Frente a Frente

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- ¡Hoy si iré a clases! – Declaré confiada.


Para lograrlo me aseguré de poner tres alarmas con la intención de levantarme dos horas antes de salir a la uni; me desperté con la primera - a las 5:30 a.m. - las otras dos me sirvieron para no volver a dormirme.


Tras dar un par de vueltas en la cama y antes de perder la determinación, me salí con un brinco de la cama, corrí al baño, entre en este y ya con calma me duché tranquila y sin nervios. Luego de mi resolución en la piscina del club me sentía más centrada y en calma, estaba segura de que todo marcharía bien, solo necesitábamos definir que "esto" nunca transcendería, de verdad me sentía estúpida tras mi inmaduro y absurdo comportamiento.


Tras ducharme, me detuve en el lavabo un rato, me dediqué a observarme en el espejo empañado por el vapor de la ducha, ver lo estúpida que fui ante este asunto, me repetí a mí misma que sí podía enfrentarlo, que no era la gran cosa y tras decírmelo cinco veces, procedí a lavar mi rostro, enrollar mi cabello en una toalla y salir a la cocina para comer algo.


Luego de comer un poco de la ensalada de pollo que Cándida me dejó comencé a arreglarme con calma - tenía muuuucho tiempo - Puse algo de música, amanecí con ganas de revivir una vieja, pero muy enérgica canción que solía oír mi abuela cuando yo era niña, además sentía que me venía como anillo al dedo, era un poco dramática, pero me apetecía moverme al ritmo de su animada melodía, tecleé el título en mi celular; Tuve tu Veneno y la dejé sonar en modo bucle para cantarla una y otra vez, mientras me movía de un lado al otro.


Tal como le pedí a Cándida, ella encontró mi suéter blanco tejido de cuello alto, era de mis favoritos; tenía un tejido grueso muy llamativo, sus mangas eran muy largas - cubrían mis manos y eso me fascinaba - me quedaba un poco holgado - lo que era algo muy YO - su cuello era alto con un tejido diferente al del resto del suéter. Lo que más me gustaba eran los botones que iban desde el hombro, atravesándolo hasta llegar al borde del cuello, en total tenía seis llamativos botones dorados; tres sobre el hombro derecho y tres a lo largo del lateral derecho del cuello, formando una línea ascendente desde la punta de mi hombro derecho hasta el punto más alto de mi cuello.


Hoy quería verme relajada pero radiante, así que decidí solo abotonar dos, los que estaban sobre el hombro, dejando al descubierto un poco de la piel de mi hombro y mi cuello, sentía que eso me hacía ver relajada y ligeramente sexy.

Como el sábado pasé el día de compras - parte de mi terapia - decidí que a excepción del suéter todo lo que usaría sería nuevo. La verdad es que me costó decidirme por la ropa que me pondría, especialmente la ropa interior. Yo deseaba usar algo "X" pero, mi entusiasmo por volver a ver a Enmanuel después de tanto tiempo no me lo permitió, así que después de mucho autocuestionamiento opté por cumplir mi capricho y colocarme un conjunto rosa pastel que había comprado el sábado - como quien no quiere la cosa - el bralette era de encaje muy delgado, básicamente permitía detallar a plenitud la forma de mis senos, además no tenía ningún tipo de costura, solo una cinta delgada doble de raso en la parte de abajo del seno, que ayudaba a construirle una mejor caída al busto, el tirante era de cinta de raso rosado, pero mucho más delgada que la de la base. Del borde inferior salía otra cinta de raso, igual a la de los tirantes, que bordeaba el contorno interno de mi pecho y se unía al tirante acentuando más la forma del mismo.

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