20. Exámenes

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Semana de exámenes, ¡no perderé!

Podía sentir el ambiente en la escuela: gente relajada, solo llevando algunos libros. Otros durmiendo y los profesores hablando entre ellos a las afueras del pasillo. Lo normal en los últimos días de clase... para las clases normales.

En la mía, solo veía gente estudiando.

Mientras buscaba mi carpeta observaba a mis compañeros estudiar hasta no poder más. Lo normal, diría yo, cuando sé que la mitad de mi clase se pasa alardeando de que está aquí en vez de realmente ponerse a estudiar durante todo el año escolar, rebajando las increíbles notas que tuvieron a inicios de clases. Me encogí de hombros y saqué un libro de Biología, repasando un poquito más antes del primer examen del día.

— May, May, May, May, ¡hey! — mi mejor amiga, insistente, bajó mi libro — ¿Cómo te fue el sábado? — sonrió.

— Ya te conté sobre eso por mensajes, Dawn, ¡déjame repasar!

— ¡No te preocupes por eso, cerebrito! Es que, aun no puedo creerlo, ¿te besó en la frente? ¡Qué romántico!

— ¡Shh! — le tapo la boca, sonrojada — Dawn, ahora no, es... vergonzoso.

Ella se aleja de mis manos y ladea la cabeza.

— Lo siento, me encantan estos temas.

Miro a Goh, quien repasaba junto a Cilan.

— Quizá encuentres a alguien en el futuro, confío en eso.

— Mientras no sea un patán, yo feliz.

— No lo será, confía en mi instinto.

Tictac, tictac... los minutos avanzaban según el reloj, pero aun así sentía el tiempo eterno. Miré por la ventana esperando localizar a Ash pero, para desgracia mía, no lo hallé. El reloj avanzaba, el salón se llenaba, pero ni rastros del muchacho de zetas en las mejillas que tanto me gustaba.

Tictac, tictac... Diez minutos. La profesora entra.

Miro a Goh y este me hace un gesto de desconcierto. Él también parece preocupado. La profesora pide que nos ordenemos en orden alfabético de acuerdo a nuestros apellidos y obedecemos sin rechistar.

¿Dónde está Ash?

Por favor, no seas un tonto y aparece.

Junto mis manos en una oración, rogando porque no se haya quedado dormido. Los demás ya empezaban a murmurar, creando incluso apuestas respecto a si el azabache llegará o no a tiempo.

Son unos idiotas.

— Ketchum... ¿Ketchum? ¿Dónde...?

— ¡Presente!

Lo veo. Ahí en la puerta de la clase, agitado, intentando recuperar el aliento. Ash se acerca a la profesora, mira la carpeta que le toca y se va caminando a paso lento pero seguro hacia ella.

— Justo a tiempo, Ketchum. — dice la profesora ante la sonrisa avergonzada del muchacho.

— Le prometí a alguien muy especial llegar temprano.

Y entonces todos voltearon a verme, pero no me importó.

Yo estaba feliz.

— Basta de cursilerías, chicos. Terminemos con el orden y comencemos de una vez.

Ash y yo nos vemos una vez más, él me mira con determinación y alza su lapicero en señal de victoria, yo hago lo mismo.

Sabía que podía confiar en él.

Tonto Ash [Advanceshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora