Capítulo 18

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—¿Qué te has imprimado? —Pregunté totalmente sorprendido, eso debía ser un récord o algo, ¿qué lobo que se acaba de transformar, encuentra su impronta en puto mismo día?

—Si, ha sido... Sam me estaba enseñando el límite con los Cullen, estaba corriendo a su lado cuando vi una preciosa loba gris desde el otro lado. —Contestó Adam con una sonrisa de imbécil recién imprimado.

—¿Te has imprimado en Leah? —Pregunté mientras me descojonaba en su cara, no podía parar de reírme, eso sí que es mala suerte, ¡la jodida Leah! Va a cortarle las pelotas antes de poder saludarla.

—¿Por qué te ríes? —Preguntó Adam con el ceño fruncido, pero no podía parar de reírme en su cara, de verdad que me dolía hasta el estómago.

—¿Has... Has ha-hablado con ella? —Pregunté de vuelta entre risas, no podía ni hablar bien imaginándome al pobre Adam intentando hablar con la puñetera Leah.

—No, Sam me dijo que lo mejor era darme tiempo y no asustarla. —Susurró mientras Lisa me miraba fijamente con la ceja levantada mientras acariciaba el brazo de Adam, creo que mi pequeña me va a matar si no dejo de reírme de su hermanito.

—Lo siento tío, ¿te han contado lo maja y simpática que es? —Pregunté intentando no reírme de nuevo en su cara, pero era difícil, y yo no soy muy amable que digamos, si no estuviera aquí Lisa mirándome fijamente, ya le habría soltado alguna burrada.

—Los chicos también se rieron como tú, y me dijeron que es un poco difícil, no sé a qué se refieren. —Contestó Adam mientras se iba a la cocina y sacaba de los estantes unas galletas, patatas fritas y demás comida, se cómo se sentía, el hambre de los lobos es voraz.

Lisa sacó su pizarra y escribió en ella: "Adam, seguro que Paul te puede ayudar para que la conozcas". Me quedé mirando fijamente la pizarra, mi pequeña no había escrito eso, ¿quién cojones era yo, Cupido? Además, Leah me odiaba y mucho, nunca nos hemos llevado muy bien, pero todo empeoró cuando, un día que todos los tíos de la manada salimos de fiesta, la vomité encima, realmente ese momento hizo que Leah no solo me odiara, sino que también me convertí en el héroe de los chicos, ¿quién en su sano juicio vomita a Leah Clearwater y sale vivo de ahí? Pues el jodido Paul Lahote.

—¿Paul? Entonces, ¿me ayudas? —Preguntó Adam con una mirada parecida a la de Lisa cuando quiere algo... Y como no, no pude negarme.

—Claro, Cupido-Paul a tu servicio. —Contesté con una sonrisa y cogí una bolsa de patatas y una cerveza en una mano y a mi pequeña en la otra, apagué la televisión y fuimos a nuestro cuarto, nada más cerrar la puerta, Lisa se abalanzó a mis brazos y susurró en mi cuello:

—Gracias.

—No las des, pequeña. —Susurré mientras dejaba la comida y la bebida en el primer sitio que pillé y alcé a mi pequeña en brazos, sujetándola por su precioso culo, la empecé a besar dulcemente, ya que no quería asustarla, pero tenía hambre de ella y mi lobo ganas de marcarla. Pensé que el beso quedaría ahí, pero Lisa metió su lengua y comenzamos a besarnos más fervientemente, mi pequeña sabía a lo que debería ser el jodido cielo, ya que me encontraba en él en este instante, pero demasiado pronto nos quedamos sin oxígeno y mi pequeña bajó de mis brazos y se tumbó en la cama, esperando a que cogiera la comida y me pusiera a su lado.

—¿Sabes una cosa? Como sigas besándome así y dejándome con las ganas... Me va a dar un ataque al corazón. —Dije mientras la guiñaba el ojo, ella se abrazó a mi cuerpo totalmente sonrojada, cogió el mando y puso un canal al azar. Comencé a pensar en que, si Lisa me recompensaba con estos besos cada vez que ayudaba al pardillo de Adam, ¿por qué no intentar llevarme mejor con él?

