CAPÍTULO 10 - 순종

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Los días pasaban y cada vez le iba doliendo menos la cicatriz. Su marca estaba casi completamente curada y apenas tenía que seguir lubricándose la piel con aquel ungüento especial para tatuajes. Se mantenía en contacto con Taehyung después de que este al final le escribiese un mensaje. Cada dos horas más o menos lee enviaba foto de su brazo y su espalda para comprobar que todo seguía en orden mientras su amigo le contestaba con emojis riendo y diciéndole que no hacía falta más que un informe cada uno o dos días.

El rubio estaba muy contento de por fin haer dado el paso y haberse marcado la piel de forma permanente, no se arrepentía para nada. Le había enseñado a Namjoon su nuevo brazo muy ilusionado por videollamada, por una de las que hacían un par de veces por semana. Su mejor amigo se había sorprendido mucho de que se animase a realizar algo como aquello y se disculpó por no haber estado allí con él en un momento tan importante.

El pequeño dejó caer que a lo mejor también se animaba a hacer algún que otro cambio de look como teñirse el pelo a rosa pero Namjoon le recrodó que su padre le desheredaría si lo hacía. Tenía razón, pensó Jimin, además, demasiados cambios para tan poco tiempo.

Ambos chicos se despidieron con un saludo cariñoso a través de aquella pantalla que les estaba torturando vivos por no poder sentirse cerca, pero Namjoon le prometió que pronto estarían juntos y que además había conseguido un nuevo trabajo en una agencia de seguridad que le permitiría ahorrar para poder visitarlo. Los puestos informáticos estaban muy demandados y estaba seguro de que pronto podría conseguir el dinero.

Tras colgar, salió de su habitación ensimismado en su móvil y en los vídeos de algunos de los mejores vídeos de bailarines coreanos; con tan mala suerte de que chocó con su hermano según este subía las escaleras.

- Pe-perdón. - Se disculpó el menor levantando la mirada del dispositivo.

- Mira por dónde vas Jimin. - Le reprochó su hermano tan seco como siempre antes de lanzarle una mirada disgustada y volver a entrar en su habitación, o como le gustaba llamarlo a él, su estudio.

Llegó a la planta principal y detuvo el vídeo antes de que su padre se molestase por escuchar algo que no fueran las noticias de la radio. Para su sorpresa no estaba en el salón así que se acercó a la cocina para toparse con Jungkook que salía de esta distraído por el mismo pasillo por el que él se disponía a entrar.

Ambos chocaron y el móvil del pelinegro cayó al suelo pero ambos estaban petrificados al sentir aquella cercanía de nuevo. Jimin tartamudeó y sus mejillas se colorearon mientras el menor se quedaba embobado con aquellos labios tan apetecibles y tan cercanos a su rostro.

Jimin se dio cuenta e inconscientemente los mordió.

"Él y su maldita manía", pensó Jungkook, "un día no me voy a poder aguantar".

Los segundos pasaron mientras un suspiro salió de la boca del más alto y Jimin volvió en sí disculpándose precipitadamente y agachándose para coger el móvil. El moreno se sorprendió con aquel acto, pero Jimin se sentía demasiado torpe como para no aceptar que siempre iba en su mundo y que solía causar incidentes como aquellos frecuentemente. Era un poco torpe aunque cuando bailase pareciese el ser más ligero del planeta. 

- ¿Qué pasa aquí? - La cabeza de su padre apareció por el final del pasillo ante el sonoro golpe del teléfono contra el suelo. - ¡Ah! Hijo! Estás aquí. Ven a la cocina un segundo. Jungkook ya está informado, llevamos una hora hablando de esto.

Ambos jóvenes se dirigieron a aquella amplia y moderna cocina minimalista.

- Sentaos, hijos. - Ordenó el padre mientras que Jimin apretaba la mandíbula ante aquella frase.

LIE TO ME ☆ JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora