Gracias por quedarte y por dejarme quedar

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- Uuuummm – algo me atraía, pero no sabía exactamente que era, aunque se sentía tiernamente agradable.


- Despierta mi bella durmiente, debemos irnos – susurró besándome la oreja con ternura.


Pero, por muy tierna que se oyeran sus palabras, yo no quería oírlas, así que me di la vuelta escondiendo mi rostro entre mis brazos y haciendo un ruido perezoso que acentuaba mi intención de seguir durmiendo.


Oí una risa suave y relajada, ese sonido me resultaba encantador y como la serpiente que se mueve hechizada por la música, así yo me moví en dirección a esa agradable risa que me resultaba atrayente y al toparme con su cuerpo sentí la fuerte fragancia a madera que lo envuelve, por lo que me acomodé sobre él, ronroneando satisfecha por mi nueva almohada.


Lo oí exhalar derrotado mientras me decía tierno.


- Eres imposible... – volvió a exhalar y continuó – ...Debemos irnos mi pequeña... – comenzó a zarandearme gentil e inútilmente - ...Despierta, si seguimos dormidos acá puede que nos despertemos cuando los estudiantes lleguen mañana para ver la clase y eso no nos conviene - pronunció con cierto afán.


- ¡Nooooooo! – respondí medio dormida y me escondí detrás de él, aún me rehusaba a levantarme, sentía que no había dormido ni la mitad de lo necesario.


Se echó a reír mientras despejaba mi frente y la besaba gentil.


- Que voy a hacer contigo – susurró en mis labios para luego besarme lleno de ternura, yo ronronee satisfecha de sentirlo, pero sin intención de incorporarme en el mundo de los despiertos.


Lo oí exhalar complacido y risueño, lo sentí levantarse mientras caminaba por el salón haciendo yo no sé qué cosas, minutos después noté como intentaba sentarme delicadamente sobre su regazo, mientras tomaba mis brazos y los introducía en lo que yo supuse eran las mangas de mi suéter, abrí un poco los ojos para observar, curiosa y adormilada, lo que hacía y en efecto, estaba colocándome el suéter, luego de meter mis brazos en las mangas los subió para facilitar el acceso de la cabeza por el cuello, lo deslizó despacio por mi cuerpo para terminar de ponérmelo, al verme con los ojos medio abiertos me pregunto...


- ¿Despierta? – de inmediato oculté mi cabeza en su pecho y comencé a negar insistentemente con la cabeza, él se rio y me beso el cuello.


– Ya vuelvo... - esa frase no me gusta mucho.


Abrí mis ojos de par en par y sostuve rápidamente su mano entre las mías, que estaban cubiertas por las mangas extra largas de mi suéter, no quería dejarlo ir.


– Tranquila, YO VOLVERÉ – noté un sutil reproché en su voz, por lo que lo miré mal.


Me sonrió burlón, se soltó de mi agarré y con sus manos sostuvo las mías llevándolas a su rostro y besando ambas.

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