Capítulo 2

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El camino al hospital fue espantoso, la ambulancia apestaba a chupasangre, pero por lo menos el olor de mi impronta evitaba que me diera un ataque o quisiera arrancarle la cabeza al doctor sanguijuela. Aunque que mi impronta no hablase era extraño, no sabía ni su nombre, ni nada sobre ella, aunque por el tono de su piel, parecía ser de la Reserva. Fijándome mejor en su cara, vi que tenía unos moratones ya borrándose. Seguí comprobando su estado, pero parecía que estaba dormida y no quería molestarla mucho hasta llegar al hospital.

—Paul. —Dijo el chupasangre. —Ahora cuando lleguemos debo llevarla a observación y comprobar que está bien, ¿no te molestará que la inspeccione?

—No, pero no me voy a alejar de ella. —Declaré sin tan siquiera mirarlo a los ojos, no tenía ganas de vomitar aquí.

—Por supuesto, conseguiré que puedas pasar. —Dijo con tono conciliador, asentí una vez y seguí observando al pequeño ángel que tenía en mis brazos.

Al llegar al hospital, mi pequeña se despertó, y cuando vio una camilla se aferró con fuerza a mi cuello, no quería separarse de mí, aunque yo tampoco deseaba hacerlo. Tras varios forcejeos, dejaron a mi pequeña en mis brazos y pasamos a una de las consultas, el doctor me hizo sentarme en una camilla con mi impronta en brazos, intentó tocarla, pero ella se hizo más pequeña sobre mí.

—Bueno, no pasa nada querida, ¿qué te parece si es Paul quien comprueba que estés bien? —Preguntó el doctor mientras sacaba diferentes objetos, mi pequeña asintió y dejó que yo comprobase que todo estaba bien, aunque claro, yo no tenía ni puta idea, lo bueno era que el doctor colmillos usó sus habilidades y comprobó que estaba bien. Después de media hora de comprobar que estaba bien, el doctor sacó una hoja y un lápiz sobre una tabla y me la dio.

—Verás querida, lo que tiene Paul en la mano es para que puedas escribir tu nombre, apellidos y tu edad, ¿de acuerdo? —Preguntó de nuevo con suavidad, mi pequeña lo miró desde mi pecho y asintió mientras cogía la hoja y el lápiz y la veía escribir: "Soy Lisa Grey y tengo 16 años".

Mi pequeña Lisa le dio el papel al doctor y este salió al pasillo, donde estaban los policías, y los pude escuchar hablar.

—Buscad información sobre Lisa Grey, quiero saber todo lo que podáis encontrar de ella. —Ordenó el jefe Swan, después de eso escuché como todos desaparecían, a los minutos apareció de nuevo el doctor acompañado de la chupasangre enana.

—¡Hola Lisa! Soy Alice, y te he traído un pijama y ropa nueva, ya que la policía se tiene que llevar tu ropa como evidencia. —Dijo con demasiada alegría para mi gusto, pero Lisa sonrió dulcemente.

—Muy bien, esta noche la pasarás en observación. —Dijo el doctor mientras abría la puerta y me hacía gestos para que le siguiera, pero hizo que una corriente de aire me diera en la cara ¡asquerosos chupasangres! Llegamos a una habitación de una sola cama, la fui a dejar en ella, pero Lisa se aferró a mi cuello con fuerza.

—Tranquila, no me voy a ir, pero te tienes que duchar y cambiar de ropa. —Dije de la forma más dulce que podía, mi lobo estaba demasiado triste y dolorido al ver a mi impronta sufrir, y encima si ella no quería que me alejase de ella... ¡Demonios! No iba a ser yo el que la contradijera.

—Primero tienen que hacerla fotos, para el fichero del caso. —Dijo el doctor mientras hacía pasar a uno de los policías. Con mi ayuda —ya que Lisa no soltaba mi mano en ningún momento— el policía la hizo unas fotos de las marcas, de los golpes y demás, cada marca que veía era un golpe a mi lobo y a mi corazón, pero debía controlarme, ella me necesita.

—Muy bien, ya está. —Dijo el policía antes de salir de la habitación, momentos después la chupasangres enana entraba con una maleta enorme. —Cuando se quite la ropa, metedla en esta bolsa y dársela a una enfermera.

Entré en el baño de la habitación y me di la vuelta para que Lisa pudiera ver que no me iba a ningún lado mientras ella se duchaba, una vez terminó, se vistió y me tocó la espalda con dulzura.

—¿Ya estás lista? —Pregunté mientras me giraba, y agarré la toalla del pelo para secárselo con cuidado. —Lista, que bonita estás.

Lisa me sonrió, una enorme sonrisa dirigida enteramente a mí, y me cogió la mano para salir al cuarto, donde estaba el doctor colmillos con otra doctora.

—Buenas noches, Lisa, soy la doctora Greene. —Informó con una sonrisa, observando como la ayudaba a subir a la cama y juntaba el sillón a su lado, me senté y ella rápidamente me cogió la mano. —Soy la psicóloga del hospital, me gustaría hablar contigo a solas. —Añadió de forma significativa, pero ¡que la den! Mi Lisa me quiere a su lado y yo no me voy a mover. Lisa negó con la cabeza y me señaló para luego hacer un gesto de que me quedaba aquí, así que la doctora Greene suspiró y se sentó en la cama de Lisa.

—Bueno, Lisa, la policía ha buscado información sobre ti, y hemos visto que el hombre que estaba en tu casa era tu padrastro y la mujer tu madre, ¿no? —Preguntó seria, mi pequeña asintió una vez y me apretó con fuerza la mano. —Muy bien, ¿y tu padre?

Lisa la pidió su tabla donde estaban sus hojas y escribió en ellas: "No quiero hablar de ello".

—Muy bien, entonces, sé que puedes hablar, pero debido al shock de lo ocurrido hoy, has perdido la voz, es importante que vuelvas a hablar, en cuanto lo hagas habrá un juicio para condenar a tu padrastro, de momento estará en prisión hasta dicho juicio.

—Genial, hasta entonces, ¿Lisa donde se quedará? —Pregunté alarmado por si me separaban de ella.

—Irá a una casa de acogida o a un orfanato de la zona. —Informó la doctora que cada vez me caía más como el culo.

—¡No! No la vais a llevar a esos sitios, ella es una nativa americana, según las leyes, hay que preservar la cultura indígena, debe quedarse en la Reserva. —Dije con rapidez, fue lo que hicieron conmigo, vi a la doctora fruncir los labios, sabía que tenía razón, por lo que salió a por el jefe Swan, quien entró seguido por ella. —Charlie, yo me puedo quedar con ella, tengo ingresos, una casa estable y vivo en la Reserva. —Añadí con desesperación en la voz, Lisa a mi lado también estaba tensa, ella no quería alejarse de mi lado, y a mi lobo eso le gustó.

—Muchacho, no podemos dejar que te hagas cargo de ella, pero en estos casos, en la Reserva hay familias que los acogen en estos casos. —Me informó el jefe Swan con la voz tensa, sabía que Lisa era mi impronta y no quería separarme de ella.

—¡Jefe Swan! Tenemos información. —Declaró uno de los policías, Charlie salió seguido por los doctores y pude escuchar claramente. —Su padre era Aiden Grey, uno de los magnates más poderosos de la zona, denunció la desaparición de la chica y su mujer hace dos años, murió ayer en un accidente de coche, parece que el sujeto lo averiguó y al ver que no conseguiría dinero por el rescate decidió acabar con ellas.

CURA MIS HERIDAS |PAUL LAHOTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora