capitulo 11

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—No tienes que pedirlo —sujeto una de las manos de Izuna para llevarla su entrepierna donde su miembro totalmente despierto escuchaba la conversación muy de acuerdo. —Llevó viéndote desnudo desde que nos levantamos... esto debía suceder.

Izuna enrojecido completamente bajo la mirada disimuladamente hasta aquel lugar donde su mano era presionada contra algo duro... Muy duro. Trago grueso y sin proponérselo lamio sus labios.

—¿Qué tal? —preguntó Madara con voz ronca. La mirada se Izuna para nada disimulada le causaba una sensación indescriptible... por dios ya deseaba continuar con lo que tenía en mente.

—Es tal como lo recuerdo —admitió avergonzado. De toda la noche si algo no podía olvidar era la sensación de aquella monstruosidad presa bajo esos pantalones mojados por el agua de la ducha — No... es mejor.

Se arrodilló en el suelo, apresuradas sus manos deshicieron el cierre de la prenda haciéndola caer al suelo. Como un niño travieso acercó su rostro palpando suavemente la tela del bóxer, lo único que escondía de su mirada esa maravillosa masculinidad.

—Creo que no te lo advertí ¿verdad? —comentó haciendo que Madara alzará una ceja — Cuando bebo no recuerdo nada al otro día —Agarro con la punta de los dedos el elástico del bóxer extirandolo hasta separarlo de la piel y bajarlo — Y me frustra no recordar nada de la noche.

—Eso se puede solucionar —Madara esbozo una sonrisa ladina, sujetó la barbilla de Izuna alzando la unos centímetros haciendo que sus mirada chocarán —Abre la boca... te recordaré que tan bien gritaste anoche.

—Lo estoy esperan... —No alcanzó a decir más, Madara puso su erecto miembro entre sus labios moviendolo ligeramente para que estos lo dejaran entrar.

—Así... —felicitó. Los labios de Izuna se fueron abriendo por inercia para recibir todo eso en lo profundo de su cavidad —, tan bien como me lo hiciste anoche... ¿quién lo diría, tu tan serio... escondias tan criatura bajo esa carita?

Izuna hizo un intento de risa... Madara no tenía ni idea... verdaderamente no, ayer estuvo borracho y quizá, a quien engaña, lo hizo, mostró ese Izuna que por años no dejaba salir.

Izuna abrió más su boca en lo que Madara aumentaba la velocidad de sus caderas, aquel miembro entró con más rapidez a la par que salía, Izuna movía su lengua como podía tratando de acariciar a cada instante. Madara enterró sus dedos en el cabello de Izuna sujetando con fuerza estos.

Un gemido ronco escapó de la boca del mayor, en cuestión de instantes Izuna le había hecho algo... su cuerpo se extremecio, libero el agarre y se dejó hacer. Sus manos cayeron a ambos lados de su cuerpo dando libre camino al más joven.

Izuna lamio descaradamente la punta dejando besitos intercalados con suaves mordiditas... Eso le gustaba a su compañero, sus ojos no le engañaban. Volvió a meterlo todo dentro y así continuó varias veces hasta hacer a Madara gruñir de excitacion, sabiendo lo que venía retrocedió sus labios hasta la punta esperando.

— ¡Aaaahhh! —exhalo Madara un gemido de satisfacción expulsando su semen directamente en la boca de Izuna. El mencionado trago con rapidez para evitar que algo del líquido se le escapara, aun así por la comisura de sus labios hilillos de semen se escurrieron.

—L-lo siento —trato de decir. Madara sentía respeto por cualquier pareja y siempre gustaba de avisar antes de venirse. Abrió los ojos viendo frente a él, el pequeño y delgado Izuna que le miraba sonriente, con su boquita toda llena de su corrida.

—Mnn... rico —respondió acariciando su propio miembro — No te preocupes... —tranquilizó —Me gustó que lo hicieras.

Izuna se puso en pie, volteandose contra la pared. Llevó sus manos hasta su trasero agarrando sus nalgas en el proceso.

—Me harías el favor —susurró — lo abriré para tí.

Madara tuvo que morder con mucha fuerza su labio inferior para no gruñir como le pedía su salvaje interior.

—Ten por seguro —deslizó un dedo desde el inicio de la espalda baja hasta la nunca de Izuna —Que lo haré encantado —recargó su cabeza en la clavícula del menor mientras pegaba todo su pelvis contra las nalgas. Movió su cuerpo simulando embestidas dedicándose a buscar con sus manos aquellas cerezas que no se sacaba de la cabeza. Sonrió cuando las encontró, los apretó con fuerza haciendo a Izuna gruñir.

—Eres muy sensible aquí —movió sus dedos en círculos sin dejar de mover sus caderas. Izuna se moría por sentirlo dentro pero... debía admitir tenía razón.

—L-lo soy —jadeó — Esa parte de mi cuerpo siempre reacciona....

—Me gusta —pellisco jalandolos hacia delante —Son tan hermosos... su color, me encanta y mas si jadeas tan dulcemente.

—Entonces —echó sus caderas atrás buscando el viril miembro —Si metes esto... te juro que gritaré aun más.

—Trato hecho —tanteo sin mucho esfuerzo encontrando enseguida el lugar —¿Es aquí?

—Si —Izuna pegó su espalda al pecho de Madara recargando su cabeza hacia atrás — Ahí... es —ronroneó gustoso.

Lento y tortuoso sus paredes fueron dejando entrar aquel falo hasta lo más profundo. Madara gruñó tanta estrechez le volvía loco...

Izuna no estaba diferente, su boca se abrió dejando escapar gemidos sonoros a la par de que sus piernas temblaban.

Madara sujeto con fuerza las caderas de su pareja atremetiendo con fuerzas en su interior.

Llegaron a apoyarse de la pared. Izuna descanso su rostro contra la fría y húmedo azulejo del baño gimiedo deliciosamente a oídos de Madara mientras era penetrado una y otra vez.

—¿Me puedo...? —susurró con voz jadeante. Izuna a sintió y al cabo de varios segundos su interior fue llenado con la segunda corrida de su pareja. Madara le volteó ligeramente separandole de la pared para encargarse de su miembro.

Sin tardar mucho Izuna también se libero, sus piernas fallaron y Madara tuvo que sostenerle.

Acarició su mejilla dulcemente cargadole entre sus brazos para luego de cerrar la llave del agua llevarle a la cama.



"Trabajos varios" [MadaIzu \ItaSasu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora