Y mucho más difícil no poderlas escuchar…
— Te amo, Tomoe.
— ¿A qué viene eso ahora?
— Esas palabras… Cuando te las dije por primera vez… No sabía cómo hacerlo. Sin embargo, encontré el valor para ponerlas en mis labios. Cuando era más joven, me preguntaba en qué momento sería adecuado decirle el “te amo” a la persona que te gustaba, pero cuando te conocí, supe que tú eras mi “te amo”. Realmente me alegro de poder habértelo dicho… Y de haberlo escuchado…
— También te amo, Takuro. Y espero que algún día vuelvas a decirle esas palabras a otra persona…
— Eso no pasará. Nunca. Ni aun después de que te hayas ido te dejaré de amar… Y nunca amaré a otra mujer como te amo a ti…
— No tiene nada de malo que te vuelvas a enamorar. De hecho, sería feliz si le pudieras dar a nuestra hija una madre… Aun así, te equivocas al decir que no volverás a amar a nadie. Lo harás. Una mujer aparecerá en tu vida. La amarás tanto que nada en el mundo logrará superar ese amor… La adorarás con locura. Será el desvelo en tus noches y la causa de tus más hermosos sueños. La querrás tanto que desearás mantenerla siempre contigo… Ella todavía no ha llegado, pero cuando la tengas en tus brazos, conocerás un amor que jamás has sentido ni sentirás por nadie…
— Hablas de nuestra hija, ¿verdad?
— Sí… y asegúrate de decirle que la amas toda tu vida. Algún día, llegarás a oír esas palabras de ella, y te sentirás el hombre más feliz del mundo.
Él le sonrío y pasó sus manos por el sedoso cabello siena esparcido por la almohada. Se miraron con ternura y unieron sus labios por unos segundos. Mientras, aquella canción melancólica siguió sonando en la radio, hasta llegar a sus últimos compases.
Ichiban ni kikitai kotoba dake kikenakute
Hito wo suki ni nattari suru no ka mo shire nai
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La quinta estación
Romance(NOVELA EN EDICIÓN) Primavera, verano, otoño, invierno. Cuatro estaciones, cuatro historias. Primavera... Un amor que nace puro como el cielo... Verano... Sentimientos nublados por la distancia... Otoño... Lágrimas como lluvia al dejar ir lo que es...