Además, el tipo ya está lo suficientemente jodido, nuestros ancestros o lo odian o tienen un humor bastante perverso, anda que darle como alma gemela a la pesada de Leah... Seguí en mi mundo hasta que mi móvil comenzó a sonar, al mirar la pantalla vi que era Jared, seguramente llamaba para reírse de Adam.

—Tío, ¿te has enterado? —Preguntó Jared a modo de saludo mientras Lisa ponía los ojos en blanco, seguramente estaba escuchando.

—Si, me lo ha contado. —Contesté con una carcajada que siguió Jared desde el otro lado de la línea hasta que se escuchó un golpe.

—¡Auch! Kimie, lo siento, no me voy a reír más de Adam. —Dijo Jared desde el otro lado de la línea con voz de cachorrito, la misma que usó hace tiempo para pedir a su madre comida.

—Te tiene atado en corto. —Contesté con una sonrisa, pero se me cortó al ver a Lisa fruncir el ceño y levantarse de la cama. —¿A dónde vas?

Lisa solo negó con la cabeza y salió del cuarto susurrando "hombres", después de colgar a Jared, salí rápidamente del cuarto para buscar a Lisa, me encontré a mi pequeña en la cocina, sentada en la barra comiéndose helado de chocolate directamente del bote.

—Aquí estás. —Susurré mientras me colocaba entre sus piernas y observaba como comía el helado, ¿lo estaba haciendo a cámara lenta o era yo siendo un jodido pervertido? —Yo también quiero, ¿me das un poco?

Lisa asintió y me llenó la cuchara de helado, pero yo no quería probarlo de ahí, así que la besé con ansias, el beso era delicioso, la boca de mi pequeña helada y con sabor a chocolate, seguí besándola hasta que nos quedamos sin oxígeno y me separé un poco de ella sin salirme de sus piernas, la abracé por la cintura y comprobé como se sonrojaba rápidamente.

—Delicioso. —Susurré mientras la guiñaba el ojo, mi pequeña se quedó helada mirándome fijamente, se la notaba el deseo tanto en la mirada como en su cuerpo, y eso a mí lobo le volvía loco, ya que me gruñó: "¡Márcala y hazla tuya!". —¿Me das más helado?

Mi pequeña asintió y se lanzó a besarme olvidándose del helado, me abrazó por el cuello con sus brazos y con las piernas en mi cintura mientras se frotaba con mi erección, ¡jodida gloria! Nos olvidamos de todo y comencé a andar hacia nuestro cuarto mientras tocaba impúdicamente el cuerpo de mi pequeña, que no paraba de gemir contra mi boca, realmente esto era el jodido cielo. Seguí caminando hasta que noté las escaleras, las subí tropezándome varias veces hasta que empotré a mi pequeña contra una pared, comencé a besar su cuello hasta llegar a sus dulces pechos, me metí bajo la camiseta y los comencé a besar y chupar.

—¿¡Pero qué...¡? —Exclamó Adam desde la puerta de su cuarto, yo rápidamente saqué la cabeza del interior de la camiseta de Lisa y la dejé en el suelo suavemente, mi pequeña estaba totalmente sonrojada y evitaba mirar a su hermano a la cara.

—¡Hombre, Adam! ¿Cómo estás? —Pregunté mientras evitaba una situación más vergonzosa para Lisa. —Bueno, que sueño, buenas noches. —Añadí con un bostezo bastante falso y arrastré a Lisa a nuestro cuarto con rapidez, nada más cerrar la puerta, mi pequeña se empezó a reír por los nervios de haber sido pillados y por mi escusa, y yo me uní rápidamente a sus risas, la situación había sido demasiado.

—¡Aún puedo oíros! —Gritó Adam desde el pasillo. —Oído de hombre lobo, ¿recordáis?

Abrí la puerta y me asomé mirando a Adam, quien estaba temblando.

—Mañana iremos a hablar con Leah, ahora, si me disculpas, me voy a dormir con tu hermana. —Añadí mientras guiñaba un ojo y evitaba la deportiva que Adam me había lanzado a la cara, cerré la puerta y gritando dije: —¡Has fallado!

CURA MIS HERIDAS |PAUL LAHOTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora