AMOR CLANDESTINO © #1 [✓]

|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁰ || [REESCRITO]

"¿Dónde está?"

|| 𝓟𝓸𝓿 𝓐𝓵𝓮𝔁𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 ||

Puedo notar el nerviosismo de Lucy ante esta situación pero trato de pensar lo más rápido que puedo.

—Es amiga de Carina —menciono con calma—. También era su dama de honor y estuvieron juntas alistando todo para la boda —Alessia me observa analizando cada expresión de mi rostro.

—Y por casualidad, ¿no se enredo entre tus sábanas? —suelta con tono venenoso.

—Creo que será mejor que me vaya —musita Lucy y la observo—. Cualquier cosa que sepas de Carina, solo avísame —se acerca a besar mis mejillas.

—Te mantendré al tanto, Lucy —ella medio sonríe y puedo oír como Alessia gruñe.

—¡Adiós, princesa! —menciona mi hija contenta.

—Adiós, pequeña Ali —sonríe la chica de ojos claros.

En cuanto Lucy sale de la casa Alessia cierra la puerta enfurecida y me observa con rabia.

—Hija, ve a tu habitación —ordeno a la niña—. Papá debe hablar con mamá sobre temas que no debes oír —acaricio su cabello.

—De acuerdo, papá —ella se va algo desanimada a su habitación.

Devuelvo mi mirada hacia Alessia.

—¿Qué se supone que quieres, Alessia? —bufo.

—¿Por qué esa mujer estaba en nuestra casa? —hace énfasis en las últimas dos palabras.

—Primero que nada, es mi casa —ella coloca sus ojos en blanco—. Segundo, te dije que era una amiga de Carina —cuento con mis dedos—. Y por último, no debería de estar dándote explicaciones de quién está en mi casa porque tú y yo ya no estamos juntos, Alessia —hablo entre dientes.

—¡Te recuerdo que aún seguimos casados, cariño! —exclama con expresión de pocos amigos.

—Aún lo estamos porque tú te niegas a firmar los papeles de divorcio y por Alison —la mujer que me ha condenado la vida niega con una sonrisa de frenética.

—Estamos casados porque nos amamos —se acerca abrazándose a mi cuello—. Esto solo es una típica pelea de parejas y la solucionaremos. Necesitamos un tiempo para volver a estar felices —acaricia mi mejilla y la alejo con sutileza.

—¿Acaso no te das cuenta de las cosas? —arrugo mi entrecejo—. Tú no me amas, Alessia. Solo estás conmigo por costumbre y te aferras a la idea de que eso es el amor —hago ademanes con mis manos.

—Yo te amo, Alexander —musita y niego repetidas veces.

—Tú lo que amas es dañarte a ti y a los que te rodean —menciono lentamente—. Eso me hiciste a mí y estoy tratando de impedir que le hagas lo mismo a mi hija —he comenzado a enfadarme.

—¡Tú y yo éramos felices, hasta que comenzaste a alejarte de mí! —chilla como desquiciada—. No permitiré que te alejen de mi lado porque tú eres el amor de mi vida —se lanza a besarme.