Capítulo 26

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[Pov Izan] 6 meses después...

Después de aquello en el concesionario BMW, Brandom decidió que a ese tío no le íbamos a dar ni un Euro. Así que me llevó al concesionario de Aston Martín y me regalo un precioso DB9 cabrio que yo escogí, rondaba los 230.000€ y los pagó como si fuera una barra de pan... A los pocos días me puse unos de mis trajes Armani, mi rolex favorito y fui a visitar al hombre que no quería venderme el coche por que le parecía que no iba a tener como pagarlo, me paré en la puerta y cuando salió los ojos se le abrieron como platos, me acerqué a él con las llaves del Aston Martín y le dije que cuando pudiera pagarse un coche así, me volviera a hablar como lo hizo aquel día. No dijo nada se había quedado mudo, así que hice rugir varias veces el motor, lo miré antes de ponerme las gafas de sol y salí de aquel concesionario, que para mi fue el cementerio de mi pobreza.
Después de seis meses en el desayuno pensé que tenía que ponerme en contacto con Rocío... Y con mi madre. En realidad a mi madre le echaba mucho de menos. El único teléfono que recordaba era el de Rosita... Así que primero tenía que llamarla a ella y conseguir el teléfono de Rocío.
Marqué el numero casi en cuatro minutos, por cada numero que pulsaba, pensaba mil veces que iba a decirle.

- ¿quien? - la voz de Rosita me trajo muchos recuerdos
- Hola Rosita
- ¿tú quién eres niño? - había un ruido impresionante en el bar, muchos clientes hablaban a la vez
- soy... Izan
-¿que?
- soy Izan
- ¿¡Que dices!? ¿Que eres Izan? - al pronunciar mi nombre la mujer, el bar se quedó mudo cesando el ruido por completo.
- sí soy Izan, esto, ¿esta mi madre por ahí?
- ¿tu madre? ¡Te debería dar vergüenza preguntar por tu madre!
- Rosita, deje de meterse en mi vida privada y dígame si esta mi madre
- ¡a mi no me des ordenes eh!
- pásamelo - oí a mi madre y el cuerpo se me descompuso. Escuché como se ponía el teléfono en la oreja pero no dijo nada...
- ¿Mamá?
- no deberías llamarme así... Tu ya no eres hijo mío - su tono de voz era frío como un témpano de hielo y muy tajante... Fue como un cuchillazo en el estomago, pero yo no iba a consentir que ella se percatara del dolor que estaban causando sus palabras.
- ¿Esta bien usted señora?
- yo estoy fenomenal, es más, ahora mismo estaba celebrando el cumpleaños de un amigo que se llama Javier Dorian. - la noticia me desgarro el alma, maldito Javier ahora quería vengarse robándome a mi madre.
- ¡que bien señora! Que se diviertan, a propósito ¿hay por ahí en la fiesta alguna rubia muy guapa?
- ¿te refieres a Rocío? - escuché el ruido del roce con su oreja, por lo que deduje que la había mirado.
- exacto, esa, la persona que acabas de mirar pásemela al teléfono señora por favor.
- ¿como sabes que la he mirado, a caso me estas vigilando?
- no señora no me gusta perder mi tiempo, soy más listo de lo que crees y nunca lo has querido ver, ahora mamá, soy uno de los jóvenes mas ricos de Europa, además soy famoso y vivo en un chalet, en una de las residencias privadas mas caras de París.
Tengo a una pareja adorable y una vida envidiable llena de cosas buenas por hacer, no voy a perder mi tiempo espiándote a ti. - no dijo nada en varios segundos y después escuché como le pasaba el teléfono directamente a Rocío.
- ¿¡Izan!? ¡No puedo creer que seas tu! - la rubia hasta tono divertido y alegre tenía...
- hola Rocío ¿como estas?
- muy bien, ¿y tu? Capullo me asustaste muchísimo! Y a Javier le has hecho mucho daño - supuse que susurraba por que todo el bar estaba escuchando la conversación
- Estoy muy bien ya te contaré
- ¿¿ya te contaré cuando??
- esta noche, hoy viajaré a Barcelona, tengo ganas de ver a viejos amigos de por ahí... Entre ellos tu claro.
- ¿!!!de verdad!!!?
- shhhh! ¡Mi oído Rocío!
- discúlpame! ¿donde quedamos... ?
- Llegaré al atardecer... ¿Nos vemos en tu casa mismo?
- vale perfecto, oye Aarón tiene vacaciones y estará en casa te importa si...
- no no! No pasa nada, al revés pídele a Aarón que cene con nosotros. - como me iba a divertir esa noche, por fin lo iba a volver a ver... Llevaba seis meses con Brandom y todavía no había olvidado a Aarón, tenía una necesidad enorme de verlo.
- ¡perfecto Izan!
- hasta luego entonces.

Osadía codiciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora