Dos golpes secos en la puerta me sobresaltaron. Me acerqué casi sin hacer ruido y murmuré un tímido "quien es".
-Yo- era su voz. El jefe de nuevo.
Abrí la puerta y me sorprendí al notar que no tenía llave.
-Hay que hablar- comentó ingresando al cuarto y cerrando la puerta. -Lamento toda la situación...- ambos estábamos de pie mirándonos a los ojos - la verdad es que le ordené a uno de mis hombres que buscara una doctora para vivir acá y que estuviera dispuesta a ayudarnos... creo que no escucho la parte de dispuesta- hizo una mueca con su rostro - en fin, han cometido un error y fueron despedidos por eso. En serio lo lamento-
-¡Me durmieron y me trajeron acá!- relaté colerizada
-Lo sé, pero solo lo supe cuando ví que no tenías ni idea de donde estabas. Ellos dijeron que estabas durmiendo porque estabas cansada de trabajar...- rodeé mis ojos - como sea, lo siento. Realmente iba a dejarte ir, pero... has presenciado algo que no debías-
-No voy a decir nada, lo juro-
-Perdona, pero somos un grupo y tenemos leyes que cumplir. Soy el jefe, como habrás notado,y como tal tengo que ser el primero en cumplirlas. Sé que debes imaginarte de que va todo esto...-
-Son...¿mafiosos?- me atreví a preguntarle mirando sus ojos.
-Algo así, no puedo contarte todo, hasta que todos sepamos que eres de confianza. Supongo que entenderás que si te dejo ir, corremos el riesgo de que nos delates con la policía Anne-
-No lo haría- respondí en un acto desesperado para recuperar mi libertad, aunque no estaba tan segura de si eso era cierto. De alguna manera el jefe tenía razón.
-Tengo un trato para proponerte. Te quedas cuidando a mi hermana y a cualquiera de nosotros que resulte herido durante un tiempo... si te ganas nuestra confianza y mi hermana se salva, eres libre.- sentenció
-¿Y si no?- pregunté con temor.
-Deberás acostumbrarte a recibir mis órdenes- respondió con soberbia.
-¿Y si no acepto?-
-Esa no es una opción... recuerda lo que hablamos en mi despacho-
Genial, habla de su amenaza de muerte. Que simpático sujeto. Suspiré.
-Sigo sin salir beneficiada en nada-
-Seguirás viva- respondió con sorna - y te vamos a pagar más que en el hospital donde trabajabas-
Pensé en sus palabras unos momentos. En realidad sabía que no tenía opción. Quizá si me comportaba bien, hacía todo aquello que él me pedía y su hermana se salvaba, recuperaría mi libertad antes de lo que imaginaba.
-Bien- murmuré con los dientes apretados, la angustia estaba carcomiéndome por lo que acababa de decidir. - Solo quiero saber algo... tu nombre-
-Soy Thomas- respondió acercándose a mi.
-¿Voy a dormir aquí?-
-Mi cama siempre está disponible para ti, Anne- sonrió burlón. Pero ningún músculo de mi cara se movió. Era estúpido, engreído y un demente.
Su sonrisa se borró y su gran mano se acercó a mi cara. Sus dedos gruesos y ásperos acariciaron mi mejilla mientras me miraba a los ojos.
-Realmente lo siento Anne, no tengo otra opción-
Ese gesto, ese simple gesto, hizo que le tuviera un poco de compasión. Parecía sincero respecto a sus sentimientos.
Le respondí encogiéndome de hombros y el se alejó de mi, para finalmente salir de la habitación, cerrando la puerta pero sin llave.
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¿Qué quieres de mí? (1° Libro)
RomanceHabía sido un error mi llegada a esa casa... Él no era más que un mafioso, con el que no quería tener nada que ver. Pero ¿y si era justo lo que mi vida necesitaba? TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS. OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE. 24/4/2021...