Parte sin título 37

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37 - Lo inevitable.

Dylan terminó de preparar su café y fue a la sala pensando en esperar a que Enrique volviera, lo cierto era que ya estaba tardando. Encendió la televisión para distraerse.

Los minutos pasaron y de pronto escuchó el ruido de una puerta. Miró hacia la entrada y eso no era, otra vez escuchó, pero esta vez reconoció que era en el pasillo, una puerta ahora cerrándose. Apagó la televisión y se levantó decidido a ver que sucedía.

- ¿Cristel? ¿Te has despertado? -preguntó a la nada mientras se acercaba a la habitación de la pequeña.

Entró y vio todo tal cual lo dejó, había una lucecita de noche encendida y Cristel recostada tal cual se encontraba antes. Salió dejando la puerta entreabierta y fue hacia las otras habitaciones encendiendo las luces para revisar. No había nada ni nadie.

Iba a volver a la sala, cuando escuchó a Cristel gritar. Su sangre se heló y corrió de inmediato abriendo por completo la puerta y encendiendo al mismo tiempo la luz. Golpeó algo, escuchó una queja, pero no reaccionó hasta llegar a la cama con Cristel que miraba asustada en dirección a la entrada.

Hasta entonces, Dylan buscó lo que había asustado a la pequeña que ahora le abrazaba, ni siquiera tuvo que preguntar cuando él mismo se aterró al ver de qué se trataba.

- ¡¿Quién es ese?! -chilló Cristel aferrándose al muchacho.

-Dylan

El menor se levantó bruscamente al escucharlo, con Cristel en un brazo sosteniéndola como podía, pues ella se había enroscado casi por completo a él. Tomó lo primero que alcanzó, un libro infantil, y se lo aventó al intruso logrando darle de lleno en la cara. Tras eso, salió corriendo de la habitación y fue a su propio cuarto dejando a Cristel en la cama.

-Quédate aquí, arreglaré todo. -dijo nervioso y buscó rápidamente algo con que golpear de ser necesario. -Pon el seguro y solo abre cuando yo te lo pida.

Cristel lloraba, pero parecía ir calmándose, asintió y Dylan salió de la habitación. La niña era pequeña, pero entendía perfectamente, cerró tal como acordaron.

El chico llevaba una lámpara en las manos, y volvía hacia la habitación de Cristel, cuando entró, se encontró de nuevo con aquel hombre, quien ahora estaba sentado en la cama de la pequeña con una mano en la frente y expresión de enfado.

Dudó en entrar, temía que le hiciera daño, pero no iba a temerle más. Levantó la lámpara dispuesto a golpearle si intentaba agredirlo.

- ¿Qué haces aquí? -cuestionó Dylan conteniendo la rabia que comenzaba sentir. -Dijiste que no volverías, ¡¿Qué mierda haces aquí?!

-Me golpeaste dos veces, baja esa maldita lámpara de una vez. -farfulló el hombre mirándole serio.

-Dime que quieres, no pienso bajarla porque sé de lo que eres capaz.

-Lamento que sigas recordándolo, algo por un momento me hizo pensar que quizá lo habrías olvidado.

- ¿Es enserio? ¿Acaso crees que podría? Fuiste lo peor que pudo ocurrirme en la vida.

-Gracias por recordármelo. -sonrió sin ganas y se puso de pie.

-No te atrevas a acercarte, tu hija está en otra habitación, ella escucharía todo. -advirtió retrocediendo asustado, verlo frente a él, de nuevo, con ese aire de superioridad, le hacía recordar cada ocasión en que lo había dejado tirado en una cama por días.

-Descuida, no volveré a hacerte daño. De hecho, no estaba en mis planes que me vieras de nuevo, si por mí fuera, jamás hubiese ocurrido esto.

- ¿A qué has venido?

dyonisusWhere stories live. Discover now