Getting a Baby - Hyunmin

[ End? ]

Seungmin se puso de pie temprano a pesar que no había podido dormir de la emoción. Asaltó su closet encontrando un traje color azul para ir a la corte a firmar un papel que para él significa toda su vida. Estaba con un humor como nunca, nada podría perturbarlo, así que se maquilló frente al espejo del baño y salió listo para poder llamar finalmente a su hijo Hwang Minji.

Fue durante su primera cita que Seungmin habló con Hyunjin de cachorros. Ambos eran jóvenes, Seungmin con veinte años y Hyunjin con veinticinco, aún así, Seungmin decidió que era algo que tenía que decirle a ese alfa en específico, ese que lo tenía loco y con quién se había hecho el difícil por cuatro largos meses.

—¿Te gustan los cachorros? —preguntó jugando con el mantel de la pizzería.

—Me encantan los cachorros, pienso tener un par en el futuro. —comentó con una sonrisa. —Siempre he soñado con un cachorro de rulitos.

Con ese recuerdo en la mente, Seungmin camina a la habitación de su bebé quien abre los ojitos cuando oye a su madre remover los muebles hasta sacar la ropa especial que compró para ese día. Le quita la pijama para ponerle los pantalones color crema, una sudadera marrón y encima de este, un suéter sin mangas gris. Estaba peinando los rizos largos de su pequeño cuando vio a su alfa entrar a la habitación vistiendo uno de sus trajes para trabajar. Hyunjin sonrió a su hijo y le llenó la cara de besos.

—Eunbi vino a Incheon por el fin de semana y me trajo esto. —sonrió sacando de su bolsillo una pequeña cadena de plata. —Mi padre me la dió cuando nací, pero quiero que Minji la tenga.

—Gracias. —dijo el pequeño, a lo que Seungmin besó su mejilla y siguió acomodando su cabello negro.

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El juzgado era algo que Hyunjin conocía bien, así que camino junto con Seungmin y el cachorro para sentarse en una banca. Seungmin le pasó al pequeño la tableta para que mirara videos mientras la hora llegaba y también los invitados para presenciar el acto.

—Ustedes van a ser los mejores padres de mundo. —sonrió Hyunwoo abrazando a su yerno.

—Claro que no, ustedes son los mejores padres del mundo, y los mejores abuelos también. —sonrió Seungmin abrazando a sus padres y luego volteando al oír a su cuñada saludarlo a lo lejos.

Cuándo llegó la hora estaban todos los invitados, incluyendo a los padres adoptivos que conoció el día del curso quienes ahora tenían una bebé muy pequeña entre sus brazos y la mostraban con orgullo. La habitación estaba llena de amor y apoyo, el omega no lo podía creer, como una persona tan pequeña puede atraer tal cantidad de afecto de personas que hasta hace unos meses eran desconocidos.

—Por favor, vamos a proceder. —avisa el juez.

Todos toman asiento esperando a que el hombre siga leyendo los papeles y emita sellos y firmas. Las piernas de Seungmin temblaban en su lugar, mientras el alfa leía las notas de la trabajadora social asintiendo y finalmente firmó la última hoja antes de volver la vista a la pareja con el pequeño.

—Tienen la mejor de las recomendaciones de la señorita Kim, y eso no es algo que pueda decir de todos los padres que se ponen de pie aquí. —sonríe amable entregando los papeles a la pareja por medio de un asistente. —En ese folder pueden encontrar la acta de nacimiento y adopción de Hwang Minji, muchas felicidades, papás.

La habitación estalla en aplausos y Seungmin mira de reojo como Hyunjin vuelve a rechazar una llamada antes de finalmente apagar el teléfono. Es el primer día que su marido deja el trabajo por primera vez en su vida. Seungmin caminó hasta encontrarse con sus amigos y familia quienes los felicitaban con aplausos y abrazos a más no poder.

—Amor, no me lo puedo creer, me haz hecho el alfa más feliz del mundo. —Hyunjin sonríe besando los labios de su esposo y luego la mejilla del cachorro. —Hoy es el día más feliz de mi vida, porque te tengo a tí y a mi hijo.

Las personas que escucharon comenzaron a aplaudir incluído el bebé y así subieron al auto para dirigirse a casa y poder celebrar como debe ser. Hyunjin estaba encantando con el cachorro, no queriendo bajarlo de sus brazos, besando sus regordetas mejillas hasta que este puso resistencia para ir a jugar con los otros niños. Su niño ya no era el bebé tímido que había conocido, ahora era curioso y feliz, completamente divertido y amigable.

—¿Cuándo tendrán al segundo, hijo? —preguntó su suegro a quien veía como otro padre.

—Planeamos adoptar un recién nacido la siguiente vez, probablemente cuando Minji esté yendo a la escuela. —confía a su suegro saludando a los demás en la fiesta.

—Hijo, me encanta ser abuelo, pero si Seungmin vuelve a llegar llorando a la casa me voy a encargar de que no vuelvas a ser padre de nadie ¿Me entiendes? —pregunta terminando la amenaza amigable.

—Claro que si señor Kim, usted no sabe lo que haría para que Seungmin sea feliz.

—Si amas a Seungmin la mitad de lo que yo amo a Dagun, entonces tengo una idea de lo que harías. —alza su cerveza en señal de despedida antes de ir a platicar con otras personas.

Partieron un pastel y dejaron a los niños jugar hasta que el sol se ocultó y fue hora de meter a los cachorros a casa. Seungmin y Hyunjin leyeron juntos un cuento al pequeño, su madre lo sostenía en la silla mecedora mientras su padre le contaba el principito, para que finalmente se quedará dormido escuchando el corazón de Seungmin.

—Es tan hermoso, no quiero ni pensar en cuando sea un malhumorado como tú cuando te conocí. —Seungmin sonrió mientras ambos admiraban al cachorro.

—Recuerdo ese día, en la cafetería de tu madre, cuando te ví usando esa bufanda gris decidi que serías mi omega. —sonríe tomando al más joven de la cintura. —Y no me arrepiento de la decisión que tome.

Una sonrisa se posó en la cara de Seungmin y le dio un suave beso en los labios y caminó rumbo a la habitación. Hyunjin en cambio se quedó mirando un rato más al cachorro, sorprendido del magnetismo que sentía por ese bebé, como sentía que era una parte más de si mismo y como daría la vida para que él fuera feliz. Tal vez eso era lo que significaba ser padre de alguien.