Yummy!; UsArg🔞

❛O1;; Kink - Spanking❜

Pequeña explicación
abajo♡

No iba a mentir, debajo de esos pantalones deportivos sabía lo que escondía de muchas miradas, y debía admitir que Argentina tenía un culo buenísimo. Usaba esas prendas cuando salía pero en su casa tenía toda la libertad de usar esos shorts o calzas que se ajustaban a su figura, lo que le resulte más cómodo para él.

Estados Unidos tenía una fantasía en mente: palmear esos glúteos hasta dejarlos rojos. Le encantaría apretarlos con sus manos, sentirlos sobre su entrepierna al frotarse y sobretodo. . .

— eu, ¿seguís ahí?—. la voz de su pareja lo sacó de su ensoñación, dando chasquidos en frente de su rostro para que volviera a la tierra. — te estaba hablando y ni bola—.

— oh sorry, darling, ¿qué decías?—. preguntó sonriendo tranquilo, Argentina alzó una ceja bastante extrañado de qué ni siquiera escuchó la mitad de lo qué dijo.

— estás muy distraído, creo que no escuchaste lo del cumple de mi mamá—. respondió dando un suspiro, estaba doblando ropa y llevándola al armario. — bue, te preguntaba si podés hablar con Canadá sobre...—.

Cuando Argentina se agachó frente al ropero con cajones, el norteamericano tuvo la perfecta vista de su trasero elevado como si estuviera en cuatro, sólo para él. Maldición, resultaba más difícil así resistirse ante semejante atributo del argentino. En su distracción no notó cuando, una vez más, el llamado de atención de Argentina, éste se colocó en frente de él cruzándose de brazos y viéndolo con el ceño fruncido.

— me cansé—. soltó enojado. — escucháme, ésto ya te lo he dejado pasar pero ya no lo soporto—. Estados Unidos se sentó derecho en la cama, extrañado por la actitud que tomó su pareja. — estamos casados, soy tu marido, podés confiar en mí y decirme lo qué te pasa, estás ahí medio perdido y yo ni puta idea de lo qué estás pensando, ¿qué tenés? ¿pasó algo malo?—. el norteamericano se mostró confundido ante sus preguntas.

— no... no pasa nada, ¿por qué preguntas?—.

— ¡me mirás raro! eso eso es lo que pasa—. protestó algo exaltado. — ¿qué tenés? ¿hice algo...malo?—.  Argentina ya se sentía nervioso, pensando en mil maneras en la que pudo haber hecho algo que le pareció mal a Estados Unidos, hasta pensaba que le iba a pedir el divorcio.

El norteamericano se levantó acercándose a su esposo, acunó en sus manos las mejillas de Argentina calmando su nerviosismo con pequeñas caricias con sus pulgares y dándole un beso en la frente.

— honey, no has hecho nada malo, no es nada eso—. habló con suavidad, luego tragó saliva ya que ahora debía decirle el motivo de su comportamiento. — sólo que yo... estoy caliente—. la mente de Argentina se "tildó" un momento, tratando de procesar lo que escuchó.

Admitirlo era difícil, pero sintió un gran peso abandonar sus hombros cuando lo dijo. Sólo que ahora moría de nervios por oír lo qué opinaba el argentino, sin embargo le desesperaba no tener una respuesta todavía.

— Argentina... tú me pones caliente, es que...¡ahg! no puedo evitar fantasear con dar tantas nalgadas en ese lindo trasero tuyo y luego cojerte hasta... oh my... estoy enfermo ¿verdad?—. el latino mordió su labio inferior, imaginando aquello y -no voy a mentir- le gustaría sentir éso.

— no... bah, no creo que estés enfermo y tampoco que sea algo del otro mundo—. murmuró mirando fijamente a los ojos azules con toques rojizos de USA. Llevó las manos del anglosajón a su trasero, cada una en cada glúteo obligándolo a apretarlo y soltando un gemido bajo. — ¿así querés?—. preguntó en un susurro acercándose más al inglés hablante.

Estados Unidos jadeó aún con sus manos en el voluminoso trasero de su esposo, comenzó a apretar ambos glúteos y moverlos ligeramente causando los pequeños quejidos del menor. El sudamericano se aferró a él y lo fué empujando hasta la cama, cayendo en el suave colchón y subirse quedándose en el regazo de USA.

— ¿puedo?—. le susurró al oído, metiendo un dedo debajo de la calza que usaba Argentina, permiso que se le fué concedido y procedió a bajar dicha prenda, deshaciéndose de ella lentamente. Volvió a apachurrar los glúteos de su amante y mordiéndose el labio le dió la primera nalgada, algo fuerte haciendo sonar la piel del argentino. — no sabes cuánto me encantas, darling—. jadeó USA subiendo la camiseta de su pareja, exponiendo su pecho y se la terminó quitando.

Argentina se abrazaba al mayor, juntó sus labios con los de él casi con desespero, permitiendo que toque así su cuerpo y recibiendo otra nalgada, ahogó un gemido por el apasionado beso. El norteamericano le dió la orden de acostarse en la cama, así que el hispanohablante se recostó con su pecho contra el colchón y sus caderas elevadas.

— fuck...—. suspiró pasando sus manos, delineando las curvas del argentino y luego acariciar los glúteos levemente rojos por su tacto. La piel de Argentina era pálida que cualquier contacto podía dejar una marca, suave y delicada.

Le soltó otra nalgada logrando estremecer a Argentina, sus piernas temblaban por la sensación de ardor en su piel que lo estaba excitando, ni siquiera sabía que eso podía ponerlo de ese modo. USA tomó los glúteos del sudamericano y los separó, moviendo y acariciando a su antojo, ya no se resistiría más.

Se desvistió arrojando la ropa sin importarle a donde vayan a parar y, quedando solamente con su ropa interior, comenzó a frotarse entre las nalgas del argentino, rozando constantemente la entrada aún cubierta por la tela de la prenda íntima. Los gemidos necesitados de Argentina sólo lo alentaron a dar más azotes, hasta donde pudiese ya que el menor no soportaría mucho.

— USA~... házlo ya—. pidió moviendo sus caderas contra la entrepierna del norteamericano, otra vez recibió más azotes siendo más fuertes que los anteriores.

Quizás esto dure un poco más.

Subo todo porque algo malo pasó csm.