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(Carpa de bodas)

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(Carpa de bodas)


La boda


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El joven la miró por unos segundos y sonrió al recordarla—Heidi, verdad?

—Si, la misma ¿cómo estás? No sabía que te encontraría aquí—dijo Heidi haciéndose la sorprendida ya que de alguna forma si se esperaba que Charlie asistiera a la boda. Más vale que Clara se ponga manos a la obra, pensó.

—¿Muy bien y tú? Mis padres son muy amigos de Michael y Dete y nos invitaron—dijo el muchacho.

—Mira qué casualidad. Soy sobrina de Dete ¿recuerdas a mi amiga, Clara?—el muchacho asintió—Bueno, ella es sobrina de Michael—le informó Heidi.

—Que justo, ósea que ella se encuentra aquí también?—preguntó Charlie. Heidi asintió con la cabeza y la señaló disimuladamente para que el la pudiera localizar. Clara estaba hablando con Pedro muy distraídamente.

—Me separaron de ellos, seguro lo notaste. Pero menos mal que estás aquí, no conozco a nadie—dijo Heidi.

—Digo lo mismo. Sólo los conozco a ustedes...—dijo Charlie un poco tímido.

—Quédate con nosotros si quieres, no hay problema—le dijo Heidi, Charlie le sonrió.

—¡Gracias! Claro que si—dijo el castaño y un sonido los interrumpió. Como una melodía.

Heidi observó que habían dos hombres en el altar. Se trataba del cura y de Michael Sessemann, supuso. Se veía muy elegante con su traje color beige y un peinado refinado, a simple vista se notaba el parecido que tenía con su hermano, el señor Sessemann.

Luego vió a unas niñas que llevaban flores en sus manos que caminaban por la tela que dividía las sillas, supuso que por ahí también caminaría su tía Dete. Luego pasaron otras niñas más grandes con vestidos iguales, supuso que serían las damas de honor y finalmente, la vió.

Dete se asomaba lentamente con su brazo entrelazado con el de otro hombre quien no reconocía, de repente todos se pararon y ella hizo lo mismo por inercia.

Caminaron muy despacio junto al compás de la bella melodía de fondo, la observó. No había cambiado en absoluto, parecía que el paso de estos años no habían hecho efecto en ella porque estaba exactamente igual a como la recordaba. Solo que se la veía feliz y emocionada. Radiante.

No había visto a Heidi entre tanta gente, pero cuando pasó cerca de ella, miró a su tía con una sonrisa de oreja a oreja.

Detrás, notó la mirada de Pedro e hicieron contacto visual, este le sonrió con complicidad y Heidi de inmediato quitó la mirada para centrarse en la feliz pareja. Todos se sentaron nuevamente y el cura habló:

Mountain | Heidi&PedroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora