~ Comprando Amor ~

4.- Error

Logramos remediar ese error.

Mostré una vez mi completa capacidad de solucionar cualquier problema existente en mi trabajo tal cual mi padre y abuelo hacian

Apenas terminamos el trabajo regrese a mi hogar.

Quería estar tranquilo ese día, quería dormir y descansar.

Casi no lo hacía seguido.

Cene con mi familia para después irme a descansar.

Al día siguiente mi madre me comentó que haría una pequeña reunión familiar en casa invitando a la novia de Zeldris, y algunos primos y tíos.

El abuelo se sentía bien ese día y podía bajar a convivir.

La ayude en lo que pude y mi
madre estaba más que feliz

Mi familia fue llegando poco a poco, tomaba algunos tragos con mis primos y tíos, mientras recordabamos nuestras travesuras en la niñez y mi abuelo reía y reía con nosotros.

El era nuestro pilar, gracias a el cada uno de nosotros era un excelente hombre trabajador y con carrera.

Al caer la tarde ayude a mi abuelo a subir a su habitación.

-Solo me falta que mi adorado nieto encuentre a una buena mujer que lo ayude a seguir adelante.-

Sabía que lo decía por mi, y por alguna razón el rostro de Elizabeth vino a mi mente.

Sonreí y lo deje descansar.

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Los días habían pasado tan rápido que ahora tenía ya un mes de conocerla.
La construcción había avanzado mucho, ella estaba feliz y satisfecha.

Era una tarde tranquila, regresaba de ver la construcción cerca de las 3 de la tarde.

Estacionaba la camioneta cuando escuché un pequeño rugir.

Me arme de valor.

-Se que nuestro trato es solo laboral, pero, ¿Te gustaría ir a almorzar?-

Fui seguro y claro al preguntarle y ella me sonrió.

-¡Me encantaría! Ya tengo un poco de apetito.-

Me emocioné mucho.

Bajamos de la camioneta y subimos a mi automóvil.

La lleve a mi restaurante favorito, me gustaba ir porque solo pagabas cierta cantidad de dinero por persona y podías agarrar lo que se te antojara de la gran mesa.

Elizabeth veía emocionada cuanta variedad de comida había.

-¡Me encanta el bufete! Puedes escoger de cualquier platillo.-

Me enternecio ver su entusiasmo y sonreí.
Escogimos nuestros guisos y buscamos una mesa libre.

La ayude a sentarse y comenzamos a comer.

Platicamos un poco entre bocado y bocado, ya que nuestra conexión era muy fuerte, teníamos mucho en común.

Terminamos de comer y regresamos a la empresa a terminar algunos detalles en mi oficina.

Prácticamente ella trabajaba siempre conmigo.

La noche llegó, guardamos todos los papeles y nos retiramos de la empresa

Salía del estacionamiento y la vi caminar.

-¿Vienen por ti?-

Ella me miró y negó con la cabeza.

-Voy a la estación del metro.-

-Permiteme llevarte a tu casa. Bueno si no te ofendo.-

-¿Ofenderme? ¡Me harías un gran favor!-

Le abrí la puerta y ella subió rápido.

En el trayecto cruzábamos algunas palabras, hablando de cosas comunes, como el clima, política, ella era una mujer muy culta.

Llegamos a su hogar y ella salió del automóvil y yo continúe mi camino hacia mi hogar

Llegue y me di un buen baño, el día había sido algo agitado como todos.

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Dos meses después, mi relación con Elizabeth había avanzado bastante tanto que la llevába a tomar unos tragos con Harlequin y Ban, incluso había llevado a dos de sus amigas con ella en algunas ocasiones

Elizabeth era muy sencilla, inteligente y muy amable.
Algo tímida pero educada

Tenía tantas cualidades.

Incluso por salir con ella había dejado de ver a Melascula.

Estuvo insistiendo en verme pero simplemente le decía que no.

Había cambiado algo en mi, ya no quería ser el mismo, mis ojeras incluso habían desaparecido. Ya dormía bien la mayoría de los días.

Habíamos ido a una discoteca a bailar con sus amigos y mis amigos, después de una gran velada, lleve Elizabeth a su casa.

Para luego dirigirme a la mía.

Subí directo a mi habitación.

Me cambié y me di una ducha rápida.

Me dormí al instante.

Al día siguiente al despertar fui a la habitación de mi abuelo.

El ya estaba desayunando.

-Buenos días abuelo, ¿Puedo hablar contigo?-

Le pregunté mientras asomaba mi cabeza desde la puerta.

-¡Claro que sí! Pasa Meliodas.-

Entre y me senté junto a él.

Me miró unos segundos esperando a que yo le contara.

-Creo que por fin eh encontrado a la mujer ideal.-

Se le formó una sonrisa de oreja a oreja