|| 𝓒𝓪𝓹. ²¹ || [REESCRITO]

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"Descubiertos."

|| 𝓟𝓸𝓿 𝓛𝓾𝓬𝔂 ||

Lanzo el lápiz sobre mi escritorio y paso mis manos por mi rostro agotada. Estoy sentada hace como tres horas estudiando y haciendo tarea; los ojos me pesan, mi cuerpo duele y estoy agotada.

Nos quedan cuatro meses de clases, siento que todo está sucediendo muy rápido.

Con Alexander llevamos juntos ya algo así de tres meses, no es mucho pero para tener que estar a escondidas siempre, es bastante.

Me presentó a la pequeña Ali pero con la formalidad de por medio. Es la niña más dulce que he conocido, es demasiado parecida a Alex en ciertos aspectos y le he tomado cariño.

Veo la hora en mi teléfono y son las dos de la madrugada.

Decido organizar mi escritorio y preparar las cosas para mañana el instituto. Me toma unos pocos minutos pero acabo con ello.

Salgo de mi habitación en silencio para no despertar a nadie en la casa. Tomo un vaso, me dirijo al refrigerador y abro el congelador, lleno el vaso con varios cubos de hielo para luego volver a subir a mi habitación.

Cierro la puerta y luego tomo asiento en la cama para comenzar a comer los hielos de forma lenta.

Desbloqueo mi teléfono, ingreso en la galería y comienzo a ver todas las fotografías que tenía junto a Alexander.

Nunca creí que esto me sucedería pero este hombre me hace feliz, me hace sentir bien y amada. Sonrío cada vez más con cada fotografía.

Llevo el quinto cubo de hielo a mi boca y lo mastico lentamente. Me acabo los veinte cubos de hielo y dejo el vaso en mi mesa de noche.

Me levanto de la cama y camino hacia el baño.

Levanto mi camiseta y observo mis recientes cicatrices. Alexander aún no las ha notado gracias a la falta de luz que hay cuando estamos juntos pero siento que en algún momento las verá y deberé contarle.

Evado mis pensamientos negando con mi cabeza. Quiero tratar de cambiar pero siento que siempre acabaré hundida en el mismo pozo de tristezas.

Salgo del baño y me encamino a la habitación de mi hermano, golpeo un par de veces y, poco después, él me abre la puerta. Acaba de levantarse, tiene marcas de almohada en su rostro y el cabello rizado completamente alborotado.

—¿Qué sucede, Lulú? —tiene los ojos casi cerrados aún.

—¿Puedo dormir contigo, Theo? —me sonríe de lado y se hace a un lado.

—Pasa, pequeña —cierra la puerta y yo me acuesto en su cama—. ¿No puedes dormir? —niego.

—No quería estar sola, el espejo me estuvo atormentando —musito y él se recuesta en la cama para luego envolverme entre sus brazos.

—Tienes que concentrarte en tu mejoría, Lulú —acaricia mi espalda—. Pasaste por un largo proceso para volver a recaer —besa mi coronilla—. Estoy contigo, ¿si? —le observo triste.

—Me siento como una carga para ustedes, no puedo hacer nada bien —Theo niega.

—No eres ninguna carga, Lulú —suspira—. Eres lo mejor que tenemos en la familia, eres muy fuerte y valiente —sonríe—. Todos te amamos y apoyamos en lo que sea, princesa —me abrazo más a su cuerpo.

—Gracias por soportarme —él ríe.

—Haría lo que fuese por verte bien —acomoda mi cabello—. ¿Has estado visitando a tu psicóloga?

AMOR CLANDESTINO © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora