35. Verdad.

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Lágrimas rodaban por sus mejillas bajando una tras otra hasta su barbilla. Estar solo en aquella gran mansión sin nadie más que le hiciera compañía era deprimente en su totalidad, el alcohol en su sangre no ayudaba a olvidar, tan solo le estaba provocando recordar con dolor su miserable existencia, nunca sería como su padre. Rusia jamás llegaría a sus talones siquiera y estaba consciente de que cada botella de vodka terminada tan solo lo hundiría más y más en esa profunda depresión que tanto lo atormentaba desde... Desde que entendió que nada sería fácil.

Los golpes, los castigos inhumanos, los días sin comer, las noches trabajando sin descanso, el entrenamiento, las actividades artísticas. Había dado todo de si mismo toda su vida para conseguir ser un poco de lo que su padre había sido, y nada nunca lo dejaba satisfecho... Nada.

En ese entonces tenía la esperanza de lograr enamorar a un país que desde que era un niño le había dado todo el afecto que nunca nadie más le había brindado, pero no sabía por dónde empezar, era solo un niño imbécil, alcohólico y adicto al tabaco, creía que si lograba obtener su corazón todos esos problemas se irían, sus traumas no importarian, nada importaría porque sería feliz, sería mejor persona...

Pero la vida no es tan buena, y las personas no pueden ser tu placebo.



—Ese día salí para ir a ver a este wey, Estados Unidos, porque ya ves que estaba re mal y la verga esa pues.—

Lo sospechaba, y lo creía. USA había sido con quién había hablado un día antes para que dejara en paz a su esposo.

—El vato y yo hablamos y pues...—

Se quedó callado un par de segundos ¿Porqué lo hacía? ¿México?

—¿Pues...?—

—Pues nada, nomás le dije que dejara de llamarme tanto, lo aclaramos y por eso me tarde tanto ¿Y tú porque estabas tan borracho?—

—T-tu, Yo... Sólo quería un trago.—

—¿Te encelaste Rusky?—

—Нет.—

—Te creo pues, te creo.—

...

Rusia tan solo volvió a respirar tranquilo. En el fondo tenía esa voz gritando entre todo un espacio vacío que apenas podía percibir que no, no podía creerle, no le creía... Sin embargo, decir eso podía terminar con esa hermosa relación... Y terminar con esa relación significaba sacrificar su felicidad.

Su felicidad no iba a terminar así, y mucho menos por algo que podía bien ser un malentendido de su parte.

Al final ¿Cómo iba a saber si México le mentía o no?

La confianza que tenía en él quizás... No era suficiente.



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Denle Estrellita y comenten, siempre les leo uwu

Les quiere, su comadre la morra que juega con sus corazones escribiendo cosas bien lindas y bien trágicas.

Gracias por leer.

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