Deepness no fue atrapada por ellos, ella nació entre sus garras. Su madre fue secuestrada por la despiadada red de tráfico de mujeres conocida como "Athenas" y vendida a uno de sus líderes más poderosos. Desde entonces, Deepness ha vivido una existe...
—¿Qué me harán? ¿Matarme?, lo he estado esperando mucho tiempo. —responde ella.
«Oh, Dios, ¿su mamá?» Todo este tiempo pensé que era solo una criatura solitaria, supuse que algo le había ocurrido a su familia porque las pocas veces que hablaba de ellos, era en pasado.
Se acerca hacia mí. —Que maleducada, a veces olvido como tratar con otras personas, soy Decla.
—Deepness —respondo, hace una mueca de extrañeza hacia mi nombre, y se sienta en el mueble, indicándome que haga lo mismo. Le hago caso, me siento tan incómoda y extraña, ni siquiera sé qué está pasando.
—Necesito hablar con papá —le dice Zeth, parece tan tranquilo y serio.
Ella hace una media sonrisa en son de burla. —Por lo que sé, quizá esté muerto también —mueve la cabeza hacia una habitación, Zeth asiente y se va en esa dirección.
—¿Cuál es la historia? —me pregunta de forma directa, no estoy muy segura de que contestarle.
—Zeth está ayudándome a recuperar algo que me quitaron, algo muy importante —respondo tímidamente.
Asiente. —No tienes que darme detalles, por tu expresión no creo que te hablara de mí, pero si estás aquí, tienes su confianza, lo cual es impresionante —dice, sin darle mucha importancia.
Asiento, sonriendo un poco.
—¿Quieres agua? —pregunta.
—Sí, por favor.
Se levanta hacia la cocina y decido acompañarla, una foto capta mi atención en el camino, ella está allí, se ve mucho más joven, era realmente hermosa, dos chicas, parecen adolescentes y un chico, creo que es Zeth, tendría unos 14 años quizá, eso parece.
—Mis hijos —aclara—, o al menos lo fueron.
Me siento en el mesón de la cocina con la foto en mano, recibo el agua que me ofrece. Ella se sienta frente a mí, parece tan cansada, desordena su cabello, mientras observa un punto fijo.
—Esas son mis dos hijas mayores, tenían 18 y 17 años en esa foto, Mealla y Rooney. Mi esposo tenía una gran compañía, una de las principales áreas era la fabricación de armas, no de fuego principalmente, pero las hacía también —explica—. Poco después de que se tomara esa foto, mi hija mayor, Mealla, se había graduado, pero quiso esperar a Rooney para ir juntas a la universidad.
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