「༻ 1 ༺」

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Meditabundo, onírico; pensativo, cabizbajo... Utópico, ensimismado, ilusorio.

Se pasó la mano por su rostro. Sus ojos estaban en suma cansados y su cuerpo estaba un tanto adormecido. Se dejó caer en su cama y puso la copia de su libro favorito sobre su abdomen; leer las obras de Jiraiya siempre le procuró una extraña paz, le daba pauta a pensar que todos eran solo humanos con deseos, con vicios que debían ser cumplidos.

Más allá del mundo ninja estaba la cotidianidad, a veces se cuestionaba si todo había valido la pena. Le daba terror y vergüenza albergar ese tipo de pensamientos en su cabeza, él era el gran Kakashi, uno de los ninja más temidos de la nación del fuego. ¿A quién quería engañar? Era solo un humano, un humano triste y solitario.

Cerró los ojos y se trasladó a otro sitio, uno donde no existiera el dolor y la culpa, siempre estaba la culpa; sus dientes rechinaba por sí solos cuando pensaba en las cosas que pudo haber detenido. Si tan solo hubiera más tiempo, pero no lo había. El tiempo no deja de correr, y sus manos que antes eran tersas ahora se sentían ásperas.

Se puso de pie y estiró por completo la espalda, miró hacia donde se encontraba su amada colección de libros. Para él, una mujer era un ser indescifrable, había tenido la oportunidad de enredarse con algunas, más bien bastantes de ellas en su camino. Cada misión, cada nación; cada ciudad nueva traían consigo el cuerpo caliente y exorbitante de una mujer.

«Las mujeres son un vórtice» pensó mientras tomaba una copia de Violencia, el segundo tomo de la saga Icha Icha. «Uno debe reconocer que es un buen ninja si logra salir del exquisito trance que conlleva un buen coito» siguió observando la portada del libro. «Las mujeres son crueles. Me gusta la crueldad, he de aceptar que podría morir feliz si tengo algunas de ellas en mi cama... o en cualquier cama, mientras sea una mujer podría morir feliz» sonrió y dejó el libro de lado.

Kakashi observó el reloj, marcaba las 3:00 am. Se sintió nuevamente solo, descubrió hacía no mucho tiempo, que no le gustaba estar en Konoha. Para su desgracia, era bastante conocido y nunca se sentía cómodo cortejando a alguna chiquilla. Le gustaban de todo tipo, las mayores estaban repletas de experiencias y de orgasmos sublimes, a las más jóvenes debía enseñarles pero, ¿acaso no era un buen maestro? Le encantaba destrozar la virginidad, y los rostros apacibles de aquellas neófitas del sexo.

Se rascó la sien, su miembro dolía ¿A quién podría acudir en Konoha? Tenía a Shizune, que sin duda alguna era poco modesta a la hora de follar, o... No a ella no, ella era prohibida; aunque ocupara sus pensamientos la mayor parte del día. Desechó el pensamiento y volvió a la cama, se cobijó en sabanas frías y se sintió solo... nuevamente solo.

Espero que les haya gustado, habrá más de estos drabbles. ¿Qué opinan? Dejen su voto y/o comentario.

Las quiero bebés 💙

【Confesiones obscenas】ᴋᴀᴋᴀꜱᴀᴋᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora