Yummy!; UsArg🔞

❛O2;; Shower sex*❜

Las prácticas en el gimnasio eran presenciadas por el norteamericano junto a cierta mujer del medio oriente, ninguno se ponía a conversar con el otro por la enemistad que tienen entre sí, aunque era un avance al no estar discutiendo. Estaban viendo a Argentina practicar guanteo con México, ambos eran buenos boxeando pero el sudaca le ganaba al ser más rápido y con mejores reflejos. Terminó derribando al mexicano luego de darle un gancho, por suerte usaban el equipamiento indicado para practicar y México levantó su mano en signo de que estaba bien.

Argentina le extendió la mano ayudándolo a levantarse, Turquía sonrió orgullosa acercándose hacia ellos y entregando a su compañero una botella con agua.

— buena práctica, aún tienes el estilo—. halagó la turca.

Estados Unidos dejó su lugar yendo por el bolso del argentino, sólo por ésta vez lo acompañaba ya que tenía trabajo pendiente en el territorio sudamericano y debía volver al suyo dentro de tres días. Le silbó a Argentina e hizo unas señas indicando que debían irse.

— voy a elongar, ¿venís, Mexi?—. preguntó quitándose los guantes y entregando el par a Turquía.

— estaré un rato con la bolsa, puedes irte si quieres—.

El sudamericano luego de elongar sus extremidades, le pidió a su amiga que acompañe a México hasta que termine de entrenar, ella aceptó despidiéndose de él y dándole una mirada de desprecio a USA. No pelearán verbalmente pero con esas miradas ya se decían de todo. Argentina fué con el estadounidense, agradeciendo por venir con él y quedarse a ver cómo entrenaba, recibió un par de halagos del mayor sobre lo bien que boxeaba.

No escuchaba muy a menudo eso, le causaba cierta felicidad oír comentarios positivos sobre su entrenamiento.

— aunque derribar a Mex fué fácil—. murmuró siendo escuchado por Argentina.

— cómo si vos supieras pelear—. soltó, el norteamericano lo miró y rió despacio. 

— claro que sé, estuve en el ejército y que no se te olvide que puedo patearte el trasero sin ningún problema—. respondió con superioridad, mostrándose imponente aunque eso no sorprenda al otro.

— entonces no te importará pelear conmigo—. se paró en frente de USA, la diferencia de estaturas era notoria ya que el anglosajón lo superaba por 15cm. Aquello que dijo el sureño era un desafío, se atrevió a desafiarlo sin pestañear y no estaba bromeando. —¿o te cagás, gringo?—.

— te vas arrepentir, acabaré contigo en menos de cinco minutos—. no se negó, quizás sacaría algo bueno de esa pelea.

Llegaron a la residencia del latino, prepararon todo lo necesario para una pelea entre ellos en el gimnasio personal de la nación. Fué un combate algo parejo, sólo que el argentino no podía derribar al anglosajón y terminó perdiendo dos asaltos. En el tercer asalto Argentina cayó agitado al suelo, la mano del norteamericano se extendió para ayudarlo. Estados Unidos tenía mejor aguante y se movía mejor al pelear.

— creí que ya no estabas en forma—. suspiró con pesadez, estirándose luego de quitarse los guantes y las vendas. —me hiciste cansar—.

— ya son dos maneras en las que te dejo agotado, honey—. comentó sonriendo ladino, el argentino fingió que no escuchó eso pero igual se sonrojó ligeramente.

— me voy a bañar—.

— ¿te acompaño?—. ¿para qué negarse? si después de todo le encantaba escuchar esa pregunta, el argentino asintió mordiéndose el labio y se fué caminando en dirección a la planta alta de la Casa Rosada. USA guardó los equipos de su pareja y después seguirlo a las habitaciones de arriba, llegó al cuarto oyendo el sonido de la ducha.

Se apresuró a desvestirse, metiéndose al baño y encontrándose con el cuerpo desnudo de su amante. Las gotas de agua empapaban el cuerpo delicado del argentino, con sólo verlo aumentó su apetito. Estados Unidos se metió junto con él a la ducha, sujetó de la cintura al latino y juntando ambos cuerpos para besarse con lentitud.

Argentina se abrazó al cuello del norteamericano, jadeando por la temperatura del agua y también por las caricias de su pareja, su espalda chocó con la pared blanca de mármol dejando de besar al mayor y siendo volteado, las palmas de sus manos apoyadas en el mármol mientras el agua de la ducha seguía fluyendo. USA jadeó contra su cuello, apretaba con sus manos las caderas del argentino mientras frotaba su miembro viril contra los glúteos.

— ¿a esto le llamás enjabonarse?—. el sudamericano preguntó con burla y soltó un quejido al sentir una mordida en su cuello.

— ¿quieres saber a qué le llamo enjuagarse?—. la voz de Estados Unidos lo hizo estremecer, acompañado de las caricias en los costados de su cuerpo y los labios del norteamericano recorriendo la piel de su cuello y hombros. Ya tenía una idea de lo qué va a pasar.

[...]

— aah~! USA! así~! plus fort!—. sus manos se encontraban apoyadas en la pared, siendo embestido con rudeza por el anglosajón y el agua cayendo en sus cuerpos calientes haciendo que el sonido de choque entre pieles sea más alto y resonante en aquel baño. —¡oh, mierda! así~—.

Estados Unidos le ordenó voltearse, quedando así frente a frente y le levantó una pierna, volviendo a meter de una estocada su miembro en su entrada. Reanudó con sus movimientos viendo mejor las expresiones de su esposo, Argentina le sonrió ladino y gimió su nombre con lujuria, la sensualidad en la forma de mirarlo lo tenía bajo un hechizo que no podía resistirse a él.

El latino tomó su pene masturbándose al ritmo de las embestidas, sintiendo su punto dulce ser golpeado con fiereza y la respiración caliente del mayor chocar contra su piel húmeda. Los sonidos de sus pieles chocando junto a los gemidos de parte de ambos, se combinaba a la perfección con el agua cayendo de la ducha.

Bastaron un par de estocadas más en el interior del argentino, sintiendo como apretaba levemente para terminar llegando al orgasmo y correrse dentro. Argentina gimió alto y prolongando también alcanzando el clímax, USA lo besó callando sus últimos quejidos mientras soltaba su pierna y lo sostenía para no caer, sus piernas estaban temblando ligeramente.

— ¿estás bien?—. preguntó recibiendo un asentamiento como respuesta, el sudamericano recuperó el aliento y se sujetó de los hombros de su pareja.

— te-terminemos de bañarnos... pero en serio—. una pequeña risa se escuchó de parte del anglosajón.

Terminaron de bañarse aunque Argentina necesitó un poco ayuda, incluso fué cargado desde el baño hasta su habitación.