¡Bienvenido/as al BNHAtober del 2020!
1 libro, 31 capítulos y 31 temas distintos.
Un OS diferente cada día ¿Puede haber algo mejor? No lo creo.
» Lean el primer apartado para más información.
» Por obvias razones habrá advertencias que se les será...
Nota:Este es una historia que tenía en borradores y al no tener portada, no la saqué. Igual hice este Os como opción y para mostrárselos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En aquella casa de campo se podía apreciar un peliverde en medio de un campo cultivando las flores de esa temporada, al igual que los vegetales y hortalizas, se encontraba en esos momentos solo ya que sus alfas estaban trabajando. Izuku era consiente de lo que esos dos trabajaban y aún así, mientras no llevaran el trabajo a la casa, él ignoraría todo detalle.
A Izuku le gustaba mucho la naturaleza, era un omega conectado enteramente a su animal interior gracias al inmenso terreno en el que vivía, amaba cultivar y cosechar frutas, hortalizas, todo tipo de plantas e incluso flores; tenía su propio negocio en el centro del pueblo, mismo que estaba a solo veinte minutos de la ciudad más cercana y a tres horas y cuarenta y siete minutos del centro de Tokio. A Izuku no le gustaba mucho la ciudad, creía y afirmaba que las personas se estaban intoxicando a si mismos y contaminando el ambiente, además de que la mayoría había perdido contacto con su animal interior, le disgustaba cuando encontraba personas que ignoraban por completo su animal interior, lo odiaba.
Luego de recoger las flores que estaban listas, tomó la cesta y caminó por sobre la tierra, iba descalzo ya que amaba sentir la tierra bajo sus pies sin importarle si esta estaba caliente por el sol, era la forma de sentirse aún más conectado a la naturaleza. Izuku era un conejo, era bastante delicado ya que habían temporadas en las que enfermaba por casi un mes, sus alfas eran quienes se encargaban de cuidarlo y mimarlo, a veces los tenía a ambos, otras solo a uno; le gustaba más cuando los tenía a los dos en casa.
Llevaba dos días sin verlos ya que habían tenido que viajar por un trabajo, así que su madre lo iba a visitar cuando no tenía demasiado trabajo en la cafetería y lo ayudaba a cultivar los vegetales, la mujer había sido la primera en aceptar que su bebé tuviera dos alfas, como también fue la primera en defender a su pequeño cuando las personas habían empezado a hablar mal sobre la relación de un omega con dos alfas, era su heroína e Izuku se lo repetía muchas veces. Esa tarde su madre solo lo había llamado, habían hablado bastante mientras Izuku se hacía de comer y colgó justo a tiempo para que su madre se fuese a trabajar.
Sus días solían ser bastante aburridos cuando se encontraba solo, pero siempre encontraba qué hacer. Sus cultivos lo mantenían ocupado, a veces cuando llovía se mantenía sentado en la ventana con un cuaderno entre sus piernas, dibujando las calles, las flores que se vieran cerca, las personas e incluso a los animales que se ponían bajo el techo que le había pedido a uno de sus alfas que pusiera, le causaba tristeza ver a los animalitos perdidos mojándose y al no poder salir para ayudarlos, prefería que se mantuvieran bajo un techo, seguros de la lluvia.