Capítulo 2

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Capítulo 2

❈── ∗ ⋅Deepness⋅ ∗ ──❈

         Estamos en Canadá, es un país cercano a Estados Unidos, en América, que es un continente. La Sra. Harlow me ha enseñado como a una niña, parecería más fácil para una mujer aprender todo, pero me cuesta retener y comprender mucho de lo que me dice. La educación que tuve fue hace demasiado tiempo.

         Creo que la sensación más impactante de todas ha sido sentir a mi bebé. Es mágico, impresionante que un ser humano esté creciendo dentro de mí, es sencillamente otro milagro indescriptible.

         La Sra. Harlow me ha enseñado con imágenes como se va formando. Cada que crece puedo sentirlo aún más, reacciona cuando como algo dulce o cuando estoy duchándome. He retomado la lectura, así que me dio algunos libros de cuentos para empezar, decidí leérselos, espero que me escuche, creo que si, lo hace, porque se calma cuando la voz empieza a salir de mis labios.

          No he visto mucho a Zeth, ocasionalmente escucho su camioneta y veo a la Sra. Harlow acercarse a él, le entrega una caja de suministros, es quien nos cuida. Hace unos días trajo un coche, una cuna y otras cosas para bebé. Quisiera que me diera la oportunidad de agradecerle, pero no me lo ha permitido.

          Me acerco a oler las flores, me encantan las Fireweed (1), tienen el tallo rojo oscuro y sus pétalos son púrpura, cada ramillete forma un espiral. Mi enorme panza no me permite agacharme para tomar una, así que no lo intento más. Hace frío y aun así me siento un poco acalorada, quizá escogí un abrigo muy grande.

         La puerta corrediza de la casa es abierta, volteo para ver a Zeth salir al jardín. Es una sorpresa que decidiera acercarse hasta aquí. Usa un delgado suéter negro, no sé cómo aguanta el frío. Guarda sus manos en los bolsillos del jean dando algunos pasos hacia mí.

          —Entraste —digo en saludo, un poco sorprendida, ya que como dije nunca pasa del terreno del frente

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          —Entraste —digo en saludo, un poco sorprendida, ya que como dije nunca pasa del terreno del frente.

         Asiente. —Estás por dar a luz, deberías estar descansando.

          —Me siento bien, tranquilo —afirmo.

          Camino hacia el mueble que está cerca de la entrada trasera de la casa, justo bajo un pequeño techo. Me siento allí, él se queda de pie, recostado de la viga de madera.

           —Me gusta ver el atardecer aquí, es precioso —digo.

          Ambos comenzamos a ver hacia el cielo desde donde estamos, me gusta que, a pesar de no decir nada, se quedó apreciando la naturaleza tanto como yo.

          —Zeth... —me mira—, ¿por qué has hecho todo esto por mí? Ni siquiera sé quien eres, ni como agradecerte...

           —No lo hagas —responde en tono severo, me gusta su voz gruesa y rasposa—, Deepness, puedes quedarte aquí el resto de tu vida si eso quieres, pero tienes que entender y estar de acuerdo en dos cosas... —hace una pausa y yo asiento—. Primero, no hagas preguntas innecesarias, no necesitas saber por qué hago lo que hago, ni quien soy, solo aprovéchalo y no te sientas mal por ello, no me pesa. Segundo, siempre di lo que piensas, detesto las personas que desvarían o fingen, sé directa y di claramente si quieres algo, solo pídelo, sin vergüenzas.

#4 DeepnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora