Ecos de la Oscuridad y la Amistad

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**La Luna y el Sol nunca podrán estar juntos salvo en un eclipse.**

**Empezamos**

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Boruto despertó con un sobresalto, su mente aún inmersa en el recuerdo de un sueño perturbador. En su sueño, se hallaba rodeado de una oscuridad impenetrable, con una silueta brillante en la distancia que parecía la luna. Intentó alcanzarla, pero cada vez se alejaba más, hasta que la oscuridad lo envolvió por completo, dejándolo solo y perdido. *¿Qué significa ese sueño?* se preguntó mientras se preparaba para otro día en la escuela.

Cada mañana, la rutina era la misma: levantarse, prepararse, y luego preparar el desayuno. La monotonía de su vida parecía interminable, pero había una razón para seguir adelante. *La verdad es que mi vida es un asco. No sé por qué sigo aquí…*

Sin embargo, sí lo sabía. Lo hacía por su madre, quien siempre estaba allí para él, cuidándolo cuando estaba enfermo y defendiendo su presencia. No quería que ella sufriera por su ausencia. En contraste, su padre parecía verlo como una molestia, una carga que estaría mejor sin él. Cada vez que volvía a casa, trataba de evitarlo, sabiendo que cualquier falla en la escuela podía desencadenar su ira, a veces en forma de palabras dolorosas, y en ocasiones, golpes.

*Pero así es mi vida…*

Boruto salió de su casa, la fría mañana de Kioto le daba la bienvenida. Esperó el autobús con una sensación de resignación. Cuando llegó, subió con un sentimiento de opresión. El autobús estaba lleno, y mientras los otros estudiantes conversaban y reían, él se sentía como un espectador distante.

Al llegar a la escuela, Boruto se apresuró a entrar en su salón de clases, con la esperanza de no encontrarse con problemas. Sin embargo, sus temores se hicieron realidad cuando un grupo de chicos lo rodeó.

—Mira quién está aquí —dijo uno con tono burlón.

—Vayanse —respondió Boruto, intentando evitar el conflicto.

—Creo que te tenemos que enseñar modales —dijo otro, agarrándolo por la camisa.

Boruto intentó liberarse, pero el grupo lo inmovilizó hasta que el profesor Shino entró en el aula.

—¡Por favor, alumnos, tomen asiento! —ordenó Shino, y los chicos se apartaron, dejando a Boruto en paz.

El director Iruka, acompañado de un chico albino con cabello celeste, entró en el salón.

—Bueno chicos, hoy tenemos un nuevo alumno. Compañero, por favor, preséntate —dijo Iruka.

—Hola chicos, soy Mitsuki. Me encantaría poder compartir con ustedes una amistad —dijo Mitsuki con una sonrisa cálida y segura.

—Un gusto, Mitsuki. Yo soy Shino, tu maestro de biología. Puedes sentarte donde gustes —respondió Shino.

Mitsuki se dirigió a un asiento cercano. Las clases siguieron sin incidentes, pero a la hora del almuerzo, las cosas volvieron a complicarse para Boruto.

En la cafetería, Boruto intentó evitar problemas, pero no tuvo suerte. Miko y Kimo, los matones de la escuela, lo encontraron rápidamente.

—Vaya, vaya, mira quién está aquí —dijo Miko con desdén.

—El estúpido de burrito —añadió Kimo.

—Adiós —dijo Boruto, intentando irse.

—Tú no te vas a ninguna parte —dijo Miko, agarrándolo por la manga de la camisa.

Kimo, con una sonrisa cruel, le hizo una traba, y Boruto cayó al suelo. Aprovecharon la caída para derramar refresco sobre él. Boruto, enfurecido, pateó a Miko en la pierna, haciéndolo caer, pero el impacto hizo que se golpeara la cabeza contra la mesa, dejándolo desmayado.

En la oficina del director, Iruka estaba preocupado mientras el personal intentaba despertar a Miko sin éxito.

—¡Boruto, no puede ser! Ahora Miko no responde —exclamó Iruka, su preocupación evidente.

—Pero… —empezó Boruto.

—¡Pero nada! No puedes hacer eso —interrumpió Iruka, su voz firme.

—Bueno, no volverá a pasar —dijo Boruto, cansado.

—Muy bien, llamaré a tus padres —dijo Iruka, mirando a Boruto con una mezcla de preocupación y desilusión.

Más tarde, Hinata, la madre de Boruto, llegó para llevárselo a casa. La conversación con Iruka había sido breve y cargada de preocupación.

—No te preocupes, hablaré con él sobre esto —dijo Hinata, tratando de calmar a Iruka.

Boruto regresó a casa con su madre, sabiendo que la rutina continuaría como siempre.

**POV Mitsuki**

Era mi primer día en la escuela Yakoma, en Kioto. Pasé el día sin complicaciones, aunque presencié algunas peleas entre chicos. Era un nuevo entorno, y aún estaba adaptándome.

**Al día siguiente**

En el autobús, Mitsuki estaba sentado junto a la ventana cuando escuchó risas a su alrededor. Miró hacia afuera y vio a un grupo de chicos que se reían mientras uno de ellos caía.

—Oye, ¿estás bien? —preguntó Mitsuki al chico caído.

—Sí, gracias —respondió Boruto, levantándose con dificultad.

Mitsuki lo ayudó a levantarse y se sentó a su lado.

—Tú… eres el nuevo, ¿no? —preguntó Boruto.

—Sí, ¿por? —respondió Mitsuki.

—No, es que no te había visto antes… Perdón, no me presenté. Soy Boruto. Gracias por ayudarme.

—Soy Mitsuki. ¿Y por qué te molestan? —preguntó Mitsuki, notando que Boruto parecía incómodo.

—Nada, es un secreto que se reveló y a ellos les parece gracioso —dijo Boruto, apoyándose en la ventana.

Mitsuki notó que Boruto no quería profundizar en el tema y respetó su silencio.

Conductor: —¡Llegamos a la escuela, todos abajo!

Los días pasaron con tranquilidad. Miko no volvió a clases, y la rutina se asentó.

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vivo por ti Mitsuboru ✓Rework ✓ Retomada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora