Bosque de Ágatas

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Llevamos más de media hora en carretera y Enmanuel aun se niega a decirme a donde se supone que vamos, le he preguntado muchas veces y no me dice nada, solo que es una sorpresa, la verdad quisiera que su sorpresa quedara más cerca.


- De verdad no me dirás a donde vamos – indagué nuevamente.


- No – sentenció por vigésima vez.


Bufé irritado y me centré en ver el paisaje de Le' Fortune mientras nos alejábamos del centro de la ciudad y tomábamos la avenida principal, por la que lentamente abandonábamos la ciudad.


- Sabes que mañana hay clases ¿no? – pregunté al notar que abandonábamos Le' Fortune.


- Lo sé ... - respondió relajando y feliz - ... yo doy varias de esas materias, ¿recuerdas? – me dijo sarcástico.


- ¡Claro que lo recuerdo! ... – dije levemente irritada, hoy no ha sido mi día - ... precisamente por eso no entiendo porque abandonamos la ciudad, no se a donde me llevas pero que lala ir para estar unas horas y volver, quiero dormir y no andar a la carrera – dije de mal humor mientras cruzaba mis brazos molesta y abría una de las varias bolsas de pastel de queso que Enmanuel me había comprado en el market.


- ¿Quién dijo duraríamos unas horas? – preguntó mirándome de reojo mientras centraba su vista en el paisaje arbolado de la avenida.


- Supuse es lo que duraríamos, osea son casi las 12, asumo debe haber un evento nocturno de gran impacto a donde anhelas llevarme, porque si no llegaremos es a dormir unas cinco horas para luego regresarnos, por eso no le veo el chiste a este viaje relámpago – y muy relámpago que es.


- En efecto llegaremos a dormir, pero no unas cinco horas – lo miré extrañada.


- ¿No? – pregunté confusa.


- ¿Crees compraría todas esas bolsas de comida solo para estar un par de horas en un sitio? – me dijo señalando la parte trasera de su camioneta, donde tenía el mega mercado embolsado.


– Pensé las llevarías después a tu casa, tipo que aprovechaste de comprarlas pero no que todas eran para este "viaje" – ironicé mientras abría otro empaque de pastel de queso, es delicioso.


- Te gusta ¿verdad? – preguntó sonriente al verme darle un mordisco con gran satisfacción a mi trozo de pastel.


- ¡Me encanta! ... - dije masticando feliz, a la vez que asentía entusiasmada - ... pero no me cambies el tema, que es lo que yo no se en todo esto – lo mira inquisidora.


- ¿No te esperarías a llegar? – dijo como intentando matar el tema, le sonreí con la amenaza silenciosa que solo una mujer sabe transmitir en su mirada.


- ¡NO! ... - sentencié - ... y si no me dices, en el primer semáforo en rojo busco bajarme – le dije gruñona.

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