Capítulo 15: Quizás tengas que fingir

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15-Quizás tengas que fingir

**Renji**

Agito un sonajero frente a los ojitos despiertos de Hitsugaya que mueve las manitas para intentar cogerlo mientras yo sigo de mal humor cada vez que recuerdo a su maldito padre. ¿Pero en qué demonios piensa ese hombre? Cuando me enseñó los látigos para "amaestrar" a Byakuya casi me quedé sin respirar, menos mal que fui rápido y le dije que no pensaba hacer tal cosa por nada del mundo. En realidad, quería haberle dicho que se los metiera por el culo, pero necesito seguir trabajando para él. Por el pequeño y por su madre. Dioses...domar a Byakuya como si fuera un animal salvaje ¿pero a qué mente enferma le gustaría algo así? Esto ya no es en plan sadomasoquista, realmente Kariya ve a Byakuya como un animal sin rastro de humanidad...

-Renji...- me sobresalto en mi silla cuando oigo la melosa voz de Byakuya pronunciando mi nombre tras haberse asomado a la habitación del pequeño. Viene vestido con un yukata rojo para estar por casa con el cabello suelto algo despeinado y caído sobre sus hombros, lo cual me hace tragar saliva por lo sensual que se ve vestido así. Dioses....imaginarle jadeando mientras le flagelo no sé si me excita u horroriza....¿a él le gustaría que le hiciera eso? No puedo decirle lo que me ha propuesto su marido para hacer con él, seguramente me abofetearía o no volvería a dirigirme la palabra y con razón...

-Necesito que me hagas un favor- dejo al pequeño en su cuna unos minutos y salgo fuera viendo como Byakuya deposita en mi mano una cadena de oro con las iniciales K.H grabadas. Joder...debe costar una pasta, hasta tiene un pequeño diamante...

-Es un regalo para mi hijo por sus dieciocho años. Hoy es su cumpleaños- le miro incrédulo mientras él suspira abatido. –Si voy yo no querrá cogerlo. Dile que puede fundirlo y que le den dinero, lo necesita para él y sus hijos-

-¿Estás seguro de que quieres que se lo dé yo? Quizás esto puede servir para que entre en razón y vea que te preocupas por él y quieres sacarle de esa vida pobre que lleva...-

-Yo no voy a volver a verle. Corre peligro si me acerco a él- me pongo tenso al oír eso y veo cómo me da la espalda para irse hasta que le agarro de una muñeca deteniéndole.

-Puedes contar conmigo. Te ayudaré con este tema, con lo que necesites, pero...si me contaras todo me sería más útil para...- Byakuya se zafa de mi agarre mirándome fríamente y me niega con la cabeza antes de alejarse un poco más de mí. ¡Tsk!

-Tú eres su madre ¡deberías celebrar este día tan especial con él! - no puedo evitar gritarle eso y veo cómo se detiene a mitad de pasillo sin girarse.

-No te confundas, Renji. Quiero a mi hijo, pero el día que nació, sólo me recuerda el modo en que lo engendré. Odio este día con todas mis fuerzas-

-Byakuya...- susurro su nombre pese a que él me ignora y termina volviendo a su cuarto dejándome con el colgante en la mano y una sensación de ahogo en el pecho. Joder...cada vez que intento entrar más en su corazón, más oscuro me parece el camino. Además, lo que pasó la noche que pasamos juntos no lo hemos hablado y yo...me temo que hice algo que se salió por completo de mi control. Él me está cambiando. Me está recordando a como era antes, esa parte que reprimí hace tiempo para tener una vida normal, esa oscuridad, ese deseo pecaminoso, esa lascivia y salvajismo....

Intento borrar esos recuerdos de mi mente cuando aprovecho a salir de la mansión para ir en mi bicicleta al barrio de mala muerte que pisé la otra vez. Por suerte con mi aspecto y mis tatuajes paso bastante desapercibido entre la gente que me cruzo y consigo llegar hasta la chabola donde vive el hijo de Byakuya con ese gigante y desde la cual me llegan unos gemidos y gritos tan sonoros que algunos vecinos están asomados en sus ventanas disfrutando del espectáculo sonoro. ¿Pero qué...?

"Doncel contra Corcel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora