4 | Hablar

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—Deberías contarle a Ron—dijo Harry.
Él y Hermione estaban tirados en la sala de Gryffindor. Habían intentado estudiar para sus exámenes pero pronto Harry desistió y comenzó a hablar y hacer sonidos tan molestos que Hermione lo siguió. Ahora ambos miraban al techo, tomándose un descanso. En la sala no había nadie más que ellos y Neville, que estaba muy lejos como para escucharlos.
   Hermione suspiró.
   —Para ser sincera, me preocupaba más tu reacción que la de Ron, pero no lo sé... Se supone que tú no deberías saber tampoco—dijo ella.
   Harry hizo una mueca.
   —Vaya, cuánta confianza nos tienes.
   —No es por eso, Harry. Fue tan difícil para mi comprender que Draco no es todo lo que nos había enseñado... Quería ir de a poco. Tal vez primero hacer que conversaran y más adelante contarles... Lo otro.
   Harry revoleó los ojos.
   —Hablar con Malfoy como amigos. El mundo está por terminar, ¿no?
   —¿Ves a lo que me refiero?—Hermione se apoyó en un codo, mirandolo—. Draco siempre quiso ser tu amigo, ¿sabes?
   —Se notaba—se rio él.
   Hermione lo miró con ojos acusadores.
   —Siempre lo quiso, pero lo rechazaste. Y sus padres... No son amables, para nada. No es su culpa ser como es. Es solo... No conoce otros caminos. Nunca se los enseñaron.
   —Al menos él tiene padres.
   Hermione se quedó callada unos segundos. Sabía cuán difícil era el tema para Harry.
   —Que los tenga no quiere decir que sea más fácil para él. Diría que es incluso más difícil, porque los tiene, pero se siente como si no los tuviera—suspiró—. No es malo, Harry. En serio.
   Harry no la miró. Se quedó pensando, hasta que finalmente repitió:
   —Deberías decirlo a Ron. Él tiene tanto derecho a saber como yo.
   Hermione se volvió a acostarse a su lado.
   —Va a odiarme de por vida.
   —Yo no te odio—dijo Harry sin pensarlo y pronto se dio cuenta de que lo que decía era en serio. No podía odiar a Hermione por más que lo intentara. Sabía que su amiga era la persona más buena e inteligente que había conocido jamás. Si estaba cometiendo un error con Draco... Era solo un error.
   Ella sonrió.
   —Gracias.
   Por unos breves instantes, él deseó que ella fuera otra persona, cualquiera. Que fuera mala persona, alguien como Pansy, así él podría odiarla. En cambio, se quedó mirándola, mientras ella sonreía con ternura, y no pudo hacer más que quedarse callado.
   Volvió a tomar las cosas de estudio para levantarse. Hermione frunció el ceño.
   —¿Sigues teniendo ese libro? ¿No te parece...? No lo sé, ¿Peligroso?—preguntó.
   Él miró el libro de pociones firmando por el Príncipe Mestizo.
   —Que por una vez sea más inteligente que tú no quiere decir que sea peligroso.
   Hermione se sonrojó mientras se sentaba.
   —Lo sé. Eres mucho mejor que yo en muchas cosas, pero... Ten cuidado. Sabemos por experiencia que cualquier cosa puede ser peligrosa. ¿Acaso olvidaste a Ginny?
   Harry miró al otro lado de la habitación, donde la pelirroja conversaba con Neville. Por poco había olvidado como Ginny había sido poseída por un libro que contenía una parte de Voldemort.
   —Tienes razón—frunció el ceño y miró hacia abajo—. Hermione, ¿sabes que le ocurre a Ginny? Son cercanas.
   Hermione miró a Ginny brevemente.
   —Para ser sincera, no. Pero tengo una leve sospecha. Y mis sospechas suelen estar bien.
   —¿Tiene que... Tiene que ver conmigo?
   Hermione soltó una carcajada.
   —No todo tiene que ver contigo, Harry.
   Él asintió, satisfecho. Si ella decía que no tenía que ver con él, entonces así sería. Pero eso no respondía la gran incógnita: ¿Por qué Ginny se veía tan angustiada?
...
   Harry había intentado dormir con todas sus fuerzas, pues al día siguiente eran las pruebas del equipo de Quidditch y no quería dormirse en medio del juego, dado que era capitán. Rendido, comenzó a repasar lo que había estudiado en el día intentando darse sueño a si mismo, hasta que escuchó ruidos. Miró a su alrededor; todos sus compañeros de cuarto estaban roncando como morsas. Probablemente él también estaría haciéndolo si no estuviera tan desvelado.
   Se puso de pie y comenzó a caminar hasta la sala común. Como sospechaba, no había nadie. Decidido a que solo había sido algo de su imaginación, emprendió el camino regreso a su cama, pero escuchó ruidos de nuevo. Se quedó quieto unos segundos para identificar de donde venía.  Se acercó a un cuadro.
   ¿Podría ser...?
   Movió el cuadro. Había un agujero. Y una persona.
   Draco Malfoy le devolvió la mirada.
   —¿Malfoy?
   —Harry.
   Ambos se miraron sorprendidos. ¿Lo había llamado... Harry? ¿No Potter?
   Se recuperó antes de que Draco pudiera intentar moverse.
   —Sea lo que sea que estes haciendo, puedes parar ahora. Sabía que traías algo entre manos. Le diré a Dumbledore...
   Buscó su varita, pero se dio cuenta de que la había dejado en su cuarto. Mierda.
   Draco sonrió. Harry apenas podía ver su expresión en la oscuridad, pero le hubiera encantado borrársela de la cara.
   —¿Olvidaste algo, Potter?
   Y volvían a la formalidad. Una parte muy, muy lejana de Harry quiso que volviera a llamarlo por su nombre. Había sonado demasiado diferente (y, tal vez, ¿bien?) saliendo de sus labios.
   —Antes de que digas nada, deberías dejarme explicarme.
   —¿Ah, si? ¿Y que puedes explicar de esto? ¿Paseando en plena noche por pasillos secretos que llevan a la sala común de Gryffindor? ¿Planeabas matarme por órdenes de Voldemort? ¿O...?
   El reconocimiento llegó demasiado ferozmente en su mente. Hermione.
   —Oh—esperaba que en la oscuridad no se notara su rubor—. Ella.
   Draco alzó una ceja.
   —¿Terminaste de acusarme? ¿Puedo hablar ahora o tus principios de Gryffindor no permiten escuchar otras voces más que la tuya?
   —Más vale que te expliques rápido porque aún tengo puños, Malfoy.
   —No podía dormir. Conozco estos pasillos desde que tenía doce, pero nunca había intentado ver que había detrás de los cuadros. No tenía idea de que la sala de Gryffindor estaba aquí.
   Harry frunció el ceño.
   —No te creo una sola palabra.
   —¿Quieres acompañarme hasta mi cuarto, Potter? Imagino que sacaría sospechas. Claro, si mis compañeros ven que entro a mi cuarto con Harry Potter...
   —Suficiente. No serviría seguirte, volverías a irte apenas me vaya.
   —Está bien, Potter. Puedes dormir conmigo. Si eso era lo que querías, podrías haberlo pedido y ya.
   El rojo se encendió con más fuerza en la cara de Harry.
   —¡No! ¡Yo no...! Cierra esa maldita boca de serpiente, Malfoy.
   —¿Quieres comprobar si es de serpiente o...?
   —¡Ya basta! Vuelve a tu propia sala común. Si mañana hay algo fuera de lugar, un solo libro desaparecido, alguien muerto... Te estoy vigilando, Malfoy. Sé que traes algo entre manos.
   —Creo que pasas demasiado tiempo con Dumbledore, Potter. Estás comenzando a parecerte a él—se cruzó de brazos—. Que yo sepa, no eres el director. Por lo tanto, puedo seguir haciendo lo que se me plazca.
   Harry aspiró con fuerza. Estaba comenzando a acabarse su paciencia.
   —Se lo diré, entonces, no te preocupes.
   Draco se encogió de hombros.
   —Hermione estará feliz, supongo.
   Harry se congeló. No había pensando en cómo reaccionaría su amiga. ¿Y si Malfoy estaba allí realmente para verla y él los delataba...? Su amiga también se vería perjudicada.
   —Suerte en las pruebas de mañana, Potter. Estaré encantado de ver cómo pierden después de eso.
   Él ya había comenzado a alejarse, pero Harry continuo hablando.
   —Sigue soñando, Malfoy. Vamos a destrozarte en los próximos juegos.
   En la distancia, Draco hizo gestos de que ya no estaba escuchando. Furioso, Harry cerró el cuadro con fuerza y volvió dando pisotadas hasta su cama. Hasta que estuvo en su cama, no se permitió pensarlo pero... ¿Por qué Draco había dicho todas esas cosas? Incluso había sugerido dormir...
   Con el rostro aún encendido en rojo vivo, se volteó y se obligó a dormirse y no pensar más en él. Sin embargo, las dudas seguían allí al día siguiente.

i wish i were hermione | drarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora