capitulo 3

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Llegaron a un restaurante muy elegante a ojos de Izuna, pocas veces había estado en un lugar así, no se debía incómodo pero tampoco diría que estuviera acostumbrado. Madara parecía estar acostumbrado a ese tipo de ambiente. Pues claro no, el le había llevado allí, y por supuesto que ese sería su acostumbrado círculo social.

Un camarero les guió hasta una mesa en una zona bastante privada, Madara le habló y este se fue.

—Espero que no te moleste este lugar, suelo venir aquí almorzar casi todos los días, es el negocio de un amigo.

—Descuida, tu invitaste tu escoges el lugar , aunque su le hubieras dicho yo hubiese usado algo más elegante —admitió mientras sus ojos repasaban con curiosidad el menú —. Pero igual, no es que me importe.

—Lo siento —dijo —Lo tendré en mente la próxima vez.

—Esta bien.

El mismo camarero regresó en busca de su pedido, traía una botella de vino.Intercambio unas palabras con Madara y se retiró nuevamente.

—No te lo he dicho creo, ¿o si? —preguntó observando la copa que Madara llenaba para él —Soy malo con la bebida.

—Una copa no es mucho —dijo divertido.

—Creeme que si lo es —a pesar de sus palabras aceptó la bebida —, pero no estoy trabajando, así que la aceptaré.

—Eres muy interesante sabias —admitió Madara encantado con la sinceridad de Izuna —Pero necesito que estés cuerdo cuando te esté explicando lo que tenemos pendiente.

—Lo estaré, pero habla ya, la curiosidad es uno de mis defectos.

—Mi relación familiar es inestable ;mis padres están divorciados, mi relacion con mi hermano menor  es excelente y la novia de mi padre esta enamorada de mi.Te digo esto como prueba de mi confianza, ya que serás mi pareja y necesitarás saber de mi. Mi madre es un cielo, muy cariñosa y aveces resulta molesta, pero una excelente madre, por otro lado mi padre cayó en las garras de una harpia y ahora ni nos saludamos.

—Comprendo, por eso quieres una pareja —comentó con voz tranquila —. Si esa mujer ve que tienes pareja puede que intente menos contigo, o se limite a sus acciones. No te preocupes, sabre arreglarmelas bien con ese tipo de personas, encuanto a tu padre y su mala relación imagino que ella es la causante.

Madara asintió tras dar un largo sorbo a su bebida.

—No soy hombre de andar con cualquiera, han sido pocas mis parejas y tal vez resulte difícil de convencer que haya decido sentar cabeza. Mi padre quiere que me case, mi madre igual, ya mi hermano lo hizo y le va bien, según veo. Pero estos últimos años he dejado de reunirme con la familia, la razón ya la debes imaginar, las pocas veces que nos hemos visto terminó discutiendo con mi padre por razones obvias.

—Quién te mira jamás pensaría que tienes algo tan complicado, me alegra saber —sonrió —no te ofendas —aclaró —Que eres un buen chico.

—Viniendo de ti, lo tomaré como un halago.

—Hazlo, nunca miento.

Cuando la tarde llegó Izuna ya estaba de regreso en su casa, habían quedado para verse en unos días justo antes de la reunión familiar. Espera fervientemente poder ayudar a ese hombre, después de conocerlo tuvo que aceptar que Itachi tuvo mucha razón, no haría nada malo aceptando.

Los días pasaron y con ellos las veces en las que quedaban para charlar y una que otra cena o almuerzo. Ambos conocían un poco más del otro, Izuna descubrió que Madara no era sólo un oficinista, sino que bajo sus pies se alzaba una gran empresa de mucho prestigio.

Itachi por otro lado se ausentaba cada vez más por las tardes, no aceptaba trabajos con escusas rebuscadas  que al final Izuna acaba por aceptar sin creerselas, pero en señal de la confianza que se tenían lo dejó ser.

El día había llegado bastante rápido, justo en unos minutos llegaría Madara por el para tomar el vuelo hacia Kyoto donde la familia de Madara tenía su mansión principal. No mentiría si negara sentirse nervioso, Madara le había asegurado que si deseaba desistir el no le reprocharía nada, al contrario le agradecería por haber considerado ayudarle a él un extraño.

Extraño... esas palabras curiosamente no habían dejado su cabeza desde el día anterior y eran la razón principal de su nerviosismo ;se conocía bien y jamás lo que otros pensaran de él le había amedrentado, pero desde que la noche anterior había pasado las cosas eran diferentes.

Otra vez Itachi estaba en lo correcto, ese niño era todo un genio debía admitirlo sinceramente.

El sonido de la campanilla del recibidor le hizo salir de sus pensamientos, la hora había llegado ya habían llegado a por el.

Bajo las escaleras con las maletas en sus manos, sería una larga semana fuera de su casa o quizá más nadie sabía.

Casi cayendo la tarde llegaron al aeropuerto de Itami en Osaka donde al llegar la mañana tomarían otro transporte rumbo a la histórica ciudad de Kyoto. Mientras tanto se hospedrian en un hotel.

—Izuna ya he hablado con la recepción para dos habitaciones, nos llevarán las maletas en unos minutos.

—Que sea solo una —dijo a un sorprendido Madara. —Total cuando estemos con tu familia dormiremos en la misma habitación, hacerlo ahora no será diferente, pero si no quieres.

—Por mi esta bien. Aunque debo advertirte que tengo por costumbre abrazar cuando duermo —añadió divertido.

— Y yo por patear, no te preocupes dormiremos bien.

"Trabajos varios" [MadaIzu \ItaSasu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora