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Al día siguiente Zhan despertó con ojeras y un cansancio indescriptible. Yibo rondó por su cabeza toda la noche, el deseo de haber dicho "Sí, sí quiero ir a cenar" le taladraba una y otra vez. ¿Por qué no pudo reaccionar más rápido? Así hubiera evitado a esa mujer y salir con Yibo. Se duchó y almorzó algo ligero. Dios, era tan tarde y no había descansado ni un poco, pensó regresar a la cama pero analizó la alacena y no estaba tan surtida, no es como si se hubiera dado el tiempo de hacerlo, por lo que tomó su billetera y cubre boca para llenarla con despensa.
Varias frutas y verduras, carnes, cereal, yogurth, cómo le fascinaba salir a comprar, ese pasatiempo lo había adquirido de su preciosa madre. Aunque compró tanta variedad de alimentos, no compró grandes cantidades sólo lo necesario. Caminó por las calles medias transitadas, no se había dado cuenta de lo agradable que lucía su vecindario, quizá porque el día de la mudanza sólo llegó, acomodó lo indispensable, le entró sentimiento por haber tenido que dejar Japón, alejarse de su estudio por el cual había trabajado tanto y lloró hasta quedarse dormido.
Agitó la cabeza tratando de alejar esos pensamientos. Este era un nuevo comienzo, aquí también trabajaría y lucharía por tener su propio espacio, cada día tendría que hacerlo mejor que el anterior. Para su suerte siguió teniendo contacto con algunos de sus clientes, lo recomendaron con otras personas para algunos trabajos de diseño. Agradecía a los dioses por solamente dejar a las buenas personas a su alrededor y por las que ponía en su camino. Como cierto pelinegro que llegó a desestabilizarlo emocionalmente. Rayos, justo había dejado de pensar en Yibo unos momentos. Era como si su mente fuera forzada a recordar cada centímetro de piel que tuvo contacto con las yemas de sus dedos, la temperatura corporal de Yibo le traspasó la ropa y aumentaba su propio calor, esa extraña sensación que lo llenaba y lo hacía sentir más vivo que nunca, se estaría mofando de sí mismo si dijera que lo había sentido con alguien más, porque no era así. Yibo era especial, por esa razón necesitaba verlo y hacérselo saber.
Al llegar a casa se dedicó a guardar todo lo que compró, preparar la comida para más tarde, acomodar ropa para ir a la lavandería entre semana y finalmente volver a repasar las clases para lo que restaba de la semana. Después de terminar todo lo que tenía planeado, comió un poco y se quedó absorto un par de horas frente a su laptop, tanto así que el cansancio acumulado en la madrugada comenzó a cobrar factura pese al alto brillo que tenía la pantalla y conociéndose, seguramente se quedaría dormido en cualquier momento por lo que tomó su celular y puso una alarma, sólo tomaría un pequeño receso, total todo estaba preparado para la tarde que diera clase.
La saliva le escurrió por la comisura del labio, un sonido en extremo fastidioso hacía que su cabeza palpitara, con gesto de molestia buscó el objeto que hacía tanto ruido y trató de apagarlo. Su rostro estaba levemente hinchado y se negaba a abrir los ojos.
− ¿Qué hora es...?
Zhan emitía sonidos parecidos a un ronroneo mientras se despabilaba, prendió la pantalla de su celular y al ver la hora toda la sangre se le fue a los pies, palideciendo por completo.
− Ay no... ¡¿Por qué es tan tarde?!
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Yibo lucía tan sereno en aquel espacioso salón de baile estirando sus brazos y piernas. Se había dado la tarea de llegar temprano y ahora sí poder invitar a Zhan a cualquier lugar que él deseara. Tenía tantas preguntas qué hacer para conocerlo más y más, pero también deseaba derretirse entre las manos de Zhan mientras él se aferraba a su camisa.
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Dance Lover || ZhanYi ||
Roman d'amourYibo era feliz cuando la música entraba por sus oídos y podía reflejarlo a través de su cuerpo en movimiento. Él estaba 99% seguro que nada lo podía hacer sentir más satisfecho que bailar, andar en su moto y construir legos... hasta que conoció a Xi...