Dos meses y medio después.
Harry evadió un hechizo, que casi le quiebra un brazo. Miró por encima del auto que hacía de escudo con el ceño fruncido.
Solo quería dormir hasta después de las once sin ser atacado por mortifagos. ¿Era tanto pedir?
Draco cayó a su lado, respirando agitadamente y sosteniendo el costado izquierdo de su torso. Al verlo mejor, Harry vio rojo. Sangre.
—Déjame ayudarte...
—No—dijo Draco, mirando sobre su hombro—. Tenemos que salir de aquí. Son muchos.
Harry tragó saliva. Por supuesto que eran muchos, siempre lo eran. Sabían, desde que salieron de Hogwarts y empezaron el verano, que sería difícil. Pero esto era demasiado: cada día, se enfrentaban a diferentes grupos de mortifagos y cada vez eran más. En esos dos meses, se había acostumbrado a tener que despertarse, desayunar y combatir enemigos. No necesariamente en ese orden.
—Muy bien—dijo Harry, entonces, porque no podía negar que estaban rodeados. Porque, a pesar de su rabia interior queriendo dar pelea y destruir todo, debían irse.
Draco asintió e intentó ponerse de pie, pero apenas podía moverse y, apenas asomando un pelo, otro hechizo voló en su dirección.
—Voy a...—comenzó Harry, pero Draco alzó la mano para callarlo.
—Yo voy a hacernos aparecer, porque si lo haces tú, no seré el único desangrado.
Harry frunció el ceño con furia.
—¿En medio de una batalla te atreves a insultarme?
Draco hizo media sonrisa y Harry vio un astibo del Draco que había conocido en las semanas después a haber confesado sus sentimientos. Cuando, por un momento, todo había sido perfecto y ellos habían vivido felizmente en su burbuja.
Desde que había comenzado el verano, todo eso había desparecido. Harry seguía queriendo besar a Draco cada vez que lo veía, estaba seguro de que lo quería y lo deseaba más que nada en el mundo, pero una pared se había levantado entre ellos lentamente desde el día que intentó llevarlo hasta Voldemort. Desde el día en que había muerto Dumbledore.
Harry no estaba enojado con él, de eso estaba seguro. Estaba enojado consigo mismo. Su mente había colapsado ese día y si no podía mantenerse a sí mismo en pie, ¿cómo mantendría una relación? Así que había sido más fácil intentar arreglar su cabeza primero. El problema era que no estaba seguro de si dar el primer paso ahora, si era un buen momento, si vivirían lo suficiente... Había muchos "y si...". Tantos, que invadían la cabeza de Harry y la llenaban nuevamente de más agobios, más pensamientos negativos.
Entonces, allí estaba, en la nada, esperando que pasara algo que sabía que no iba a pasar si él no hacía nada. Draco lo había entendido y le había dado su espacio; claramente, ahora esperaba que Harry le diera pase libre para continuar, pero todo se había complicado tanto en las últimas semanas, que no estaba seguro de cómo decirlo, de cómo expresarse sin enredarse la lengua o decir cosas equivocadas.
—¡Córrete!—le gritó Draco.
Antes de que pudiera actuar, el rubio estaba sobre él y lo había empujado al menos un metro más allá de donde estaban. Un segundo después, el auto que les había hecho de escudo, explotó en llamas.
Harry tosió, a la vez que Draco se le quitaba de encima. Habían quedado cubiertos de polvo y Draco tenía su ropa de calle chamuscada. Harry volvió a toser mientras se sentaba y miró a su alrededor, observando como sus enemigos los acorralaban otra vez.
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i wish i were hermione | drarry
Fiksi PenggemarDRACO Y HARRY están en su anteúltimo año de Hogwarts. El caos recorre el colegio debido a los sucesos del año anterior y los que están por venir. Ninguno de los dos está seguro de quienes son sus verdaderos amigos y quienes los enemigos. En medio de...