Capítulo 13

17.5K 888 82
                                    

—Pequeña, me vuelves loco. —Susurré contra su cuello, aún no habíamos entrado en casa y ya estaba jadeando. —¿Estás lista para esto?

Lisa se puso seria de repente y se puso a llorar, ¿qué cojones acababa de ocurrir?

—Pequeña, pequeña, Lisa... ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? —Pregunté desesperado mientras la cogía en brazos y entraba rápidamente en casa, subí a mi habitación y la senté en la cama posicionándome de rodillas entre sus piernas para poder observarla mejor. —Si no quieres hacer nada, no hace falta que llores, solo dime que no quieres y ya está, ¿entiendes? Nunca te voy a forzar a hacer algo que no quieres.

Lisa negó su cabecita y se puso a mover sus dedos nerviosamente, suspiró con cansancio y me acarició la cara.

—No es que no quiera hacerlo contigo, lobito. —Susurró con dulzura y bajaba la mirada avergonzada. —Lo que pasa... Es que soy un desecho, Paul, no... No soy virgen...

—Lisa, estamos en el siglo XXI, que tengas experiencia sexual no significa que seas un desecho. —Contesté con el ceño fruncido, esa mierda de ser el primero era demasiado cavernícola para mi gusto, y si mi pequeña deseaba hacerlo, ¿por qué no? —Pero no eres un desecho, no digas eso porque ahí sí que me voy a cabrear.

—Paul, soy un desecho, el hombre que nos secuestró a mamá y a mi... Me... —Mi pequeña empezó a sollozar tapándose la cara, al principio no entendí que quería decir hasta que mis cables conectaron y, como no quise hacerla daño transformándome cerca de ella, salté por la ventana y antes de tocar el suelo ya iba sobre cuatro patas.

¡Jodido hijo de puta! ¡Violar a una niña, violar a mi niña! ¡Qué hijo de puta! ¡QUÉ HIJO DE PUTA! No paraba de gruñir y romper cosas a mi paso, no sé cuánto estuve destrozando el bosque hasta que caí en la cuenta de que había dejado a mi pequeña sola cuando más me necesitaba... ¡Imbécil! Me transformé en medio del bosque y cogí unos vaqueros de uno de los escondites que teníamos por el bosque en casos de emergencia. Corrí hacia mi casa, pero seguía con las ganas de matar a ese hijo de puta, por lo que rompí varios árboles más con mis puñetazos y me dirigí a casa, donde mi pequeña estaba sentada en el porche esperándome, cuando me vio aparecer me hizo un gesto para que me sentara a su lado.

—Siento haberme ido así, pequeña, pero no podía hacerte daño. —Me disculpé mientras la agarraba su manita y la acariciaba suavemente. —No pienso que seas un desecho, tu eres la víctima, no es tu culpa, no hay nada malo en ti, ¿lo entiendes?

—Paul, él me tocó y me hizo cosas... cosas horribles. —Susurró mientras se tragaba un sollozo y me miraba con un dolor en la mirada que nunca pensé que vería en una persona, mataría a ese hijo de puta.

—Cariño, ven aquí. —Contesté mientras cogía a mi pequeña y la sentaba en el regazo para abrazarla con fuerza. —Yo te amo, nunca, nunca voy a forzarte a nada, ni a obligarte a nada... Solo quiero que seas feliz, ¿vale?

Lisa sonrió demasiado dulce y demasiado angelical y enterró su rostro en mi cuello aspirando con fuerza mi olor, solía decir que mi aroma la relajaba, pero no me quejaba, me pasaba lo mismo con ella.

—Pequeña, ¿qué te parece si hacemos palomitas de maíz con chocolate por encima y vemos tú película favorita? —Susurré con una sonrisa, necesitaba hacer algo para que mi pequeña sonriera, Lisa me sonrió y asintió pese a que la sonrisa no le llegaba a los ojos. —Pues vamos cariño.

El resto de la noche la pasamos viendo películas de princesas, si, de putas princesas, pero mi pequeña necesitaba esto, y pese a que no había planificado que la noche pasara así, nunca la forzaría a nada, primero debía conseguir que se sintiera cómoda con su cuerpo y no se infravalorara por lo que el hijo de puta ese había hecho. Nos acostamos a las cinco de la mañana, pero no había problemas, mi pequeña se quedó dormida sobre mi como un gatito y nos despertamos después del medio día por el sonido de mi móvil.

—¿Quién? —Gruñí cabreado, ¿quién cojones me había despertado?

—¡Paul Daniel Lahote! Cuida ese tono. —Me riñó Karen a modo de saludo, ¿por qué esta mujer me estaba riñendo siempre? —¿No te había dicho que me trajeras a Lisa para comer hoy? Mueve el culo y estad aquí para comer en quince minutos.

Karen me colgó y no me dejó replicar una mierda, pero ¿qué acababa de pasar? Con cuidado desperté a mi pequeña con besos por toda la cara, de la manera más dulce que se me ocurría, no quería que pensara que algo había cambiado desde que me contó lo de anoche, que además debía hablar con el jefe Swan para que encerraran al hijo de puta ese más tiempo, no solo por secuestro y asesinato.

—Buenos días, pequeña, vístete y vamos a comer con Karen. —Susurré con suavidad, mi pequeña actuó como una perezosa y se dio la vuelta para seguir durmiendo ignorándome. —Lisa, no me ignores.

Lisa gruñó algo y se tapó por completo, intenté despertarla de todas las maneras dulces que conocía, pero, aunque fuera mi impronta... ¡Soy Paul Lahote! Soy un puto bestia, así que llené la bañera y cogí a Lisa en brazos, la llevé hasta el baño y volví a intentar despertarla, pero como siguió sin funcionar, la metí de lleno en el agua.

—¡AGH! ¡HE – LA – DA! —Exclamó sílaba a sílaba, pero me hizo un pucherito demasiado adorable y me miró como un cachorrito, ¡joder! Si me ponía esa cara mientras me pedía que la entregara mis pelotas lo haría sin dudar. —Está fría, ¿por qué me has hecho esto?

Mi pequeña alzó los brazos y rápidamente la saqué de ahí mientras la susurraba palabras de arrepentimiento y amor, pero Lisa sonrió malévolamente y me tiró a la bañera... ¡Mi pequeña quiere jugar! Escuché como corría y me levanté dispuesto a cazar a mi pequeña presa, me moví como un depredador al entrar en el cuarto y me lancé contra mi pequeña gatita, quien no paraba de reírse.

—Ahora que estás despierta, vístete, no querrás que Karen nos riña. —Susurré en su oído provocando que se la erizara la piel. Media hora después habíamos llegado a casa de Jared, y Karen salió rápidamente para abrazar a Lisa.

—¡Hace dos días que no te veía! —Susurró Karen en su oído, pero claro, yo podía escucharla. —Paul, volvéis a casa hoy.

—Si, Karen. —Lo mejor era dar la razón al chihuahua antes de que me mordiera, pasamos a la cocina y ya estaban ahí Tom, quien también abrazó a Lisa, Jared y Kim, quienes la vieron anoche y solo la saludaron con la mano.

—Me muero de hambre. —Exclamó Jared con fastidio. —Menos mal que ya habéis llegado...

Nos sentamos a comer tranquilamente, yo me puse a pensar en que hacer para que Lisa se abriera y hablara con los demás y no solo conmigo cuando sonó el timbre y se levantó Tom para abrir. Volvió a los minutos con un chico moreno, ¿quién cojones era este tipo?

—Buenas tardes, lamento molestar, soy Adam Grey. —Saludó mirando a mi pequeña, espera... ¿Grey? —Soy tu hermanastro.

*Adam Grey interpretado por Adam Waheed

*Adam Grey interpretado por Adam Waheed

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CURA MIS HERIDAS |PAUL LAHOTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora