CAPÍTULO 6 - 이웃

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Se despertó a la mañana siguiente muy reconfortado después de no haber dormido durante días. Su perrito seguía encima de su cama durmiendo mientras la luz del sol en su punto más álgido entraba por la ventana. Aquello sí que era felicidad. Podía respirar tranquilo, no había ni rastro de su ansiedad por fin.

Normalmente no le dejaba subirse a su cama, pero no le iba a negar nada después de lo que había pasado . Sólo quería abrazarle durante horas y horas hasta que procesase que lo más importante de su vida estaba ahí con él de nuevo. Ahora tenía pánico a sacarle de paseo, se iba a acostumbrar a tenerle con correa por lo menos hasta que fuese más adulto.

Por fin volvió a salir con sus amigos los días siguientes a pesar de estar muy próximos al comienzo de la universidad. Sus nervios eran palpables pero aquellos chicos simpáticos siempre hacían que se sintiese mejor, era maravilloso poder haber encontrado a personas así incluso antes de haber empezado la universidad.

Quería congelar el tiempo en aquellos instantes cuando seguían quedando en la pizzería de los años 80 y reían todos juntos. Sentía que había pertenecido a aquello toda la vida, como si pasase lo que pasase, aquellos 5 chicos no fueran a irse de su lado. No quería que empezase la universidad y su ansiedad y depresión volviesen tan fuerte como hace unos meses.

Era la primera vez que se sentía pleno siendo quien era y con las personas que tenía alrededor, sin ser juzgado y teniendo la posibilidad de querer y ser querido. Deseaba que aquello durase para siempre, el buen tiempo y la academia sin mucha gente, las mañanas sin tener que ir a clases o los paseos por la tarde con su perro, aunque aún esperaba que el chico misterioso le escribiese y ya había pasado una semana sin tener noticias suyas. Tampoco sabía por que se ilusionaba, ¿cómo iba él a interesarle a nadie?

Le encantaba poder quedarse quieto mirando a Hobi bailar y aprendiendo de él durante horas; quedar con Félix alguna mañana libre para ir de compras a las tiendas más chic de la ciudad; pasear con Oce mientras esta le hacía un montón de fotos increíbles debido a su profesión y pasión; ir a cafeterías con Alexa a leer durante horas o incluso invitarla a su apartamento para hacer lo mismo mientras tenían las mejores vistas de la ciudad; e invitar a maría de seguido para que ella pudiese jugar a todos los videojuegos que le encantaban en la pantalla grande de su piso. Valoraba cada mínimo momento que pasaba con ellos y en los que tenía la oportunidad de conocerlos personalmente. Nunca había sido alguien con muchos amigos y le apasionaba cada pequeño detalle que iba descubriendo.

Por primera vez sentía que algo comenzaba a funcionar en su vida. Por primera vez tenía ilusión.

Era miércoles y quedaban 5 días para que su padre llegase con su hermano y 7 para que su nueva pesadilla comenzase. "Menos mal que tengo a Hobi" pensaba el rubio. Tenía que despejarse un poco porque como se quedase de brazos cruzados en casa iba a acabar sacándose las venas. Primera y más importante norma para su autocontrol: no quedarse solo él y su mente si no quería que los demonios se despertaran y le atacaran.

Decidió salir a dar una vuelta a Kum antes de cenar, quien parecía que ya se mostraba más reacio a separarse de su amo. Disfrutaron un poco del aire libre mientras el dueño escuchaba música a través de sus airpods y trataba de convencer a su mente que no había peligro alguno que hiciese saltar la alarma de la ansiedad, aunque sabía que no iba a funcionar por mucho tiempo.

Volvió a su apartamento aun cuando su mente estaba muy lejos de allí, en Busan, en su zona de confort huyendo de todo aquello nuevo que asustaba tanto a su mente. Ni siquiera se quitó los cascos porque le daba miedo quedarse con el único silencio de las voces de su mente.

Soltó a Kum y dejó que andase libre por la primera planta, total, no estaba su padre así que no tenía que limitar por donde podía o no el canino andar a sus anchas.

LIE TO ME ☆ JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora