CURA MIS HERIDAS |PAUL LAHOTE|

Capítulo 27

Al día siguiente del puto disparo, Lisa estaba casi recuperada físicamente, pero mentalmente estaba muy afectada, haber revivido sus peores pesadillas frente a tanta gente había sido demasiado para ella. Se la notaba distante, y eso no lo podía aguantar, hacía gilipolleces para que se riera, pero ninguna carcajada la llegaba a los ojos, mi impronta estaba sufriendo y no estaba totalmente recuperada, lo que hacía que mi lobo estuviera atento, por lo que, sin querer, gruñí varias veces a Carlisle y otras veces a Adam, ya que mi lobo los veía como posibles amenazas, y si ya entraba Sam o Jacob, literalmente me ponía a temblar, hubo dos veces que por poco me transformo ahí mismo, por lo que se decidió que las únicas personas que iban a entrar serían Carlisle y su compañera Esme, nadie más.

—Lobito. —Susurró mi pequeña en mi oído, no me había dado cuenta de que estaba durmiendo, y esta silla era jodidamente incómoda.

—Dime, pequeña. —Contesté mientras la miraba y la agarraba ambas manos mientras la daba pequeños besos en ellas.

—¿Ya estás mejor? —Preguntó mientras se sentaba en mi regazo, tal y como lo hacía cuando estábamos en el hospital nada más conocernos, pero me sorprendió que me preguntara eso a mí.

—Pequeña, yo estoy bien, quien debería preguntar eso soy yo, ayer pasaste un mal momento, y además te dispararon, yo solo estoy jodidamente ansioso porque estás herida, y mi lobo necesita saber que estas bien. —Contesté mientras juntaba su frente con la mía, ella levantó una ceja, seguramente para reñirme por haber dicho una palabrota, pero no dijo nada y me besó dulcemente.

—Lobito, ayer escuchaste lo que me pasó, ¿aún me quieres? —Preguntó con la mirada triste, y eso no podía permitirlo.

—Yo no te quiero, yo te amo, y nunca lo voy a hacer, por dos razones, la primera es porque la imprimación es así, y la segunda, ¿tú crees que alguien más me va a aguantar? —Pregunté intentando que se riera, y funcionó, ya que mientras se reía me dio un golpe en el brazo.

—¿Solo me amas por eso? —Preguntó intentando parecer enfadada, pero la sonrisa que luchaba por esconder la delataba, y a mí me encantaba hacerla sonreír en estos momentos de mierda.

—¿Te parece poco? —Pregunté mientras repartía besos por su cara mientras ella se reía. —Ahora enserio, ¿estás bien, pequeña?

—No, lobito, no estoy bien, pero sé que me ayudarás a estarlo. —Contestó con una confianza que me dieron ganas de comérmela, y no lo hice por la herida en su estómago y porque esta silla era jodidamente incómoda.

—Yo siempre voy a ayudarte a que toques las estrellas sin caerte. —Dije con la puta frase más cursi del mundo, pero que me salió del corazón, porque era verdad, yo nunca dejaría que mi pequeña se cayera, ella siempre estaría en lo alto.

—Te amo. —Susurró mientras me besaba dulcemente, era un beso tan puro que se me escaparon unas lágrimas, jodido crío, ¿por qué esta pequeña me hacía sentir tan débil y fuerte al mismo tiempo?

—Yo también te amo. —Contesté con una sonrisa tras el beso.

—¡Yo también os amo! —Exclamó Jared desde el otro lado de la puerta cortando totalmente el momento mágico que estaba teniendo.

—¡Tienes suerte de que no me pueda alejar de mi pequeña, sino, te metería la cabeza en el puto culo para que vieras como te lo pateo! —Dije levantando la voz con el ceño fruncido, ¡putos cotillas y putos sentidos desarrollados!

—No es mi culpa, queremos ver a Lisa y tú no nos dejas pasar, ¿qué quieres que hagamos? —Preguntó en esta ocasión Quil, ya que Jared se estaba riendo como una puta foca retrasada desde el otro lado de la puerta.

—Podéis iros a la mierda. —Sugerí con mi voz de amenaza, pero Lisa me dio una colleja. —¡Auch! Lis, ¿y ahora que he hecho?

Lisa no pudo responder, todos los que estaban al otro lado de la puerta se estaban riendo con fuerza, mi pequeña me pidió disculpas y me dio un beso en la mejilla.

Necesitaba marcarla pronto, necesitaba que todos supieran que ella estaba conmigo, pero no quería asustarla ni hacerla daño, ¿qué demonios podía hacer?