Hija de Hera [PAUSADA]

Capitulo 1

Nunca estuvo a mi lado y ahora resulta que mi madre es una diosa griega y que es la esposa se Zeus .¡Bah! Tonterías , niega levemente con la cabeza al ver que no me creo todo lo que está pasando. Osea una manticora me persigue , y la explicación que me da la mujer que viene a la casa dice que es porque soy semidios y tengo que ir a un campamento en Long Island , Nueva York , vaya .

—Ese no era el trato Hera— habla mi abuela entrando en la sala con las tazas de té , me levanto para ayudarle .

—Antes la situación era diferente Amanda, no puedo protejer a Adrianne ahora que los monstruos tienen su ubicación— dice la diosa , yo siendo una espectadora de todo al haber decidido utilizar mi aparato auditivo.

Lo malo de no oír bien era que la mayoría de las veces creían que por eso no lograría nada en la vida.

—Si lo que dices es verdad y ella ya no está segura, tendrá que ir a ese campamento ¿no es cierto? — habla mi padre interfiriendo en la conversación por primera vez

—Me temo que es verdad — su voz sale apenas en un susurro — lamento mucho esto Máximo pero sabes que Adrianne necesita aprender a luchar por su cuenta y en el campamento lo logrará— observa a papá.

—"Saben que puedo entenderlos verdad" — digo al ver que mi abuela dirije su mirada a mi

— Lo sabemos Adrianne — hablan los tres al mismo tiempo.

Asiento entendiendo todo, si mi madre de verdad es Hera la diosa del matrimonio, necesitaría ir a ese lugar, si así me mantengo a salvo y mantengo a salvo a mi familia.

—"Lo haré, iré a ese campamento" — digo mediante señas, podía hablar si, solo que nunca me dejaron hablar en público ni en la casa, papá decía que mi voz era hechizante.

Después de esa respuesta me desconecte, solo logré entender lo que mi madre dijo, mandara a unos semidioses por mi en tres días, tendré que arreglar mis cosas para el viaje. Y que tengo prohibido ir a el bosque ahora que los monstruos me han encontrado.

Subo a mi cuarto y empiezo a buscar mis maletas, extrañaría vivir en esta aldea. La naturaleza formaba parte de mi, el bosque que rodeaba a la aldea, el río que corría en lo más profundo del bosque, los ciervos, pájaros y lechuzas que merodeaban por el bosque, mi soja era la naturaleza no una ciudad. Sería extraño vivir en Nueva York, más con un montón de chicas y chicos que no conozco de absolutamente nada.